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Reforma energética: contradictoria al proceso de desarrollo histórico de la nación mexicana

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Nael Ramírez Domínguez

Rebelión

30 de agosto de 2008

INTRODUCCIÓN

Hablar del petróleo, es hablar de un recurso fundamental para el desarrollo de cualquier economía, en el caso de México el petróleo ha sido palanca del desarrollo en los años posteriores a su nacionalización y hasta antes de la llegada de un nuevo modelo económico denominado neoliberalismo, el cual sustenta la contradictoria política del libre mercado (es decir, estado mínimo) en la etapa del capitalismo monopolista, contradictoria por su practicidad anacrónica.

Ante tal importancia del petróleo, es imprescindible hablar de él bajo su administración actual la paraestatal PEMEX, el surgimiento de carácter antiimperialista de éste, así como del modelo económico adoptado que vino a debilitarlo y a ponerlo hoy día en la encrucijada histórica: inversión nacional-extranjera o exclusividad del Estado en lo referente; encrucijada que bajo las condiciones de nuestro país subdesarrollado pasa a ser: desarrollo independiente o neocoloniaje.

Por la gran importancia del tema, es que comenzaré con lo fundamental para el análisis de todo objeto social, político o económico, la historia.

1.- LA EXPROPIACIÓN DE PEMEX.

1.1.- El carácter de la revolución de 1910.

La revolución de 1910, se da como todas las revoluciones, por la “necesidad imperiosa de transformar el régimen establecido, de resolver de manera progresista el profundo antagonismo entre las fuerzas que hacen posible la producción, y la forma injusta de distribuir el producto” [1].

El antagonismo que se dio en el seno del porfiriato fueron diversas, según las clases sociales que estaban inmiscuidas; pero para entender esas contradicciones, es necesario explicar las condiciones que imperaban en el contexto de 1910.

Hace noventa y ocho años vivían en México alrededor de 15 millones de compatriotas, la mayoría en condiciones dramáticas, la estructura económico-social de ese entonces era el latifundismo, que consistía en grandes haciendas, los cuales tenían bajo su dominio a pueblos enteros, con decirles que: “setenta mil de las comunidades habitadas en toda la república, cincuenta y cinco mil se hallaban bajo el dominio de hacendados” [2]. Con esta estructura económica, la concentración y centralización de la riqueza en pocas manos era incuestionable; el uno por ciento de la población era propietaria del 95 % del territorio nacional, a pesar de que el 96 % de la población se dedicaba a la agricultura [3].

En las haciendas se mantenía el modo de producción feudal, los campesinos siervos se hallaban endeudados “eternamente” mediante la tienda de raya, tienda del señor hacendado, las condiciones de vida del campesinado era la pobreza extrema.

En cuanto al comercio, no había un mercado interno eficiente, los ferrocarriles propiedades de norteamericanos e ingleses estaba orientado a servir los intereses de mineros y latifundistas que exportaban la mayor parte de la producción en forma de materias primas, y no orientado hacia el desarrollo de la economía nacional.

Respecto a la industria de ese entonces es preciso mencionar que “la industria manufacturera constituía el 72. 5 %, mientras que el 27.5 % le correspondía a otras industrias varias, como la de tabaco, calzado, textiles, etc.” [4] Lo que caracterizaba a la industria en general era su carácter de país colonial, debido a que la mayor parte de la producción salía en bruto para ser beneficiada en el extranjero. Es necesario también mencionar que la mayor parte la industria primaria como la manufacturera pertenecían a capitales extranjeros, debido a que, de 1982 a 1907, la inversión de los capitales mexicanos fue de 591 millones de pesos en la economía nacional, contra 1317 millones de peso de capitales extranjeros, de los cuales 711 millones eran capital norteamericano. Así pues, tan solo “tres años antes de iniciarse la revolución de 1910 los intereses yanquis tenían el 50 % de la riqueza nacional” [5].

