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Asesinado periodista en Cuba

July 12th, 2008 Posted in historia, izquierda, Socialismo No Comments »

El 26 de julio de 1953, en Santiago de Cuba, un grupo de opositores a la dictadura de Fulgencio Batista tomó por asalto el Cuartel Moncada, una de las fortalezas militares más importantes en el territorio nacional. Aunque los combatientes, encabezados por el joven abogado Fidel Castro, fueron derrotados, el suceso, en la memoria colectiva cubana, encarna el momento cuando el país resuelve que es posible desembarazarse del régimen subordinado a Estados Unidos para conducir su política, su economía y su historia por un camino independiente, durante cuyo viaje el pueblo todo fuera reconquistando la libertad y la dignidad. El siguiente artículo aparece en la edición de julio del periódico Kiosco, dedicado a conmemorar la Revolución Cubana.

Asesinado periodista en Cuba
Gerardo de Jesús Monroy
erathora@gmail.com

In memoriam C. B. A.

Noticias de 1958

Tratándose de Cuba, la Guerra Fría no ha finalizado. Estamos en 2008. Hemos verificado medio siglo desde el triunfo de la Revolución y a lo largo de todo este tiempo el gobierno de Estados Unidos ha sostenido sin detenerse su asedio sobre la isla, un asedio que abarca acciones de sabotaje contra su agricultura, su ganadería y su industria; la violación de sus espacios aéreos, marítimos y terrestres (Guantánamo); secuestros y encarcelamientos injustos de ciudadanos cubanos (citemos el caso reciente de “los cinco”: militantes comunistas condenados por el régimen de Bush, basado en mentirosas acusaciones de espionaje); atentados contra la vida de dirigentes revolucionarios; atentados terroristas como el estallido (6 de octubre de 1976) del vuelo 455 de Cubana de Aviación, donde murieron 73 personas inocentes; un bloqueo económico en el que se obliga a participar a los países controlados por Estados Unidos; y —el más eminente de sus ataques— la invasión del país en abril de 1961, felizmente repelida por el pueblo cubano.

Con excepción del bloqueo, la mayoría de las acciones enumeradas, más otras que corrieron en el mismo sentido, no rindieron los frutos que Estados Unidos esperaba. Pero donde la violencia fracasó, la ‘pacífica’ guerra psicológica dio al imperio victorias memorables. Gracias a la tenaz e insidiosa campaña de Estados Unidos en los medios informativos —cuyos propósitos y origen pasan inadvertidos por el gran público—, en el imaginario colectivo de Occidente, hoy en día, Fidel y Raúl Castro representan atraso económico, brutalidad policiaca y ausencia de libertad.

Uno de los lugares comunes de la propaganda imperial repite que en las cárceles cubanas se tortura a los periodistas y que éstos son asesinados en el cumplimiento de su deber. Ambas afirmaciones son falsas. La única prisión cubana donde se tortura actualmente es la de la bahía de Guantánamo, ocupada de forma indebida por Estados Unidos desde 1898. Y el último periodista que murió asesinado en Cuba fue Carlos Bastidas Argüello, ejecutado en mayo de 1958, antes de la Revolución, por la policía de Fulgencio Batista, el opresor vasallo de Estados Unidos cuya dictadura combatió y derrocó Fidel Castro.

Vida de Carlos

Carlos Bastidas Argüello nació en Ecuador en 1935. Estudió Comunicación en Estados Unidos. En su calidad de corresponsal de El Telégrafo y otros periódicos de su país, fue testigo de las revueltas húngaras de 1956 contra el dominio soviético, así como de la caída de los regímenes de Gustavo Rojas Pinilla en Colombia y de Marcos Pérez Jiménez en Venezuela.

Bastidas se había comprometido con los ideales de progreso para los pueblos con los que en aquella época se sentían identificados muchos jóvenes en el mundo. Su compromiso ideológico desató la ira de sujetos como Rojas Pinilla y Pérez Jiménez; este último llegó a ponerlo prisionero. Leónidas Trujillo, el dictador de la República Dominicana, ni siquiera le permitió ingresar al territorio nacional.

De acuerdo con el biógrafo de Bastidas, Juan Marrero González, el reportero arribó a la Sierra Maestra cubana a principios de marzo de 1958 para entrevistar a los guerrilleros que se habían alzado contra Batista. Conversó con Fidel Castro y hasta colaboró con Radio Rebelde, la emisora de la guerrilla, presentándose a los oyentes con el pseudónimo de Atahualpa Recio.

Bastidas, ciertamente, no pretendió nunca ser ‘objetivo’ o ‘imparcial’. ¿Será deseable la imparcialidad? Lo que sé es que es irrealizable; salvo escasísimas y honrosas excepciones, los empleados de los medios defienden los intereses de los dueños del canal televisivo, la estación radiodifusora o el periódico. Y los defienden mintiendo. Bastidas decidió tomar partido, pero no al servicio de un interés, sino de una idea; y decidió defender esta idea no con la mentira, sino con la verdad. Y al igual que Ernest Hemingway en la Guerra Civil Española, su solidaridad con los pobres lo llevó a desempeñarse como periodista y como combatiente.

El 13 de mayo de 1958, luego de discutir en un bar, el teniente Orlando Marrero ultimó a balazos a Bastidas. Tenía apenas 23 años. Del crimen nada dijo la prensa batistiana. El cadáver del ecuatoriano permaneció tres días con la policía, hasta que fue reclamado por el Colegio de Periodistas de Cuba.

Año con año, cientos de periodistas mueren cruelmente en el llamado ‘mundo libre’ de la órbita norteamericana. Sin ir más lejos, en nuestro México, durante el sexenio de Vicente Comes-y-te-vas Fox, treinta y dos periodistas fueron asesinados, lo que nos coloca en la nada honorable posición de ser, junto a Colombia, el país latinoamericano donde las vidas de los periodistas corren mayor riesgo.

Durante los cincuenta años de la Revolución liderada por Fidel Castro, ni un solo periodista, cubano o extranjero, ha fallecido de forma violenta en Cuba en razón de sus opiniones. El homenaje mínimo que podemos hacerle a Carlos Bastidas Argüello es revelar esta verdad.

Original post by Eratóstenes Horamarcada

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«He sido un asesino psicópata»

December 13th, 2007 Posted in guerra, Socialismo No Comments »

Jimmy Massey: «He sido un asesino psicópata»*
Testimonio de un ex soldado marine de EEUU que peleó en Irak

Rosa Miriam Elizalde**
Red Voltaire
22 de noviembre de 2007

Durante casi 12 años el sargento Jimmy Massey fue un marine de corazón duro. En marzo del 2003, llegó a Irak con las tropas invasoras y dirigió a 45 hombres que no dudaron en matar a civiles inocentes. Jimmy Massey participando en la Feria del Libro de Caracas, donde presentó su libro Cowboys de Infierno, un crudo testimonio del genocidio que EE.UU. comete día a día contra el pueblo iraquí. El ex marine responde a las preguntas de la periodista cubana Rosa Miriam Elizalde de Cubadebate. Desde Caracas.

Dos fotografías del soldado Jimmy Massey en Irak al desencadenarse la invasión estadounidense en marzo 2003.

«Tengo 32 años y soy un asesino psicópata entrenado. Las únicas cosas que sé hacer es venderle a los jóvenes la idea de enrolarse en los marines y matar. Soy incapaz de conservar un trabajo. Para mí los civiles son despreciables, retrasados mentales, unos débiles, una manada de ovejas. Yo soy su perro pastor. Soy un depredador. En el Ejército me llamaban “Jimmy el Tiburón”».

Este es el segundo párrafo del libro escrito hace tres años por Jimmy Massey, con la ayuda de la periodista Natasha Saulnier, que fue presentado en la Feria del Libro de Caracas. Cowboys de Infierno es el relato más violento que se haya escrito hasta ahora de la experiencia de un ex miembro del Cuerpo de Marines, uno de los primeros en llegar a Irak durante la invasión del 2003 y que decidido a contar todas las veces que sean necesarias qué significa haber sido por 12 años un despiadado marine y por qué lo cambió la guerra.

Jimmy asistió como panelista al taller principal de la Feria, que tiene un título polémico: «Estados Unidos, la Revolución posible», y su testimonio ha sido quizás el de mayor impacto en la audiencia. Lleva el pelo con un corte militar, espejuelos oscuros, camina con aires marciales y sus brazos están completamente tatuados. Parece exactamente lo que era: un marine. Cuando habla es otra cosa: alguien profundamente marcado por una aterradora experiencia que intenta evitarle a otros jóvenes incautos. Como asegura en su libro, no ha sido el único que mató en Irak: esta fue una práctica constante entre sus compañeros. Cuatro años después de dejar la guerra, todavía vive perseguido por las pesadillas.

Rosa Miriam Elizalde: ¿Qué significan todos esos tatuajes?

Jimmy Massey: Tengo muchos. Me los hice en el Ejército. En la mano (señala la zona entre los dedos pulgar y anular), el logo de Blackwater, el ejército mercenario que fue fundado donde yo nací, en Carolina del Norte. Me lo hice en un acto de resistencia, porque los marines tienen prohibido tatuarse la zona que va de las muñecas a las manos. Un día los integrantes de mi pelotón nos emborrachamos y todos nos hicimos el mismo tatuaje: un cowboy de ojos inyectados en sangre sobre varias ases, que representan la muerte. Quiere decir exactamente eso que estás pensando: «mataste a alguien». En el brazo derecho, el símbolo de los marines, con la bandera norteamericana y la Texas, donde me enrolé en el Ejército. En el pecho, del lado izquierdo, un dragón chino que desgarra la piel y significa que el dolor es la debilidad escapándose del cuerpo. Lo que no nos mata nos hace más fuerte.

Tapa del libro Cowboys del Infierno que fue presentado en la Feria del Libro de Caracas (FILVEN 2007) y en presencia de Jimmy Massey. Usted podrá pedir el libro escribiendo a la editorial Timéli: mail@timeli.ch y apoyar de esta manera a nuestras investigaciones periodísticas.

