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Clases de moral panista

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Enrique Castillo González
Kaos en la red
13 de enero de 2008

Gonzalo N. Santos, patrón…

El PRI dejó claro que eso de la moral era algo exclusivamente para el discurso. Un político de ese partido, hace casi 70 años, definió muy claramente qué era la moral para él. El PAN se vistió de arcángel, se vendió como patrón de la moral; ahora son gobierno. Lea lo que este escribidor le platica que pasó en Jalisco; estoy cierto que, luego de leer, entenderá usted cómo quedó ese tema, el de la moral…

He de intentar defender la tesis que coloca a la historia como una ciencia social circular, y para ello tomaré el escenario mexicano; y, más puntualmente, el de la política en este país. Cuando el PRI (Dictadura Perfecta) era un Partido que gozaba del liderazgo del maestro rural convertido a militar (Plutarco Elías Calles), y en los tiempos que esa actividad fue un ejercicio propio de vivales y órdagos, existieron caciques sociales que fueron dueños de vidas y conciencias, y para darle un cuerpo y un nombre a esa forma de ejercer el Poder escribiré algo sobre uno de esos actores.

Alguna vez Gonzalo N. Santos, mejor conocido con el mote de “el alazán tostado”, ícono de los políticos a que aludo, dijo: “la moral es un árbol que da moras”. Con esa expresión, N. Santos dejó leer algo que no era muy difícil entender; él, alguna vez gobernador de su estado, San Luis Potosí, se convirtió, por su praxis sui generis, en el patrón de los políticos criminales que afianzaron al PRI en el poder. Esto por allá por el primer lustro de los años 40 del siglo pasado. Estos políticos hicieron fama de “cabrones” y no de justos, y dejaron como herencia (o, mejor dicho, como legado) a los que venían detrás que la única forma de llegar y mantenerse en el poder era así, viendo a la moral sólo como un asunto de mujeres, curas y civiles.

Pero más allá de contar algo del peculiar personaje, la intención de este escribidor es utilizar esa información tan iconoclasta para tratar de entender qué es lo que pasa hoy en el primer círculo del gobierno panista de Jalisco, y la interrogante brota como prurito en la dermis, porque hace algunos días brincó la nota que informaba que el procurador de Justicia de aquel estado, pletórico de charros y mariachis, estuvo en una “fiestecilla” en la que damitas menores de edad departieron con los varones presentes y lo hicieron vistiendo escasa indumentaria, al tiempo que ingerían bebidas alcohólicas. En la información de esa nota se deja saber que en esa misma fiesta fue violada una menor y que por ello ya existe una denuncia penal en curso. Trascendió también que en esa fiesta hubo prácticas sexuales con menores de edad, e incluso le ponen nombre y apellido al violador: Martín Aguirre Aguirre, ex funcionario de la comuna de Guadalajara, ciudad capital de Jalisco; y, aunque no se descarta que la muchacha pudo haber sido dopada, lo cierto es que, aunque sólo fuera verdad el 15% de lo publicado en la nota, el asunto este de “la moral”, tal y como la definía N. Santos, queda perfectamente colocado. Lo preocupante es que ahora ya no es dicho por un político de los tiempos del PRI armado; ahora son políticos que traen la sotana como bandera.

Considerando que el actual gobierno del estado de Jalisco, además de ser panista, está ligado a la derecha más clerical, y que, en esa misma escuela, quien hoy es gobierno en Jalisco hace hermano mayor al Gobierno Federal, es de investigarse incluso con métodos exegesistas todo lo ocurrido en la fiestita. Y no tanto por intentar castrar con la pluma a los señores que se dieron tiempo para hacerse de pieles femeninas: lo que se tiene que saber es si es verdad las mujeres de la fiesta son menores de edad y si la violación se dio en realidad.

Y si ese calor no fuera suficiente para la chamuscada que le echa más combustible a la hoguera, lo que declara el gobernador de ese estado, Emilio González Márquez, reconociendo que el procurador Tomás Coronado Olmos estuvo en el “convivio” mencionado, pero que el ruido que algunos medios están haciendo es con tintes políticos, deja saber que el gobernador azul/Jalisco perdió la oportunidad de fortalecer la tan cacareada moral panista y en cambio buena parte de su prestigio se ahogo entre el alcohol de esa bacanal.

El PAN llegó al gusto de los insaculadores, primero, por el fastidio que el pueblo tenía de los anteriores gobiernos y, por añadidura, de los políticos del PRI. Otro factor que tuvo que ver es la bandera que el PAN mostró: se venden al electorado como dueños de la moral y la honestidad cristiana, justos y nacionalistas, pero lo cierto es que un alto número de esos políticos han dejado ver en poco tiempo que en ese tema, la moral pues, estos políticos son mucho peores que los tricolores del siglo pasado. Es inconcebible que los que se dicen políticos morales se expongan como lo hizo el procurador de Jalisco, y, aunque es muy posible que el tema se deslice rápidamente gracias a operaciones de la secretaría de Comunicación Social, el asunto ya quedó en el paladar del ciudadano mexicano.

Último patrullaje. La frase completa del “alazán tostado” era: “la moral es un árbol que da moras… y vale p’a pura chingada”. Balazo al aire, se dice que los ultraderechistas de Guadalajara, y en especial los que acudieron a la famosa fiesta, cambiaron a la virgencita del altar por las virgencitas que beben.

Original post by Eratóstenes Horamarcada


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