Ante esas condiciones de la economía nacional, “se creó un conflicto insalvable entre la población rural y el sistema de haciendas; entre los obreros y la mayoría de los patrones de mentalidad feudal; entre la burguesía industrial mexicana del tipo nuevo que empezaba a formarse y los hacendados, banqueros especuladores, las empresas extranjeras que hacían imposible el desarrollo de la economía nacional” [6] estos conflictos fueron causa de la rebelión del pueblo mexicano contra la dictadura porfiriana.

Pero ¿qué intereses representaban los impulsores del cambio progresista de la situación económica, social y política de México? Los intereses que representaban eran propias de su clase, los campesinos y los obreros se movilizaban los primeros por tierras y libertad, los segundos por mejores condiciones de vida y de salario, los escritores intelectuales como Flores Magón y Molina Enríquez pertenecientes a la pequeña burguesía, representaban las posiciones de avanzada en la reivindicación del pueblo y la nación, así mismo la burguesía terrateniente moderna, opuesta a las relaciones feudales de producción combatía el régimen de Díaz, el claro ejemplo es Francisco I. Madero, miembro de una familia terrateniente e industrial en el norte, así mismo la burguesía industrial nacional se oponía a la entrega de los mejores recursos naturales a capitales extranjeros. Estas dos últimos grupos de una misma clase se oponían al régimen, pero sin romper absolutamente con los lazos que tenían en el círculo gobernante.

Es pues, por las condiciones de ese entonces y los intereses de clases que participaron en la rebelión contra la dictadura pro-imperialista de Díaz, que la revolución de 1910 tuvo un carácter democrático, antifeudal y antiimperialista, el carácter antiimperialista es propio de revoluciones de países coloniales subyugados por el imperialismo.

1.2.- La expropiación petrolera.

Como resultado de la revolución de 1910 y su carácter democrático, antifeudal y antiimperialista se llego a formular una nueva constitución, la que retomó todo los anhelos de los grupos y clases que participaron en la revolución, claramente expuestos en los artículos 3, 27 y 123 constitucional.

La constitución de 1917 era para su tiempo una de las constituciones más avanzadas en cuanto a su contenido de seguridad social y derechos laborales, pero también por su contenido ajeno al liberalismo clásico, el cual tiene a la propiedad privada como “derecho natural”, en el caso de nuestra constitución, el Estado es propietario de las tierras y aguas, los recursos naturales, minerales, etc., y es éste el que “tiene el derecho de trasmitir su dominio a los particulares, constituyendo así la propiedad privada” [7] , es ese el carácter superior de nuestra constitución respecto a otras constituciones liberales.

El carácter de la república mexicana tomara un rumbo distinto al de las naciones europeas en ese entonces desarrollándose hacia el imperialismo, en México y como resultado de la revolución de 1910, así como de sus condiciones materiales, se adoptará una forma de política económica propia de los países subdesarrollados, y que responda a la necesidad de un desarrollo independiente, tal política es conocida como el nacionalismo revolucionario, que es: “una vía capitalista de desarrollo, pero no idéntica al capitalismo clásico,… que abre a los países del capitalismo periférico la posibilidad de desenvolver sus fuerzas productivas con independencia y progreso social [8].

El nacionalismo revolucionario, es el resultado de luchas previas por la independencia económica de la nación, ésta política económica es la que da sustento jurídico e ideológico a la expropiación petrolera, el cual es preparada y organizada por Vicente Lombardo Toledano, secretario general de la CTM y que dirigió el Sindicato de Trabajadores Petroleros para la obtención de un solo contrato de trabajo para toda la industria petrolera, la cual estaba en manos de compañías norteamericanas e inglesas; ante la desobediencia de estas empresas extranjeras a sujetarse a la legislación mexicana, Lombardo Toledano conduce la lucha hacia una posible huelga de trabajadores de la industria petrolera y con ella a un paro productivo de dicha área, ante ello es que se da la decisión patriótica del presidente Lázaro Cárdenas de expropiar y nacionalizar la industria petrolera en 1938.

Es en 1940 cuando se enriquece el contenido del artículo 27 constitucional, al incorporarse el párrafo sexto, el cual dispone que tratándose del petróleo y de carburos, será exclusividad de la nación la explotación de esos recursos [9].