Rosa Miriam Elizalde: ¿Por qué dijo que en el Cuerpo de Marines encontró las peores personas que usted ha conocido en su vida?

Jimmy Massey: Estados Unidos solo tiene dos maneras de usar a los marines: para tareas humanitarias y para asesinar. En los 12 años que yo pasé en el Cuerpo de Marines de los Estados Unidos jamás participé en misiones humanitarias.

Rosa Miriam Elizalde: Antes de ir a Irak usted reclutaba a jóvenes para que ingresaran en el Ejército. ¿Qué significa ser un reclutador en Estados Unidos?

Jimmy Massey: Ser un mentiroso. La administración Bush ha forzado a la juventud norteamericana para que se enrole en el Ejército y lo que básicamente hace –y yo hice también- es tratar de ganar gente con incentivos económicos. Durante tres años recluté a 74 personas, que nunca me dijeron que querían entrar en el Ejército para defender al país ni argumentaron ninguna razón patriótica. Querían recibir dinero para ir a una universidad u obtener un seguro de salud. Y yo les describía primero todas esas ventajas y solo al final les hablaba de que iban a servir a la patria. Jamás recluté al hijo de un rico. Para mantener el trabajo, los reclutadores no podíamos tener escrúpulos.

Rosa Miriam Elizalde: Ahora el Pentágono ha relajado más los requisitos para entrar al Ejército. ¿Qué significa eso?

Jimmy Massey: Los estándares para el reclutamiento han descendido enormemente, porque casi nadie quiere enrolarse. Ya no es un impedimento tener problemas mentales ni antecedentes criminales. Pueden ingresar personas que han cometido felonías, es decir que han sido sentenciadas a más de un año de cárcel, lo que se considera un delito serio. Pueden ingresar muchachos que no han terminado los estudios preuniversitarios. Si pasan la prueba mental, ingresan.

Rosa Miriam Elizalde: Usted cambió después de la guerra, pero ¿qué sentimientos tenía antes?

Jimmy Massey: Yo era como otro soldado cualquiera, que creía en lo que le decían. Sin embargo, desde que estaba reclutando comencé a sentirme mal: como reclutador tenía que mentir todo el tiempo.

Rosa Miriam Elizalde: Sin embargo, creyó que su país se enrolaba en una guerra justa contra Irak.

Jimmy Massey: Sí. Los reportes de inteligencia que recibíamos decían que Saddan tenía armas de destrucción masiva. Después descubrimos que todo era mentira.

Rosa Miriam Elizalde: ¿Cuándo se enteró que lo habían engañado?

Jimmy Massey: En Irak, a donde llegué en marzo de 2003. A mi pelotón le tocó ir a los lugares que habían sido del Ejército iraquí y vimos miles y miles de municiones en cajas que llevaban la etiqueta norteamericana y estaban ahí desde que los Estados Unidos ayudaban al gobierno de Saddan en guerra contra Irán. Vi cajas con la bandera norteamericana y hasta tanques de EE.UU. Mis marines –yo era sargento de categoría E6, un rango superior al sargento, y dirigía a 45 marines- me preguntaban por qué había municiones de nuestro país en Irak. No entendían. Los informes de la CIA afirmaban que Salmon Pac era un campo de terroristas y que íbamos a encontrar armas químicas y biológicas. No encontramos nada. En ese momento empecé a pensar que nuestra misión realmente era el petróleo.

Rosa Miriam Elizalde: Las líneas más perturbadoras de su libro son esas donde usted se reconoce como asesino psicópata. ¿Puede explicar por qué lo dice?

Jimmy Massey: He sido un asesino psicópata porque me entrenaron para matar. No nací con esa mentalidad. Fue el Cuerpo de Infantería de Marina quien me educó para que fuera un gangster de las corporaciones estadounidenses, un delincuente. Me entrenaron para cumplir ciegamente la orden del Presidente de Estados Unidos y traerle a casa lo que él pidiera, sin reparar en ninguna consideración moral. Yo era un psicópata porque nos ensañaron a disparar primero y a preguntar después, como lo haría un enfermo y no un soldado profesional que solo debe enfrentar a otro soldado. Si había que matar a mujeres y a niños, lo hacíamos. Por tanto, no éramos soldados, sino mercenarios.

Rosa Miriam Elizalde: ¿Qué experiencia exactamente le hizo a usted llegar a esa conclusión?

Jimmy Massey: Hubo varias. Nuestro trabajo era ir a determinadas áreas de las ciudades y ocuparnos de la seguridad en las carreteras. Hubo un incidente en particular -y muchos más- que realmente me llevó hasta el borde del precipicio. Afectó a un coche que llevaba civiles iraquíes. Todos los informes de inteligencia que nos llegaban decían que los carros iban cargados con bombas y explosivos. Esa era la información que recibíamos de la inteligencia. Los carros llegaban a nuestros controles y hacíamos algunos disparos de advertencia; cuando no detenían su marcha a la velocidad que indicábamos, disparábamos sin contemplaciones.

Rosa Miriam Elizalde: ¿Con las ametralladoras?

Jimmy Massey: Sí. Esperábamos que hubiera explosiones al acribillar cada vehículo. Pero nunca oímos nada. Luego abríamos el carro y ¿qué encontrábamos?: muertos o heridos, y ni una sola arma, ninguna propaganda de Al Qaeda, nada. Salvo civiles en el lugar equivocado y en el momento equivocado.

Rosa Miriam Elizalde: Usted también relata cómo su pelotón ametralló una manifestación pacífica. ¿Es así?

Jimmy Massey: Sí. En los alrededores del Complejo Militar de Rasheed, al sur de Bagdad, cerca del río Tigris. Había manifestantes al final de la calle. Eran jóvenes y no tenían armas. Y cuando avanzamos había ya un tanque que estaba aparcado a un lado de la calle. El conductor del tanque nos dijo que eran manifestantes pacíficos. Si los iraquíes hubieran querido hacer algo podían haber volado el tanque. Pero no lo hicieron. Sólo estaban manifestándose. Eso nos hizo sentirnos bien porque pensamos: «Si fueran a dispararnos, lo habrían hecho ya». Ellos estaban como a 200 metros de nuestro retén.

Rosa Miriam Elizalde: ¿Quién dio la orden de ametrallar a los manifestantes?

Jimmy Massey: Del alto mando nos dijeron que no perdiéramos de vista a los civiles porque muchos fedayines (combatientes) de la Guardia Republicana se habían quitado los uniformes, se habían puesto ropas de civiles y estaban desencadenando ataques terroristas contra los soldados estadounidenses. Los informes de inteligencia que nos daban eran conocidos básicamente por cada miembro de la cadena de mando. Todos los marines teníamos muy clara la estructura de la cadena de mando que se organizó en Irak. Yo creo que la orden de disparar a los manifestantes vino de altos funcionarios de la Administración, eso incluía tanto a los centros de inteligencia militar como gubernamental.


Rosa Miriam Elizalde: ¿Usted qué hizo?

Jimmy Massey: Yo regresé a mi vehículo, un humvee (un jeep altamente equipado) y escuché un tiro por encima de mi cabeza. Mis marines empezaron a disparar y yo también. No nos devolvieron ningún disparado, mientras que yo había disparado 12 veces.

Quise asegurarme de que habíamos matado según las normas de combate de la convención de Ginebra y los procedimientos operativos reglamentarios. Intenté olvidarme de sus caras y busqué las armas, pero no había ninguna.

Rosa Miriam Elizalde: ¿Y sus superiores cómo reaccionaron?

Jimmy Massey: Me dijeron que «la mierda ocurre».

Rosa Miriam Elizalde: Cuando sus compañeros se enteraron que habían sido engañados, ¿cómo reaccionaron?

Jimmy Massey: Yo era segundo en el mando. Mis marines me preguntaban por qué estábamos matando a tantos civiles. «¿Tú puedes hablar con el teniente?», me preguntaron. «Diles que tiene que haber retenes adecuados, preparados por los ingenieros de combate». La respuesta fue: «No». En el momento en que los marines descubrieron que era una gran mentira, enloquecieron más.

Nuestra primera misión en Irak no fue para dar apoyo humanitario, como decían los medios, sino para asegurar los campos petroleros de Bassora. En la ciudad de Karbala usamos la artillería por 24 horas. Fue la primera ciudad que atacamos. Yo pensé que íbamos a darle ayuda médica y alimenticia a la población. No. Seguimos de largo hasta los campos petroleros. Antes de llegar a Irak, estuvimos en Kuwait.

Llegamos en enero de 2003 y nuestros vehículos estaban llenos de comida y medicina. Le pregunté al teniente qué íbamos a hacer con los suministros, pues apenas cabíamos nosotros con tantas cosas dentro. Me dijo que su capitan le había ordenado dejar todo en Kuwait. Poco después nos dieron la orden de quemarlo todo: alimentos y suministros médicos humanitarios.

Rosa Miriam Elizalde: Usted también ha denunciado el uso del uranio empobrecido…

Jimmy Massey: Tengo 35 años y sólo conservo el 80 por ciento de mi capacidad pulmonar. Me han diagnosticado una enfermedad degenerativa de la columna vertebral, fatiga crónica y dolor en los tendones. Antes, todos los días corría 10 kilómetros por puro placer, y ahora solo puedo caminar entre 5 y 6 km todos los días. Tengo temor de tener niños por eso. Mi cara está inflamada. Mira esta foto (me muestra la imagen que aparece en la credencial de la Feria del Libro), me la tomaron poco después de regresar de Irak. Parezco un Frankenstein. Todo eso se lo debo al uranio empobrecido, ahora imagínate lo que estará pasando con la gente en Irak.

Rosa Miriam Elizalde: ¿Qué ocurrió cuando regresó a Estados Unidos?

Jimmy Massey: Me trataron como un loco, un cobarde, un traidor.