La expropiación petrolera es, pues, el resultado de una política económica surgida de los anhelos por los que se luchó en la revolución de 1910, el nacionalismo revolucionario es el resultado de las luchas antiimperialistas de inicios del siglo XX, luchas que tenían como objetivo la plena independencia de nuestra nación respecto del exterior, tanto en lo económico como en lo político, para así tener una plena soberanía nacional.

La expropiación y nacionalización petrolera es el punto álgido de despliegue de una política económica antiimperialista y a su vez, comienzo de una etapa de desarrollo independiente de nuestra economía, aun teniendo sus errores y en ocasiones retrocesos.

2.- EL NEOLIBERALISMO

2.1.- El cambio de modelo económico.

El nacionalismo revolucionario estuvo predominando en nuestra economía hasta antes de los ochenta, con sus errores, sus tropiezos y en ocasiones sus retrocesos, aún así se disponía al desarrollo de manera independiente de nuestro país.

Con la crisis de la deuda externa de nuestro país de finales de los setentas, se pide apoyo financiero al Fondo Monetario Internacional (FMI) y al Banco Mundial (BM), organismos internacionales que sirven como tentáculos del imperialismo norteamericano y europeo para imponer su visión del mundo y subyugar a los países subdesarrollados.

El FMI y el BM dan créditos para contrarrestar los déficits públicos de gobiernos, en el caso nuestro, del gobierno mexicano. Otorgan los préstamos pero con condiciones de “reformas estructurales” que causen beneficios a las empresas transnacionales europeas y principalmente estadounidenses, estas reformas estructurales son: la eliminación de aranceles, la formación de un estado mínimo, es decir, que el Estado no sea propietario de empresas, la venta de las empresas por parte de los Estados a la iniciativa privada, la “flexibilización laboral” que no es más que arrebatarle derechos a los trabajadores para beneficios de las arcas de las empresas extranjeras, etc.

Estas condiciones que pide el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, esas “reformas estructurales” no es más que principios del modelo económico neoliberal; de acuerdo con la Mtra. Ifigenia Martínez, “el neoliberalismo retoma las viejas ideas de dejar hacer, dejar pasar; de la mano invisible del mercado del siglo pasado, nos habla del libre comercio, libre movimiento de capital, libre convertibilidad de las monedas, reducción de la participación del Estado en la economía y su confinamiento a un área social y de los topes” [10].

Como vemos, los postulados y principios del neoliberalismo son los propios que proponía el liberalismo en el siglo XIX, pero en aquel siglo era una etapa pre-monopolista, es decir no existían monopolios empresariales, y se necesitaba el “libre mercado”, el “libre comercio” para crear la riqueza material que declarara obsoleta al feudalismo. Pero en nuestras condiciones actuales, en la etapa del imperialismo, fase superior del capitalismo como manifestara Lenin, es ingenuo pensar en el “libre mercado”, en el “libre comercio” debido a que los monopolios existentes son los que controlan los mercados y son los que imponen sus reglas consensuadamente, violentamente o como sea, el capital no conoce formas sino fines.

En México este modelo económico neoliberal asaltó el poder con la administración de Miguel de la Madrid, el cual siguió sus designios al privatizar alrededor de 700 empresas paraestatales, así como su sucesor Carlos Salinas De Gortari que privatizó alrededor de 400 empresas paraestatales, Ernesto Zedillo Ponce de León que privatizó los Ferrocarriles, Vicente Fox Quesada que logró “reformas” y “aperturas” y el actual presidente Felipe Calderón que desea privatizar a PEMEX, mediante estos personajes, el grupo y partido político que los postula y que están detrás de ellos es que se mantiene el modelo económico neoliberal.

2.2.- Neoliberalismo y PEMEX.

Como hemos visto, el neoliberalismo postula la mínima intervención del Estado en las cuestiones económicas, al ser adoptada esa política económica en México por el gobierno de Miguel de la Madrid, se busca debilitar lo más que se pueda a las empresas paraestatales, para con esto dar sustento al viejo discurso de que el Estado es un mal administrador y con ello, privatizar todos sus bienes, esta intención neoliberal es adoptada para debilitar a PEMEX.

Hace más de un cuarto de siglo, Pemex era una empresa exitosa, cuyo crecimiento en productos superaba el 10 % anual. Tenía siete refinerías (Cadereyta, Salamanca, Tula, Minatitlán, Salina Cruz, Madero y Azcapotzalco), hace ya 27 años que no se construye una sola refinería en México, desde 1982 no se incrementa la refinación y la petroquímica ha disminuido un 80%. En amoniaco teníamos el complejo más grande del mundo: 5 millones de toneladas por año, hoy fabricamos solamente el 10%. Estos datos dan muestra de la viabilidad de PEMEX como empresa paraestatal en los inicios de la década de los ochenta [11].

En la actualidad, y debido al debilitamiento que impusieron a PEMEX todos los gobiernos neoliberales de Miguel de la Madrid hasta Vicente Fox, es que la empresa se ha debilitado, pero aún así sus rentas son vitales para el funcionamiento financiero del Estado mexicano.

2.3.- PEMEX hoy.

En la actualidad sería un error afirmar que PEMEX pasa por un buen estado financiero y tecnológico, pero esto no da pie al fatalismo del discurso neoliberal para justificar su privatización.

PEMEX hoy tiene una debilidad, pero recordemos, esta debilidad financiera y tecnológica fue producida por la intencionalidad de los gobiernos neoliberales para dar pauta a la privatización.

En cuanto deuda, se ha observado un crecimiento anual compuesto de 11 por ciento en diez años de 1995 a 2004, al pasar de 165 miles de millones de pesos en 1995 a 419 miles de millones de pesos en 2004, sin considerar el pasivo laboral, lo que convierte a Pemex en la empresa petrolera más endeudada del mundo. [12]

En cuanto a carga fiscal, PEMEX aporta el 42 % de sus recursos al fisco, por ejemplo, en 2007 los ingresos de PEMEX fueron de 100 mil millones de dólares, y representaron 12.5 % del PIB; de ese monto la paraestatal gastó 40 mil millones de dólares: 11 mil en operación; una cantidad igual en gastos de inversión para amortizar obras y pagar intereses sobre créditos recibidos; y 18 mil en importación de gasolinas. Los 60 mil millones de dólares restantes se transfirieron al gobierno federal para cubrir gasto social y nómina de la burocracia. [13] El régimen fiscal actual es una de los más altos en el mundo, esto claramente desangra a PEMEX y no le deja recursos suficientes para reinvertirse.

Ahora en cuanto funcionamiento, PEMEX tiene seis refinerías, la refinería de Azcapotzalco fue cerrada en 1991. En cuanto a la producción de las restantes, de diciembre de 2002 a igual mes de 2007, la elaboración de petrolíferos en las refinerías se incremento un escalofriante 1 %, mientras la importación de esos productos creció, en igual periodo un 135 %. En ese mismo lapso de tiempo, la importación de gasolina del extranjero se incrementó un 263 % y la de Diesel un 201%. “En números cerrados, de las ganancias petroleras acumuladas del 2002 al 2007 se han destinado 50 mil millones de dólares para importar productos petrolíferos, monto más que suficiente para haber podido construir cuando menos siete refinerías a lo largo y ancho de la república mexicana”, esto en las propias palabras del economista Carlos Fernández Vega [14].

Ahora, en cuanto a los costos de operación de PEMEX con respecto a sus ventas es de menos de 10%, la empresa transnacional Shell, que es la que le sigue tiene un costo de operación respecto de sus ventas de 45 %, esto nos quiere decir que PEMEX es una empresa rentable, debido a que le cuesta alrededor de cuatro dólares la producción de un barril de petróleo, mientras que la venta de ese barril en el marcado oscila hoy día en 110 dólares.

En general podemos decir que: “PEMEX ocupa el sexto lugar en producción de petróleo, el séptimo por la cuantía de sus reservas y el noveno por su capacidad de refinación” [15] , ante esto y lo anterior explicitado podemos decir que PEMEX es una empresa fructífera, redituable para el Estado mexicano, competitiva y viable por si misma, solo falta que se deje de desangrar y debilitar por parte de los neoliberales, los cuales buscan “justificar” su privatización y su entrega al capital transnacional.