Rosa Miriam Elizalde: Sus superiores han dicho que es mentira todo lo que ha contado.

Jimmy Massey: La evidencia contra ellos es abrumadora. El Ejército norteamericano esta agotado. Mientras más tiempo dure esta guerra, más posibilidades habrá de que mi verdad aparezca.

Rosa Miriam Elizalde: El libro que usted ha presentado en Venezuela está editado en español y en francés. ¿Por qué no se ha publicado en Estados Unidos?

Jimmy Massey: Las editoriales han exigido que elimine los nombres reales de las personas que están involucradas en su historia y que presente la guerra en Irak como envuelta en una neblina, menos crudamente. No estoy dispuesto a hacerlo. Editoriales como New Press, supuestamente de izquierda, se negaron a publicarlo porque temían verse envueltas en un pleito presentado por la gente involucrada en el libro.

La asociación de Jimmy Massey, la IVAW «Veteranos de Irak contra la Guerra» (Iraq Veterans Against the War, IVAW) organizando una marcha de protesta en los EEUU para denunciar esta ilegal y abusiva invasión.

Rosa Miriam Elizalde: ¿Por qué medios como The New York Times y The Washington Post jamás reprodujeron su testimonio?

Jimmy Massey: Yo no repetía el cuento oficial, de que las tropas estaban en Irak para ayudar al pueblo, ni repetía que los civiles morían por accidente. Me negué a decir eso. No había visto ningún disparo accidental contra los iraquíes y me negué a mentir.

Rosa Miriam Elizalde: ¿Ha cambiado esa actitud?

Jimmy Massey: No. Lo que han hecho es incorporar opiniones y libros de personas con objeciones de conciencia: que están contra la guerra en general o que participaron en la guerra, pero no tuvieron este tipo de experiencia. Se resisten todavía a mirar de frente la realidad.

Rosa Miriam Elizalde: ¿Tiene fotografías o documentos que prueben lo que usted nos ha contado?

Jimmy Massey: No. Me quitaron todas mis pertenencias, cuando me ordenaron regresar a Estados Unidos. Regresé de Irak solo con dos armas: mi mente y un cuchillo.

Rosa Miriam Elizalde: ¿Habrá alguna salida a corto plazo para la guerra?

Jimmy Massey: No. Lo que veo es una misma política entre demócratas y republicanos. Son la misma cosa. La guerra es un negocio para ambos partidos, que dependen del Complejo Militar Industrial. Necesitamos un tercer partido.

Rosa Miriam Elizalde: ¿Cuál?

Jimmy Massey: El del socialismo.

Rosa Miriam Elizalde: Usted ha participado en un taller cuyo título es «Estados Unidos: La Revolución es posible». ¿Cree que realmente que habrá revolución en EE.UU.?

Jimmy Massey: Ya comenzó. En el sur, donde yo nací.

Rosa Miriam Elizalde: Pero esa ha sido tradicionalmente la zona más conservadora del país.

Jimmy Massey: Después del Katrina eso cambió. Nueva Orleáns se parece a Bagdad. La gente del sur está indignada y se pregunta todos los días cómo es posible que se atrevan a invertir en una guerra inútil y en Bagdad, cuando no lo han hecho en Nueva Orleans. Recuerda también que en el Sur se inició la primera gran rebelión del país.

Rosa Miriam Elizalde: ¿Iría usted a Cuba?

Jimmy Massey: Admiro a Fidel y al pueblo de Cuba y por supuesto, si me invitan, yo iré a la Isla. No me importa qué me diga mi gobierno. Nadie controla a dónde yo voy.

Rosa Miriam Elizalde: ¿Sabe usted que el símbolo del desprecio imperial hacia nuestra nación es una fotografía de marines mientras orinaban sobre la estatua de José Martí, el Héroe de nuestra Independencia?

Jimmy Massey: Si, lo sé. En el Cuerpo de Marines nos hablaban de Cuba como una colonia de los Estados Unidos y nos ensañaron algo de Historia. Parte de la formación de un marine es aprender algunas cosas de los países que habrá que invadir, como dice la canción.

Rosa Miriam Elizalde: ¿La canción de los marines?

Jimmy Massey: (Canta) «From the halls of Montezuma, to the shores of Tripoli…» (Desde las salas de Montezuma hasta las playas de Trípoli…)

Rosa Miriam Elizalde: Es decir, los marines quieren estar en todo el mundo.

Jimmy Massey: El sueño es dominar al mundo…, aunque por el camino nos conviertan a todos en asesinos.

* Jimmy Massey es actualmente uno de los principales activistas de la organización Veteranos de Irak contra la Guerra (Iraq Veterans Against The War, IVAW).

** Rosa Miriam Elizalde. Periodista cubana. Más artículos de esta autora.

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Entrevista a Jimmy Massey en la televisión venezolana

Parte 1

Parte 2

Parte 3

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«He sido un asesino psicópata»

December 13th, 2007 Posted in guerra, Socialismo No Comments »

Jimmy Massey: «He sido un asesino psicópata»*
Testimonio de un ex soldado marine de EEUU que peleó en Irak

Rosa Miriam Elizalde**
Red Voltaire
22 de noviembre de 2007

Durante casi 12 años el sargento Jimmy Massey fue un marine de corazón duro. En marzo del 2003, llegó a Irak con las tropas invasoras y dirigió a 45 hombres que no dudaron en matar a civiles inocentes. Jimmy Massey participando en la Feria del Libro de Caracas, donde presentó su libro Cowboys de Infierno, un crudo testimonio del genocidio que EE.UU. comete día a día contra el pueblo iraquí. El ex marine responde a las preguntas de la periodista cubana Rosa Miriam Elizalde de Cubadebate. Desde Caracas.

Dos fotografías del soldado Jimmy Massey en Irak al desencadenarse la invasión estadounidense en marzo 2003.

«Tengo 32 años y soy un asesino psicópata entrenado. Las únicas cosas que sé hacer es venderle a los jóvenes la idea de enrolarse en los marines y matar. Soy incapaz de conservar un trabajo. Para mí los civiles son despreciables, retrasados mentales, unos débiles, una manada de ovejas. Yo soy su perro pastor. Soy un depredador. En el Ejército me llamaban “Jimmy el Tiburón”».

Este es el segundo párrafo del libro escrito hace tres años por Jimmy Massey, con la ayuda de la periodista Natasha Saulnier, que fue presentado en la Feria del Libro de Caracas. Cowboys de Infierno es el relato más violento que se haya escrito hasta ahora de la experiencia de un ex miembro del Cuerpo de Marines, uno de los primeros en llegar a Irak durante la invasión del 2003 y que decidido a contar todas las veces que sean necesarias qué significa haber sido por 12 años un despiadado marine y por qué lo cambió la guerra.

Jimmy asistió como panelista al taller principal de la Feria, que tiene un título polémico: «Estados Unidos, la Revolución posible», y su testimonio ha sido quizás el de mayor impacto en la audiencia. Lleva el pelo con un corte militar, espejuelos oscuros, camina con aires marciales y sus brazos están completamente tatuados. Parece exactamente lo que era: un marine. Cuando habla es otra cosa: alguien profundamente marcado por una aterradora experiencia que intenta evitarle a otros jóvenes incautos. Como asegura en su libro, no ha sido el único que mató en Irak: esta fue una práctica constante entre sus compañeros. Cuatro años después de dejar la guerra, todavía vive perseguido por las pesadillas.

Rosa Miriam Elizalde: ¿Qué significan todos esos tatuajes?

Jimmy Massey: Tengo muchos. Me los hice en el Ejército. En la mano (señala la zona entre los dedos pulgar y anular), el logo de Blackwater, el ejército mercenario que fue fundado donde yo nací, en Carolina del Norte. Me lo hice en un acto de resistencia, porque los marines tienen prohibido tatuarse la zona que va de las muñecas a las manos. Un día los integrantes de mi pelotón nos emborrachamos y todos nos hicimos el mismo tatuaje: un cowboy de ojos inyectados en sangre sobre varias ases, que representan la muerte. Quiere decir exactamente eso que estás pensando: «mataste a alguien». En el brazo derecho, el símbolo de los marines, con la bandera norteamericana y la Texas, donde me enrolé en el Ejército. En el pecho, del lado izquierdo, un dragón chino que desgarra la piel y significa que el dolor es la debilidad escapándose del cuerpo. Lo que no nos mata nos hace más fuerte.

Tapa del libro Cowboys del Infierno que fue presentado en la Feria del Libro de Caracas (FILVEN 2007) y en presencia de Jimmy Massey. Usted podrá pedir el libro escribiendo a la editorial Timéli: mail@timeli.ch y apoyar de esta manera a nuestras investigaciones periodísticas.

Rosa Miriam Elizalde: ¿Por qué dijo que en el Cuerpo de Marines encontró las peores personas que usted ha conocido en su vida?

Jimmy Massey: Estados Unidos solo tiene dos maneras de usar a los marines: para tareas humanitarias y para asesinar. En los 12 años que yo pasé en el Cuerpo de Marines de los Estados Unidos jamás participé en misiones humanitarias.

Rosa Miriam Elizalde: Antes de ir a Irak usted reclutaba a jóvenes para que ingresaran en el Ejército. ¿Qué significa ser un reclutador en Estados Unidos?

Jimmy Massey: Ser un mentiroso. La administración Bush ha forzado a la juventud norteamericana para que se enrole en el Ejército y lo que básicamente hace –y yo hice también- es tratar de ganar gente con incentivos económicos. Durante tres años recluté a 74 personas, que nunca me dijeron que querían entrar en el Ejército para defender al país ni argumentaron ninguna razón patriótica. Querían recibir dinero para ir a una universidad u obtener un seguro de salud. Y yo les describía primero todas esas ventajas y solo al final les hablaba de que iban a servir a la patria. Jamás recluté al hijo de un rico. Para mantener el trabajo, los reclutadores no podíamos tener escrúpulos.

Rosa Miriam Elizalde: Ahora el Pentágono ha relajado más los requisitos para entrar al Ejército. ¿Qué significa eso?

Jimmy Massey: Los estándares para el reclutamiento han descendido enormemente, porque casi nadie quiere enrolarse. Ya no es un impedimento tener problemas mentales ni antecedentes criminales. Pueden ingresar personas que han cometido felonías, es decir que han sido sentenciadas a más de un año de cárcel, lo que se considera un delito serio. Pueden ingresar muchachos que no han terminado los estudios preuniversitarios. Si pasan la prueba mental, ingresan.

Rosa Miriam Elizalde: Usted cambió después de la guerra, pero ¿qué sentimientos tenía antes?

Jimmy Massey: Yo era como otro soldado cualquiera, que creía en lo que le decían. Sin embargo, desde que estaba reclutando comencé a sentirme mal: como reclutador tenía que mentir todo el tiempo.

Rosa Miriam Elizalde: Sin embargo, creyó que su país se enrolaba en una guerra justa contra Irak.

Jimmy Massey: Sí. Los reportes de inteligencia que recibíamos decían que Saddan tenía armas de destrucción masiva. Después descubrimos que todo era mentira.

Rosa Miriam Elizalde: ¿Cuándo se enteró que lo habían engañado?

Jimmy Massey: En Irak, a donde llegué en marzo de 2003. A mi pelotón le tocó ir a los lugares que habían sido del Ejército iraquí y vimos miles y miles de municiones en cajas que llevaban la etiqueta norteamericana y estaban ahí desde que los Estados Unidos ayudaban al gobierno de Saddan en guerra contra Irán. Vi cajas con la bandera norteamericana y hasta tanques de EE.UU. Mis marines –yo era sargento de categoría E6, un rango superior al sargento, y dirigía a 45 marines- me preguntaban por qué había municiones de nuestro país en Irak. No entendían. Los informes de la CIA afirmaban que Salmon Pac era un campo de terroristas y que íbamos a encontrar armas químicas y biológicas. No encontramos nada. En ese momento empecé a pensar que nuestra misión realmente era el petróleo.

Rosa Miriam Elizalde: Las líneas más perturbadoras de su libro son esas donde usted se reconoce como asesino psicópata. ¿Puede explicar por qué lo dice?

Jimmy Massey: He sido un asesino psicópata porque me entrenaron para matar. No nací con esa mentalidad. Fue el Cuerpo de Infantería de Marina quien me educó para que fuera un gangster de las corporaciones estadounidenses, un delincuente. Me entrenaron para cumplir ciegamente la orden del Presidente de Estados Unidos y traerle a casa lo que él pidiera, sin reparar en ninguna consideración moral. Yo era un psicópata porque nos ensañaron a disparar primero y a preguntar después, como lo haría un enfermo y no un soldado profesional que solo debe enfrentar a otro soldado. Si había que matar a mujeres y a niños, lo hacíamos. Por tanto, no éramos soldados, sino mercenarios.

Rosa Miriam Elizalde: ¿Qué experiencia exactamente le hizo a usted llegar a esa conclusión?

Jimmy Massey: Hubo varias. Nuestro trabajo era ir a determinadas áreas de las ciudades y ocuparnos de la seguridad en las carreteras. Hubo un incidente en particular -y muchos más- que realmente me llevó hasta el borde del precipicio. Afectó a un coche que llevaba civiles iraquíes. Todos los informes de inteligencia que nos llegaban decían que los carros iban cargados con bombas y explosivos. Esa era la información que recibíamos de la inteligencia. Los carros llegaban a nuestros controles y hacíamos algunos disparos de advertencia; cuando no detenían su marcha a la velocidad que indicábamos, disparábamos sin contemplaciones.

Rosa Miriam Elizalde: ¿Con las ametralladoras?

Jimmy Massey: Sí. Esperábamos que hubiera explosiones al acribillar cada vehículo. Pero nunca oímos nada. Luego abríamos el carro y ¿qué encontrábamos?: muertos o heridos, y ni una sola arma, ninguna propaganda de Al Qaeda, nada. Salvo civiles en el lugar equivocado y en el momento equivocado.

Rosa Miriam Elizalde: Usted también relata cómo su pelotón ametralló una manifestación pacífica. ¿Es así?

Jimmy Massey: Sí. En los alrededores del Complejo Militar de Rasheed, al sur de Bagdad, cerca del río Tigris. Había manifestantes al final de la calle. Eran jóvenes y no tenían armas. Y cuando avanzamos había ya un tanque que estaba aparcado a un lado de la calle. El conductor del tanque nos dijo que eran manifestantes pacíficos. Si los iraquíes hubieran querido hacer algo podían haber volado el tanque. Pero no lo hicieron. Sólo estaban manifestándose. Eso nos hizo sentirnos bien porque pensamos: «Si fueran a dispararnos, lo habrían hecho ya». Ellos estaban como a 200 metros de nuestro retén.

Rosa Miriam Elizalde: ¿Quién dio la orden de ametrallar a los manifestantes?

Jimmy Massey: Del alto mando nos dijeron que no perdiéramos de vista a los civiles porque muchos fedayines (combatientes) de la Guardia Republicana se habían quitado los uniformes, se habían puesto ropas de civiles y estaban desencadenando ataques terroristas contra los soldados estadounidenses. Los informes de inteligencia que nos daban eran conocidos básicamente por cada miembro de la cadena de mando. Todos los marines teníamos muy clara la estructura de la cadena de mando que se organizó en Irak. Yo creo que la orden de disparar a los manifestantes vino de altos funcionarios de la Administración, eso incluía tanto a los centros de inteligencia militar como gubernamental.


Rosa Miriam Elizalde: ¿Usted qué hizo?

Jimmy Massey: Yo regresé a mi vehículo, un humvee (un jeep altamente equipado) y escuché un tiro por encima de mi cabeza. Mis marines empezaron a disparar y yo también. No nos devolvieron ningún disparado, mientras que yo había disparado 12 veces.

Quise asegurarme de que habíamos matado según las normas de combate de la convención de Ginebra y los procedimientos operativos reglamentarios. Intenté olvidarme de sus caras y busqué las armas, pero no había ninguna.

Rosa Miriam Elizalde: ¿Y sus superiores cómo reaccionaron?

Jimmy Massey: Me dijeron que «la mierda ocurre».

Rosa Miriam Elizalde: Cuando sus compañeros se enteraron que habían sido engañados, ¿cómo reaccionaron?

Jimmy Massey: Yo era segundo en el mando. Mis marines me preguntaban por qué estábamos matando a tantos civiles. «¿Tú puedes hablar con el teniente?», me preguntaron. «Diles que tiene que haber retenes adecuados, preparados por los ingenieros de combate». La respuesta fue: «No». En el momento en que los marines descubrieron que era una gran mentira, enloquecieron más.

Nuestra primera misión en Irak no fue para dar apoyo humanitario, como decían los medios, sino para asegurar los campos petroleros de Bassora. En la ciudad de Karbala usamos la artillería por 24 horas. Fue la primera ciudad que atacamos. Yo pensé que íbamos a darle ayuda médica y alimenticia a la población. No. Seguimos de largo hasta los campos petroleros. Antes de llegar a Irak, estuvimos en Kuwait.

Llegamos en enero de 2003 y nuestros vehículos estaban llenos de comida y medicina. Le pregunté al teniente qué íbamos a hacer con los suministros, pues apenas cabíamos nosotros con tantas cosas dentro. Me dijo que su capitan le había ordenado dejar todo en Kuwait. Poco después nos dieron la orden de quemarlo todo: alimentos y suministros médicos humanitarios.

Rosa Miriam Elizalde: Usted también ha denunciado el uso del uranio empobrecido…

Jimmy Massey: Tengo 35 años y sólo conservo el 80 por ciento de mi capacidad pulmonar. Me han diagnosticado una enfermedad degenerativa de la columna vertebral, fatiga crónica y dolor en los tendones. Antes, todos los días corría 10 kilómetros por puro placer, y ahora solo puedo caminar entre 5 y 6 km todos los días. Tengo temor de tener niños por eso. Mi cara está inflamada. Mira esta foto (me muestra la imagen que aparece en la credencial de la Feria del Libro), me la tomaron poco después de regresar de Irak. Parezco un Frankenstein. Todo eso se lo debo al uranio empobrecido, ahora imagínate lo que estará pasando con la gente en Irak.

Rosa Miriam Elizalde: ¿Qué ocurrió cuando regresó a Estados Unidos?

Jimmy Massey: Me trataron como un loco, un cobarde, un traidor.

Rosa Miriam Elizalde: Sus superiores han dicho que es mentira todo lo que ha contado.

Jimmy Massey: La evidencia contra ellos es abrumadora. El Ejército norteamericano esta agotado. Mientras más tiempo dure esta guerra, más posibilidades habrá de que mi verdad aparezca.

Rosa Miriam Elizalde: El libro que usted ha presentado en Venezuela está editado en español y en francés. ¿Por qué no se ha publicado en Estados Unidos?

Jimmy Massey: Las editoriales han exigido que elimine los nombres reales de las personas que están involucradas en su historia y que presente la guerra en Irak como envuelta en una neblina, menos crudamente. No estoy dispuesto a hacerlo. Editoriales como New Press, supuestamente de izquierda, se negaron a publicarlo porque temían verse envueltas en un pleito presentado por la gente involucrada en el libro.

La asociación de Jimmy Massey, la IVAW «Veteranos de Irak contra la Guerra» (Iraq Veterans Against the War, IVAW) organizando una marcha de protesta en los EEUU para denunciar esta ilegal y abusiva invasión.

Rosa Miriam Elizalde: ¿Por qué medios como The New York Times y The Washington Post jamás reprodujeron su testimonio?