3.- CONCLUSIONES.

Podemos concluir que la revolución de 1910 fue una revolución causada por la agudización de las contradicciones de clase, y la agudización de la contradicción entre los intereses del pueblo mexicano en general y los intereses del imperialismo, sobre todo norteamericano, contradicción entre tener una patria libre e independiente de parte de los mexicanos, y tener una neocolonia con grandes riquezas naturales, esto de parte de los imperialistas y sus servidores, la oligarquía porfirista.

Tales contradicciones vinieron a superarse por medio de la revolución de 1910, el cual tuvo un carácter determinantemente antiimperialista, esto debido a la situación de colonialismo en el que estaba nuestra patria.

Por el carácter antiimperialista de la revolución se define la política económica a seguir en las postrimerías, esa política llega a ser el nacionalismo revolucionario, en el cual confluyen ideas de diversa índole, pero en general determinadas a construir y desarrollar una economía independiente del capital extranjero, y es en su punto álgido de esta política económica que se da la expropiación y nacionalización de la industria petrolera.

La política económica surgida de la revolución de 1910 es abandonada y erradicada del ámbito público a la llegada de nuevos “líderes” instruidos en las escuelas norteamericanas, los llamados tecnócratas neoliberales, los cuales vienen a realizar en nuestro país todas las recomendaciones y dictados de Washington en cuanto a economía.

Y es a la llegada de éste modelo económico neoliberal, ajeno al proceso de desarrollo histórico propio de nuestra nación, que se vienen a privatizar todos los bienes estatales, para después ser adquiridas por capitales extranjeros, es decir, volver a las condiciones de neocoloniaje en que estaba nuestra patria bajo la dictadura de Porfirio Díaz. Volver al pasado, ese pasado de sojuzgamiento, de perdida de soberanía, de despojo y violación de nuestros derechos.

“La reforma energética” llamado por sus defensores, “la privatización de PEMEX” llamado por sus críticos conscientes no es más que lo ya expuesto, la intención de apoderarse del recurso que nos ayudo a desarrollarnos como país a mediados del siglo pasado, apoderarse del principal ingreso de divisas de nuestro país, apoderarse de nuestro destino como nación, apoderarse de todo lo que sostiene nuestra patria.

Se podrá argumentar que lo que se busca no es privatizar, sino solamente sacar a PEMEX de su situación financiera y tecnológica con la ayuda del capital privado, lo mismo se nos dijo con la reforma eléctrica en el periodo de Zedillo, y hoy día las empresas privadas generan alrededor del 30 % de la energía eléctrica que consume el país, ¿acaso no es privatizar eso?, para que se privatice PEMEX no es necesario que en vez de PEMEX aparezca SHELL o EXXON en los letreros de las gasolineras o refinerías, para privatizar falta solo que se inmiscuyan gradualmente en los procesos productivos propios de PEMEX.

En este último cuarto de siglo nos han privatizado y siguen amenazándonos las privatizaciones, ya privatizaron Altos Hornos de México, El Ferrocarril, los Bancos, Telmex, intentan ahora privatizar PEMEX, después han de querer privatizar CFE, IMSS, etc.

Como nación subdesarrollada pasamos por momentos en que países imperialistas nos neocolonializan, con sus capitales y empresas. Así mismo, vemos que cada día estamos más diezmados en cuanto a recursos naturales y económicos. Vemos con preocupación cómo volvemos cada día a ser lo que fuimos durante el porfiriato, a ser colonia.

Pero al igual que bajo el porfiriato las condiciones de pobreza, desigualdad, de concentración y centralización de la riqueza un muy pocas manos, están formando la agudización de contradicciones entre los que desean una patria libre de imperialismo y el imperialismo que cada día desea privatizar todo. Se están agudizando los intereses encontrados, y como toda contradicción exacerbada tiende a superarse, necesariamente se superara de manera progresista estas contradicciones, la cuestión es ir creando las fuerzas necesarias para la superación progresista de tal contradicción, las fuerzas que restituyan la independencia económica y por tanto política de nuestra nación respecto del exterior, las fuerzas que garanticen la plena soberanía de nuestro pueblo, fuerzas progresistas que construyan o impulsen a la construcción de una política petrolera, energética que garantice la viabilidad de PEMEX y la viabilidad de desarrollo independiente de nuestra nación, con justicia social y democracia real.