Jimmy Massey: Yo no repetía el cuento oficial, de que las tropas estaban en Irak para ayudar al pueblo, ni repetía que los civiles morían por accidente. Me negué a decir eso. No había visto ningún disparo accidental contra los iraquíes y me negué a mentir.

Rosa Miriam Elizalde: ¿Ha cambiado esa actitud?

Jimmy Massey: No. Lo que han hecho es incorporar opiniones y libros de personas con objeciones de conciencia: que están contra la guerra en general o que participaron en la guerra, pero no tuvieron este tipo de experiencia. Se resisten todavía a mirar de frente la realidad.

Rosa Miriam Elizalde: ¿Tiene fotografías o documentos que prueben lo que usted nos ha contado?

Jimmy Massey: No. Me quitaron todas mis pertenencias, cuando me ordenaron regresar a Estados Unidos. Regresé de Irak solo con dos armas: mi mente y un cuchillo.

Rosa Miriam Elizalde: ¿Habrá alguna salida a corto plazo para la guerra?

Jimmy Massey: No. Lo que veo es una misma política entre demócratas y republicanos. Son la misma cosa. La guerra es un negocio para ambos partidos, que dependen del Complejo Militar Industrial. Necesitamos un tercer partido.

Rosa Miriam Elizalde: ¿Cuál?

Jimmy Massey: El del socialismo.

Rosa Miriam Elizalde: Usted ha participado en un taller cuyo título es «Estados Unidos: La Revolución es posible». ¿Cree que realmente que habrá revolución en EE.UU.?

Jimmy Massey: Ya comenzó. En el sur, donde yo nací.

Rosa Miriam Elizalde: Pero esa ha sido tradicionalmente la zona más conservadora del país.

Jimmy Massey: Después del Katrina eso cambió. Nueva Orleáns se parece a Bagdad. La gente del sur está indignada y se pregunta todos los días cómo es posible que se atrevan a invertir en una guerra inútil y en Bagdad, cuando no lo han hecho en Nueva Orleans. Recuerda también que en el Sur se inició la primera gran rebelión del país.

Rosa Miriam Elizalde: ¿Iría usted a Cuba?

Jimmy Massey: Admiro a Fidel y al pueblo de Cuba y por supuesto, si me invitan, yo iré a la Isla. No me importa qué me diga mi gobierno. Nadie controla a dónde yo voy.

Rosa Miriam Elizalde: ¿Sabe usted que el símbolo del desprecio imperial hacia nuestra nación es una fotografía de marines mientras orinaban sobre la estatua de José Martí, el Héroe de nuestra Independencia?

Jimmy Massey: Si, lo sé. En el Cuerpo de Marines nos hablaban de Cuba como una colonia de los Estados Unidos y nos ensañaron algo de Historia. Parte de la formación de un marine es aprender algunas cosas de los países que habrá que invadir, como dice la canción.

Rosa Miriam Elizalde: ¿La canción de los marines?

Jimmy Massey: (Canta) «From the halls of Montezuma, to the shores of Tripoli…» (Desde las salas de Montezuma hasta las playas de Trípoli…)

Rosa Miriam Elizalde: Es decir, los marines quieren estar en todo el mundo.

Jimmy Massey: El sueño es dominar al mundo…, aunque por el camino nos conviertan a todos en asesinos.

* Jimmy Massey es actualmente uno de los principales activistas de la organización Veteranos de Irak contra la Guerra (Iraq Veterans Against The War, IVAW).

** Rosa Miriam Elizalde. Periodista cubana. Más artículos de esta autora.

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Entrevista a Jimmy Massey en la televisión venezolana

Parte 1

Parte 2

Parte 3

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Venezuela, punto de partida

December 4th, 2007 Posted in Hugo Chavez, izquierda, Socialismo No Comments »

Rosa Miriam Elizalde
Rebelión

4 de diciembre de 2007

Hugo Chávez nos tiene mal acostumbrados. Los que llevamos nuestro corazón a la izquierda debidamente condenado por hereje, como dijera Roque Dalton, esperábamos la victoria del SI en el Referendo Constitucional venezolano, arropados en los incesantes triunfos electorales que han sobrevenido desde hace casi una década y en las múltiples evidencias del apoyo popular al gobierno bolivariano.

Amanecimos este lunes con otro resultado y una sensación de estupor, que ha ido derivando, poco a poco, en un sentimiento despejado. ¿Qué hay detrás de los por cientos de la votación y en particular de ese delgado 1,4 que aventaja a la oposición venezolana? Golpes bajos de adentro y de afuera, financiamiento norteamericano a grupos estudiantiles –las pruebas las publicó este domingo The Washington Post-, la manipulación y el cerco, la incesante educación para el olvido y el odio que predican los medios opositores, los puntos de la Reforma insuficientemente explicados o deliberadamente falseados, las traiciones, el hiato que a veces se percibe entre la política bolivariana y la expresión de esa política –como me comentara en una entrevista el General Alberto Müller- y otras circunstancias que serían largas de explicar.

Sin embargo, si se mira a distancia lo ocurrido este domingo en Venezuela, quizás el saldo sea más favorable para el gobierno de Chávez de lo que parece tras el velo orgiástico que este lunes cubre las noticias sobre ese país en la prensa internacional. La oposición se ha quedado huérfana de su principal argumento. La tesis cardinal que manejaron contra la Reforma era la supuesta intención del Presidente de perpetuarse en el poder con un gobierno arbitrario y antidemocrático, pero ¿qué clase de dictador es este que reconoció los resultados de inmediato y con humildad? ¿Cuándo se había visto algo semejante en Venezuela?

Un editorial de La Jornada comentaba este lunes que paradójicamente, el triunfo electoral de la oposición venezolana es, también, una victoria moral para el movimiento que encabeza Hugo Chávez. Recordaba, por supuesto, las numerosas ocasiones en que este gobierno ha salido victorioso del escrutinio popular y con qué altura reconocía los resultados que ahora le han sido adversos. Reconocía que las elecciones transcurrieron con intachable transparencia, desde el momento en que se abrieron las urnas hasta el cierre en la madrugada en la que el Presidente aceptó sin ambigüedad el resultado, que –afirma el diario mexicano- “refrenda actitudes y disposiciones inequívocamente democráticas que deben ser reconocidas”.

Pero se pueden especular otras derivaciones positivas. No es posible que, de ahora en adelante, para el proceso bolivariano el factor electoral pese más en la adopción de tácticas y estrategias que la circunstancia concreta, esa que atañe directamente a las necesidades y derechos de la población. Un previsible objetivo para los tiempos que se avecinan será incorporar otras vías movilizadoras que consoliden todavía más la indudable vocación democrática de la actual Venezuela.

Este no es el punto final de un proceso que tiene por delante cinco años en que podrá seguir gobernando de acuerdo con la Constitución actual aprobada poco después de la llegada de Chávez al poder. Es más bien un punto de partida. El gobierno que ha sobrevivido a un golpe de Estado y a un terrible paro petrolero, la administración de un país que sabe perfectamente que la violencia del dinero es tan peligrosa como la violencia de la miseria, la Revolución que ha logrado el imposible de convivir con una derecha que se encierra en su autocomplacencia y en la insolidaridad orgullosa de su náusea por los pobres; ese gobierno, digo, tiene infinitas reservas para convertir la experiencia electoral de este domingo en una fuerza más para legitimarse.

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Reforma constitucional venezolana: “No pudimos… por ahora”

December 4th, 2007 Posted in economia, Hugo Chavez, izquierda, Socialismo No Comments »

Marcelo Colussi
Rebelión
4 de diciembre de 2007

Ganó el NO. ¿Ganó la democracia? ¿Ganó el pueblo venezolano en su conjunto?

Esto último suele decirse en toda contienda electoral, pero sin dudas, más allá de la declaración políticamente correcta esperable en estas lides, tras los comicios siempre hay ganadores y perdedores.

¿Quién ganó el domingo 2 de diciembre? El campo popular definitivamente no. La derecha festeja el triunfo –pírrico, por cierto (1.5% de diferencia)– como “el comienzo del fin de la era Chávez”. Ya están contando los días para su alejamiento del poder en el 2013. Con esto, al menos así pretende presentarlo, quedaría demostrado que “el tirano no es imbatible”, y por tanto ahora redoblarán sus esfuerzos para sacarse de encima este “indeseable”. Si se le pudo derrotar en este referéndum, ¿por qué no se le podría derrotar también en nuevos enfrentamientos electorales?

Es muy prematuro hoy, unas horas después de conocidos los resultados, abrir análisis exhaustivos y proponer escenarios futuros. Pero sin dudas hay que hacerlo, y con mucha celeridad. Es más: no sólo con celeridad sino –fundamentalmente– con honestidad (esto es, quizá, una de las cosas que más faltan en las lecturas de la realidad).

La derecha ganó porque desde el mismo momento en que se vio que el presidente Chávez se salía de las normas de lo que debe hacer un mandatario “bien portado”, comenzó su trabajo de ataque al proceso bolivariano. Si son nueve años intentando construir una nueva sociedad por parte del gobierno, son nueve años de continuo ataque, sabotaje, colocación de obstáculos y guerra mediática por parte de la oposición. Y si no se llegó aún a la vía armada para su desbarrancamiento es porque las condiciones generales no lo permiten. Pero ello no está descartado (las hipótesis de magnicidio o de intervención militar estadounidense son posibilidades nunca descartadas).

¿Por qué no ganó la opción del SÍ? No se trata de buscar culpables, chivos expiatorios, de hacer autoflagelaciones. Lo importante es buscar leer adecuadamente la nueva realidad que se abre.

¿Perdió Chávez? ¿Perdió el campo popular? ¿Es sólo una batalla en la larga guerra? ¿Será, como dijo el presidente en su discurso a la madrugada inmediatamente después de conocerse los resultados, que no se pudo… por ahora?

Como todo fenómeno político –humano, en definitiva– no hay causas simples; hay, en todo caso, un entramado de circunstancias que explican el resultado final.

El bloque del NO sacó más o menos la misma cantidad de votos que obtuvo en las pasadas elecciones presidenciales en diciembre del 2006; es decir: no creció. Es especialmente destacable el grado de abstención: 44.11 %. Esa fue una de las grandes bases de la derrota del SÍ. Por otro lado, de la masa de votos obtenida por el presidente Chávez el año pasado (7 millones 300.000), ahora el bloque del SÍ llega sólo a 4 cuatro millones 300.000 votos. ¿Qué pasó con esos tres millones? ¿Por qué no votó esa población? Es ahí donde debe empezar el análisis y la propuesta de corrección.

¿El chavismo está a la baja? Nada lo indicaría, y los resultados del referéndum de ayer no hablan de una merma en la popularidad del presidente. ¿La población no está interesada en los cambios que traía la reforma constitucional? Nada indica eso tampoco. Pero algo pasó que no salió a votar.

Podríamos decir que los elementos cuartorepublicanos que sigue habiendo en el aparato de Estado desmotivan a la población. Eso es real, y sobre eso hay que empezar a buscar correctivos. La propuesta de reforma, justamente, buscaba comenzar a generar otra cosa. De ahí el poder conferido a las instancias de base como garantía de fiscalía social, de poder de base. ¿Podrán los consejos comunales ir barriendo tanta burocracia enquistada en los puestos de gobierno? Esa es la apuesta, pero algún motivo eso no pasó.

¿No era este el momento de presentar la reforma? ¿Se apuraron los tiempos y la población aún no estaba madura para un planteamiento de profundización del socialismo? Por los resultados obtenidos, eso pareciera. La cultura ancestral de dominación, la conciencia de la clase dominante que se impone a toda la sociedad son realidades incontrastables. Mucha gente chavista, que sin dudas votó por su presidente el año pasado, para este referéndum fue víctima de esa propaganda ancestral y temió ante esa tradición repetida a fuego miles de veces: “si gana el comunismo te expropian tu casa y te quitan tus hijos para llevarlos a un campo de reeducación en Cuba”. La Guerra Fría, por lo visto, no ha terminado, y el fantasma anticomunista persiste. Muchos chavistas convencidos seguramente fueron víctimas de estas manipulaciones, y asustados, ni siquiera fueron a votar. Es decir: en la guerra mediática, en la guerra cultural, la derecha sigue ganando. Las declaraciones de Baduel o de la ex esposa del presidente adversando la reforma, mediáticamente muy bien administradas, fueron más efectivas que movilizaciones de calle. Y ello, sumado al también mediáticamente manejado show político de los estudiantes “revolucionarios” terminaron de completar el cuadro.

¿Es que el PSUV o el aparato de gobierno no supieron hacer bien su trabajo de divulgación de la propuesta de la reforma, o es que la derecha –nacional e internacional– lo hizo mejor?

Dos son los marcos por donde debe ir el análisis: 1) el ataque de la derecha y 2) los errores propios. Del ataque de la derecha nada nuevo puede decirse; se vive una guerra de clases, mediática en muy buena medida, y en eso –la experiencia lo demuestra descarnadamente– el enemigo sabe hacer su trabajo. La Revolución Bolivariana, como cualquier proceso revolucionario vivido hasta ahora, se encuentra en un permanente clima de agresión, de ataque, de sabotaje. Y de seguro eso seguirá siendo así. Pero ¿qué pasa con los errores propios?

No se trata de hacer una lista de culpables y mandarlos al paredón, pero sí es momento (imprescindible) de comenzar una genuina autocrítica. Negociar con la derecha es impensable. Eso, lisa y llanamente, es el fin del proceso bolivariano. O se salta hacia delante corrigiendo errores, o naufraga todo el proceso de cambio.

Habrá que sentarse con mucha tranquilidad a analizar estos resultados del domingo, pero desde ya hay que acometer una sana revisión de lo que la revolución lleva adelantado. Más allá de los perpetuos ataques de las fuerzas conservadoras: ¿qué se ha hecho contra la corrupción? ¿Hay realmente una política revolucionaria entre todos los cuadros comprometidos con la dirección de gobierno? ¿Está realmente en vías de extinguirse la cultura del clientelismo político, de la corrupción, de la burocracia y la ineficiencia? ¿Qué se está haciendo al respecto?

Se dice que la mejor defensa es un buen ataque. Nunca mejor que ahora lo podemos ver: la revolución y el camino socialista sólo pueden robustecerse si se aceleran las transformaciones. Una vuelta hacia una posición tibia que dé lugar al crecimiento de la derecha –la antichavista y la que está enquistada aún en el chavismo, que quizá es la más dañina– solamente significará la derrota futura.

“No pudimos, por ahora” dijo Chávez al asumir la derrota en el referéndum. Pero más adelante se podrá, sólo si se amplía el panorama revolucionario: llegó el momento de construir un Estado nuevo limpiando lo que queda del viejo orden cuartorepublicano. Si no, la reacción terminará ganando. Y es mucho lo que se perdería. O la revolución se profundiza, o no es revolución.

mmcolussi@gmail.com

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Reforma constitucional en Venezuela: “No pudimos… por ahora”

December 4th, 2007 Posted in economia, Hugo Chavez, izquierda, Socialismo No Comments »

Marcelo Colussi
Rebelión
4 de diciembre de 2007

Ganó el NO. ¿Ganó la democracia? ¿Ganó el pueblo venezolano en su conjunto?

Esto último suele decirse en toda contienda electoral, pero sin dudas, más allá de la declaración políticamente correcta esperable en estas lides, tras los comicios siempre hay ganadores y perdedores.

¿Quién ganó el domingo 2 de diciembre? El campo popular definitivamente no. La derecha festeja el triunfo –pírrico, por cierto (1.5% de diferencia)– como “el comienzo del fin de la era Chávez”. Ya están contando los días para su alejamiento del poder en el 2013. Con esto, al menos así pretende presentarlo, quedaría demostrado que “el tirano no es imbatible”, y por tanto ahora redoblarán sus esfuerzos para sacarse de encima este “indeseable”. Si se le pudo derrotar en este referéndum, ¿por qué no se le podría derrotar también en nuevos enfrentamientos electorales?

Es muy prematuro hoy, unas horas después de conocidos los resultados, abrir análisis exhaustivos y proponer escenarios futuros. Pero sin dudas hay que hacerlo, y con mucha celeridad. Es más: no sólo con celeridad sino –fundamentalmente– con honestidad (esto es, quizá, una de las cosas que más faltan en las lecturas de la realidad).

La derecha ganó porque desde el mismo momento en que se vio que el presidente Chávez se salía de las normas de lo que debe hacer un mandatario “bien portado”, comenzó su trabajo de ataque al proceso bolivariano. Si son nueve años intentando construir una nueva sociedad por parte del gobierno, son nueve años de continuo ataque, sabotaje, colocación de obstáculos y guerra mediática por parte de la oposición. Y si no se llegó aún a la vía armada para su desbarrancamiento es porque las condiciones generales no lo permiten. Pero ello no está descartado (las hipótesis de magnicidio o de intervención militar estadounidense son posibilidades nunca descartadas).

¿Por qué no ganó la opción del SÍ? No se trata de buscar culpables, chivos expiatorios, de hacer autoflagelaciones. Lo importante es buscar leer adecuadamente la nueva realidad que se abre.

¿Perdió Chávez? ¿Perdió el campo popular? ¿Es sólo una batalla en la larga guerra? ¿Será, como dijo el presidente en su discurso a la madrugada inmediatamente después de conocerse los resultados, que no se pudo… por ahora?

Como todo fenómeno político –humano, en definitiva– no hay causas simples; hay, en todo caso, un entramado de circunstancias que explican el resultado final.

El bloque del NO sacó más o menos la misma cantidad de votos que obtuvo en las pasadas elecciones presidenciales en diciembre del 2006; es decir: no creció. Es especialmente destacable el grado de abstención: 44.11 %. Esa fue una de las grandes bases de la derrota del SÍ. Por otro lado, de la masa de votos obtenida por el presidente Chávez el año pasado (7 millones 300.000), ahora el bloque del SÍ llega sólo a 4 cuatro millones 300.000 votos. ¿Qué pasó con esos tres millones? ¿Por qué no votó esa población? Es ahí donde debe empezar el análisis y la propuesta de corrección.

¿El chavismo está a la baja? Nada lo indicaría, y los resultados del referéndum de ayer no hablan de una merma en la popularidad del presidente. ¿La población no está interesada en los cambios que traía la reforma constitucional? Nada indica eso tampoco. Pero algo pasó que no salió a votar.

Podríamos decir que los elementos cuartorepublicanos que sigue habiendo en el aparato de Estado desmotivan a la población. Eso es real, y sobre eso hay que empezar a buscar correctivos. La propuesta de reforma, justamente, buscaba comenzar a generar otra cosa. De ahí el poder conferido a las instancias de base como garantía de fiscalía social, de poder de base. ¿Podrán los consejos comunales ir barriendo tanta burocracia enquistada en los puestos de gobierno? Esa es la apuesta, pero algún motivo eso no pasó.

¿No era este el momento de presentar la reforma? ¿Se apuraron los tiempos y la población aún no estaba madura para un planteamiento de profundización del socialismo? Por los resultados obtenidos, eso pareciera. La cultura ancestral de dominación, la conciencia de la clase dominante que se impone a toda la sociedad son realidades incontrastables. Mucha gente chavista, que sin dudas votó por su presidente el año pasado, para este referéndum fue víctima de esa propaganda ancestral y temió ante esa tradición repetida a fuego miles de veces: “si gana el comunismo te expropian tu casa y te quitan tus hijos para llevarlos a un campo de reeducación en Cuba”. La Guerra Fría, por lo visto, no ha terminado, y el fantasma anticomunista persiste. Muchos chavistas convencidos seguramente fueron víctimas de estas manipulaciones, y asustados, ni siquiera fueron a votar. Es decir: en la guerra mediática, en la guerra cultural, la derecha sigue ganando. Las declaraciones de Baduel o de la ex esposa del presidente adversando la reforma, mediáticamente muy bien administradas, fueron más efectivas que movilizaciones de calle. Y ello, sumado al también mediáticamente manejado show político de los estudiantes “revolucionarios” terminaron de completar el cuadro.