Pero tal construcción de una viabilidad económica referente a PEMEX y nuestra nación, en la actualidad hegemónicamente neoliberal, no puede ser la búsqueda de la política económica del nacionalismo revolucionario, debido a la imposibilidad de cambios graduados cuasipasivos bajo el “fascismo del capital monopolista” [16] , sino la construcción de un nuevo régimen político económico que rompa las relaciones de subordinación con el imperialismo y que construya progresivamente la socialización de los medios de producción y de los recursos naturales en manos de un nuevo Estado que responda a los intereses de la mayoría de la población.

Para que PEMEX no se vea desmembrada y debilitada, el nuevo Estado debe tenerla como apoyo a la economía más no como una caja chica del cual se saque los recursos que el Estado no pueda sacar de otras fuentes, como pasa en la actualidad. PEMEX en el nuevo Estado debe ser primordial en la estructura política económica nacional, en el sentido de que se encarga de un recurso necesario y sobre todo no renovable, carácter doble del petróleo que lo hace apetitoso a las ambiciones monopólicas imperialistas que dominan hoy el orbe.

A grosso modo PEMEX tiene viabilidad pero no bajo el régimen económico neoliberal, ni con una política económica no decidida a barrer el senil sistema capitalista, sino tendrá viabilidad solo con la instauración de un régimen económico que trate a los recursos naturales, físicos y sociales no como una mera abstracción mercantilista, sino como factores, elementos complementarios para el desarrollo histórico de la humanidad en su camino hacia la justicia social y el bienestar material. El debate sobre la reforma energética no debería basarse en la situación actual de PEMEX de la que se ha hablado mucho, sino de los modelos económicos que puedan revitalizarla y en base a la profundización de tal debate, hablar hasta de sistemas económicos que beneficien no solo a PEMEX, ni México, sino a la humanidad entera.

* * * * * * * * * *

[1] Lombardo Toledano, Vicente. Carta a la juventud sobre la revolución mexicana, su origen, desarrollo y perspec-tivas. México. Ediciones de la Juventud Popular Socialista, 1960 P. 7

[2] Idem.

[3] Idem.

[4] Ibidem. P. 9

[5] idem

[6] Ibídem. P. 11

[7] Art. 27 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

[8] Amezcua Dromundo, Cuauhtemoc. “México en los umbrales del siglo XXI” Edit. El Caballito. México, 2000. P.147.

[9] Campos Vega, Juan. “El artículo 27 constitucional: propiedad originaria y recursos energéticos”. En Revista: Nueva Democracia. No. 13. Segundo trimestre de 2005.

[10] Mtra. Efigenia Martínez. El neoliberalismo, atentado contra la soberanía y el bienestar popular , en el libro “Soberanía y unidad de los pueblos latinoamericanos y caribeños” Ediciones de la Sociedad Mexicana de Estudios Legislativos. A. C. México, 2000. P.60.

[11] “la privatización inconstitucional de PEMEX” por Frente de Trabajadores de la Energía. www.fte.energía.org ;

“Ni una refinería en 27 años” por Carlos Fernández Vega. La Jornada 14 de febrero de 2008.

[12] “solución para PEMEX” Por Juan José Suarez Coppel. En http://ejecutivosdefinanzas.org.mx

[13] “veinticinco años tras la privatización de PEMEX” por Carlos Fernández Vega. La jornada 13 de febrero de 2008.

14] “Ni una refinería en 27 años” por Carlos Fernández Vega. La Jornada 14 de febrero de 2008.

[15] “Los neoliberales secaron a PEMEX” por Carlos Fernández Vega. La jornada 05 de febrero de 2008.

[16] Valdés Vivó, Raul. “reflexiones sobre el neolIiberalismo con peligro de fascismo” Editora Política. 2003.

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Original post by Eratóstenes Horamarcada


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