¿Es que el PSUV o el aparato de gobierno no supieron hacer bien su trabajo de divulgación de la propuesta de la reforma, o es que la derecha –nacional e internacional– lo hizo mejor?

Dos son los marcos por donde debe ir el análisis: 1) el ataque de la derecha y 2) los errores propios. Del ataque de la derecha nada nuevo puede decirse; se vive una guerra de clases, mediática en muy buena medida, y en eso –la experiencia lo demuestra descarnadamente– el enemigo sabe hacer su trabajo. La Revolución Bolivariana, como cualquier proceso revolucionario vivido hasta ahora, se encuentra en un permanente clima de agresión, de ataque, de sabotaje. Y de seguro eso seguirá siendo así. Pero ¿qué pasa con los errores propios?

No se trata de hacer una lista de culpables y mandarlos al paredón, pero sí es momento (imprescindible) de comenzar una genuina autocrítica. Negociar con la derecha es impensable. Eso, lisa y llanamente, es el fin del proceso bolivariano. O se salta hacia delante corrigiendo errores, o naufraga todo el proceso de cambio.

Habrá que sentarse con mucha tranquilidad a analizar estos resultados del domingo, pero desde ya hay que acometer una sana revisión de lo que la revolución lleva adelantado. Más allá de los perpetuos ataques de las fuerzas conservadoras: ¿qué se ha hecho contra la corrupción? ¿Hay realmente una política revolucionaria entre todos los cuadros comprometidos con la dirección de gobierno? ¿Está realmente en vías de extinguirse la cultura del clientelismo político, de la corrupción, de la burocracia y la ineficiencia? ¿Qué se está haciendo al respecto?

Se dice que la mejor defensa es un buen ataque. Nunca mejor que ahora lo podemos ver: la revolución y el camino socialista sólo pueden robustecerse si se aceleran las transformaciones. Una vuelta hacia una posición tibia que dé lugar al crecimiento de la derecha –la antichavista y la que está enquistada aún en el chavismo, que quizá es la más dañina– solamente significará la derrota futura.

“No pudimos, por ahora” dijo Chávez al asumir la derrota en el referéndum. Pero más adelante se podrá, sólo si se amplía el panorama revolucionario: llegó el momento de construir un Estado nuevo limpiando lo que queda del viejo orden cuartorepublicano. Si no, la reacción terminará ganando. Y es mucho lo que se perdería. O la revolución se profundiza, o no es revolución.

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Reforma constitucional en Venezuela: “No pudimos… por ahora”

December 4th, 2007 Posted in corrupcion, economia, izquierda, Socialismo No Comments »

Marcelo Colussi
Rebelión
4 de diciembre de 2007

Ganó el NO. ¿Ganó la democracia? ¿Ganó el pueblo venezolano en su conjunto?

Esto último suele decirse en toda contienda electoral, pero sin dudas, más allá de la declaración políticamente correcta esperable en estas lides, tras los comicios siempre hay ganadores y perdedores.

¿Quién ganó el domingo 2 de diciembre? El campo popular definitivamente no. La derecha festeja el triunfo –pírrico, por cierto (1.5% de diferencia)– como “el comienzo del fin de la era Chávez”. Ya están contando los días para su alejamiento del poder en el 2013. Con esto, al menos así pretende presentarlo, quedaría demostrado que “el tirano no es imbatible”, y por tanto ahora redoblarán sus esfuerzos para sacarse de encima este “indeseable”. Si se le pudo derrotar en este referéndum, ¿por qué no se le podría derrotar también en nuevos enfrentamientos electorales?

Es muy prematuro hoy, unas horas después de conocidos los resultados, abrir análisis exhaustivos y proponer escenarios futuros. Pero sin dudas hay que hacerlo, y con mucha celeridad. Es más: no sólo con celeridad sino –fundamentalmente– con honestidad (esto es, quizá, una de las cosas que más faltan en las lecturas de la realidad).

La derecha ganó porque desde el mismo momento en que se vio que el presidente Chávez se salía de las normas de lo que debe hacer un mandatario “bien portado”, comenzó su trabajo de ataque al proceso bolivariano. Si son nueve años intentando construir una nueva sociedad por parte del gobierno, son nueve años de continuo ataque, sabotaje, colocación de obstáculos y guerra mediática por parte de la oposición. Y si no se llegó aún a la vía armada para su desbarrancamiento es porque las condiciones generales no lo permiten. Pero ello no está descartado (las hipótesis de magnicidio o de intervención militar estadounidense son posibilidades nunca descartadas).

¿Por qué no ganó la opción del SÍ? No se trata de buscar culpables, chivos expiatorios, de hacer autoflagelaciones. Lo importante es buscar leer adecuadamente la nueva realidad que se abre.

¿Perdió Chávez? ¿Perdió el campo popular? ¿Es sólo una batalla en la larga guerra? ¿Será, como dijo el presidente en su discurso a la madrugada inmediatamente después de conocerse los resultados, que no se pudo… por ahora?

Como todo fenómeno político –humano, en definitiva– no hay causas simples; hay, en todo caso, un entramado de circunstancias que explican el resultado final.

El bloque del NO sacó más o menos la misma cantidad de votos que obtuvo en las pasadas elecciones presidenciales en diciembre del 2006; es decir: no creció. Es especialmente destacable el grado de abstención: 44.11 %. Esa fue una de las grandes bases de la derrota del SÍ. Por otro lado, de la masa de votos obtenida por el presidente Chávez el año pasado (7 millones 300.000), ahora el bloque del SÍ llega sólo a 4 cuatro millones 300.000 votos. ¿Qué pasó con esos tres millones? ¿Por qué no votó esa población? Es ahí donde debe empezar el análisis y la propuesta de corrección.

¿El chavismo está a la baja? Nada lo indicaría, y los resultados del referéndum de ayer no hablan de una merma en la popularidad del presidente. ¿La población no está interesada en los cambios que traía la reforma constitucional? Nada indica eso tampoco. Pero algo pasó que no salió a votar.

Podríamos decir que los elementos cuartorepublicanos que sigue habiendo en el aparato de Estado desmotivan a la población. Eso es real, y sobre eso hay que empezar a buscar correctivos. La propuesta de reforma, justamente, buscaba comenzar a generar otra cosa. De ahí el poder conferido a las instancias de base como garantía de fiscalía social, de poder de base. ¿Podrán los consejos comunales ir barriendo tanta burocracia enquistada en los puestos de gobierno? Esa es la apuesta, pero algún motivo eso no pasó.

¿No era este el momento de presentar la reforma? ¿Se apuraron los tiempos y la población aún no estaba madura para un planteamiento de profundización del socialismo? Por los resultados obtenidos, eso pareciera. La cultura ancestral de dominación, la conciencia de la clase dominante que se impone a toda la sociedad son realidades incontrastables. Mucha gente chavista, que sin dudas votó por su presidente el año pasado, para este referéndum fue víctima de esa propaganda ancestral y temió ante esa tradición repetida a fuego miles de veces: “si gana el comunismo te expropian tu casa y te quitan tus hijos para llevarlos a un campo de reeducación en Cuba”. La Guerra Fría, por lo visto, no ha terminado, y el fantasma anticomunista persiste. Muchos chavistas convencidos seguramente fueron víctimas de estas manipulaciones, y asustados, ni siquiera fueron a votar. Es decir: en la guerra mediática, en la guerra cultural, la derecha sigue ganando. Las declaraciones de Baduel o de la ex esposa del presidente adversando la reforma, mediáticamente muy bien administradas, fueron más efectivas que movilizaciones de calle. Y ello, sumado al también mediáticamente manejado show político de los estudiantes “revolucionarios” terminaron de completar el cuadro.

¿Es que el PSUV o el aparato de gobierno no supieron hacer bien su trabajo de divulgación de la propuesta de la reforma, o es que la derecha –nacional e internacional– lo hizo mejor?

Dos son los marcos por donde debe ir el análisis: 1) el ataque de la derecha y 2) los errores propios. Del ataque de la derecha nada nuevo puede decirse; se vive una guerra de clases, mediática en muy buena medida, y en eso –la experiencia lo demuestra descarnadamente– el enemigo sabe hacer su trabajo. La Revolución Bolivariana, como cualquier proceso revolucionario vivido hasta ahora, se encuentra en un permanente clima de agresión, de ataque, de sabotaje. Y de seguro eso seguirá siendo así. Pero ¿qué pasa con los errores propios?

No se trata de hacer una lista de culpables y mandarlos al paredón, pero sí es momento (imprescindible) de comenzar una genuina autocrítica. Negociar con la derecha es impensable. Eso, lisa y llanamente, es el fin del proceso bolivariano. O se salta hacia delante corrigiendo errores, o naufraga todo el proceso de cambio.

Habrá que sentarse con mucha tranquilidad a analizar estos resultados del domingo, pero desde ya hay que acometer una sana revisión de lo que la revolución lleva adelantado. Más allá de los perpetuos ataques de las fuerzas conservadoras: ¿qué se ha hecho contra la corrupción? ¿Hay realmente una política revolucionaria entre todos los cuadros comprometidos con la dirección de gobierno? ¿Está realmente en vías de extinguirse la cultura del clientelismo político, de la corrupción, de la burocracia y la ineficiencia? ¿Qué se está haciendo al respecto?

Se dice que la mejor defensa es un buen ataque. Nunca mejor que ahora lo podemos ver: la revolución y el camino socialista sólo pueden robustecerse si se aceleran las transformaciones. Una vuelta hacia una posición tibia que dé lugar al crecimiento de la derecha –la antichavista y la que está enquistada aún en el chavismo, que quizá es la más dañina– solamente significará la derrota futura.

“No pudimos, por ahora” dijo Chávez al asumir la derrota en el referéndum. Pero más adelante se podrá, sólo si se amplía el panorama revolucionario: llegó el momento de construir un Estado nuevo limpiando lo que queda del viejo orden cuartorepublicano. Si no, la reacción terminará ganando. Y es mucho lo que se perdería. O la revolución se profundiza, o no es revolución.

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Música para una revolución

December 31st, 1969 Posted in historia, Socialismo No Comments »

span style=”color: rgb(204, 0, 0);”Hoy la humanidad cumple uno de sus grandes aniversarios. Yo quisiera escribir con mejores palabras y dejarlas aquí para que un día fueran recuerdo de un recuerdo. Pero nunca el recuerdo de algo muerto. Puede no ser /spanspan style=”font-style: italic; color: rgb(204, 0, 0);”recuerdo/spanspan style=”color: rgb(204, 0, 0);” la palabra que necesito. Tal vez sea /spanspan style=”font-style: italic; color: rgb(204, 0, 0);”memoria/spanspan style=”color: rgb(204, 0, 0);” lo que busco, memoria de una historia viva, memoria de un momento memorable en la opulenta existencia del mundo que no para de girar.br /br /L/spanspan style=”color: rgb(204, 0, 0);”laman “de octubre” a la Revolución bolchevique porque, según el calendario juliano —en uso en Rusia al principo del siglo XX—, era 25 de octubre de 1917 cuando en Petrogrado, capital de la república provisional burguesa como antes lo había sido del imperio, estalló el alzamiento acaudillado por Vladimir Lenin en contra del gobierno capitalista que reemplazó al de los zares; la fecha equivale al 7 de noviembre del calendario moderno.br /br /L/spanspan style=”color: rgb(204, 0, 0);”a música habla mejor de lo que yo lo hago; la música, esta música que van a oír (les conviene hacerlo), esta música que ustedes necesitan es la del himno nacional de la Unión Soviética.br /object style=”color: rgb(204, 0, 0);” width=”425″ height=”344″param name=”movie” value=”http://www.youtube.com/v/jYp8qIgYKz4amp;hl=enamp;fs=1″param name=”allowFullScreen” value=”true”param name=”allowscriptaccess” value=”always”embed src=”http://www.youtube.com/v/jYp8qIgYKz4amp;hl=enamp;fs=1″ type=”application/x-shockwave-flash” allowscriptaccess=”always” allowfullscreen=”true” width=”425″ height=”344″/embed/objectbr /a style=”font-style: italic;” href=”http://www.youtube.com/watch?v=jYp8qIgYKz4″span style=”color: rgb(0, 0, 153);font-size:78%;” Союз нерушимый республик свободных/span/abr /br /Voy a contarles lo mejor que pueda la historia de este himno.br /br /En 1815, el himno zarista tenía /spanspan style=”color: rgb(204, 0, 0);”la música (de autor desconocido) del himno británico span style=”font-style: italic;”God save the Queen/span,/spanspan style=”color: rgb(204, 0, 0);” con letra en ruso del poeta Vasily Zhukovsky. /spanspan style=”color: rgb(204, 0, 0);”Alexei Lvov concibió una melodía específica para las palabras del poeta. Desde 1833 hasta 1917 span style=”font-style: italic;”Dios salve al zar/span, de Lvov y Zhukovsky, fue la canción/spanspan style=”color: rgb(204, 0, 0);” de la Rusia imperial.br /br /A la caída del imperio, el príncipe Lvov, Georgi Yevgénievich (sin parentesco con el compositor, simplemente un homónimo), asume la jefatura del Estado y del gobierno. Lo releva el abogado Aleksandr Kerenski. Durante los meses de gobierno demócrata, el himno patrio fue ¡span style=”font-style: italic;”La Marsellesa/span! Con letra en ruso, por supuesto. ¿No parece extraño que la nación de algunos de los más grandes genios de la música se haya valido en tantas ocasiones de la inspiración extranjera?br /br /El 8 de noviembre del 17, Lenin es elegido Premier de la Unión Soviética. Como himno de la federación, en 1918 las repúblicas soviéticas adoptan span style=”font-style: italic;”La Internacional/span, otro tema francés, emblema de las luchas comunistas y anarquistas desde el siglo XIX.br /br /La vocación del socialismo es internacionalista: la liberación auténtica de los seres humanos no puede estar supeditada a la mezquindad del nacionalismo; sin embargo, durante la segunda guerra mundial los líderes de la URSS habrían de descubrir la conveniencia /spanspan style=”color: rgb(204, 0, 0);”—y más: la span style=”font-style: italic;”necesidad/span— /spanspan style=”color: rgb(204, 0, 0);”de infundir en las tropas /spanspan style=”color: rgb(204, 0, 0);”un espíritu patriótico/spanspan style=”color: rgb(204, 0, 0);”, una furia justa contra el imperialismo hitleriano, la convicción de que la defensa del socialismo pasaba por la defensa de la independencia nacional. Los soldados que defendían la tierra de su nacimiento, su niñez y su juventud, defendían también l/spanspan style=”color: rgb(204, 0, 0);”as conquistas del que por entonces era el único Estado obrero del planeta. span style=”font-style: italic;”La Internacional/span está /spanspan style=”color: rgb(204, 0, 0);”dedicada a un movimiento mundial, el comunismo; dentro de un mundo en guerra había que pensar en un canto cuyo primer alcance fuera la patria socialist/spanspan style=”color: rgb(204, 0, 0);”a.br /br /Fue así que e/spanspan style=”color: rgb(204, 0, 0);”l sucesor de Lenin, Iosif Stalin, convocó a un concurso para que la URSS contara con un himno nacional propio que no fuera un préstamo de los franceses. El ganador fue/spanspan style=”color: rgb(204, 0, 0);” Alexander Alexandrov, quien retomó una pieza de su autoría, compuesta originalmente en 1936. Tal pieza, span style=”font-style: italic;”Hoy la vida es mejor/span (escúchenla a href=”http://media.vad1.com/temporary_url_20070929kldcg/zhit-stalo-luchche-78rpm4506_1936.mp3″span style=”color: rgb(0, 0, 153);”aquí/span/a y a href=”http://media.vad1.com/temporary_url_20070929kldcg/zhit-stalo-luchche-78rpm5954_1937.mp3″span style=”color: rgb(0, 0, 153);”aquí/span/a), se convirtió en 1939 /spanspan style=”color: rgb(204, 0, 0);”—una vez efectuadas diversas modificaciones—/spanspan style=”color: rgb(204, 0, 0);” en himno del partido Bolchevique/spanspan style=”color: rgb(204, 0, 0);”, /spanspan style=”color: rgb(204, 0, 0);”con letra en metro alejandrino/spanspan style=”color: rgb(204, 0, 0);” (span style=”font-style: italic;”Pesnya o partii/span) /spanspan style=”color: rgb(204, 0, 0);”de /spanspan style=”color: rgb(204, 0, 0);”Vasily Lebedev-Kumach. Es interesante que Alexandrov haya creado tres trabajos distintos a partir de los mismos sonidos; esta persistencia delata la confianza del músico en que su idea básica daría lugar, más temprano que tarde, a una gran obra.br /br /E/spanspan style=”color: rgb(204, 0, 0);”l Ensamble del Ejército Rojo realizó en 1939 la siguiente grabación del himno del partido Bolchevique. Conduce el mismo Alexandrov/spanspan style=”color: rgb(204, 0, 0);”.br /object width=”425″ height=”344″param name=”movie” value=”http://www.youtube.com/v/7bdZ_1vrSAEamp;hl=enamp;fs=1″param name=”allowFullScreen” value=”true”param name=”allowscriptaccess” value=”always”embed src=”http://www.youtube.com/v/7bdZ_1vrSAEamp;hl=enamp;fs=1″ type=”application/x-shockwave-flash” allowscriptaccess=”always” allowfullscreen=”true” width=”425″ height=”344″/embed/objectbr /a style=”font-style: italic;” href=”http://www.youtube.com/watch?v=7bdZ_1vrSAE”span style=”color: rgb(0, 0, 153);font-size:78%;” Песня о партии/span/abr /br //spanspan style=”color: rgb(204, 0, 0);”Sobre la pauta de Alexandrov, Gabriel El-Registan y Sergei Mijalkov le dieron letra al himno nacional./spanbr /span style=”color: rgb(204, 0, 0);”br /El primer día de 1944 la radio soviética difunde el nuevo himno, intitulado span style=”font-style: italic;”Unión inquebrantable de repúblicas libres/span, y se le adoptó /spanspan style=”color: rgb(204, 0, 0);”oficialmente como himno nacional el 15 de marzo de ese mismo año. /spanspan style=”color: rgb(204, 0, 0);”La i/spanspan style=”color: rgb(204, 0, 0);”nterpretación que escuchamos en el primer video, la que prefiero, fue grabada en los años 80 y se acredita en el sitio a href=”http://www.hymn.ru/index-en.html”span style=”color: rgb(0, 0, 153);”Russian Anthems Museum/span/a al Ensamble Alexandrov /spanspan style=”color: rgb(204, 0, 0);”del Ejército Rojo. La página referida no proporciona mayores advertencias; si por el blog pasa alguien que cuente con más datos, habrá de compartirlos con nosotros, se lo agradeceremos desde el alma /spanspan style=”color: rgb(204, 0, 0);”—/spanspan style=”color: rgb(204, 0, 0);”que sí existe, aunque los materialistas dialécticos la nieguen.br /br //spanspan style=”color: rgb(204, 0, 0);”E/spanspan style=”color: rgb(204, 0, 0);”l blog a href=”http://canciones-rojas.blogspot.com/”span style=”color: rgb(0, 0, 153);”Canciones Rojas/span/a p/spanspan style=”color: rgb(204, 0, 0);”resenta la letra rusa del himno nacional soviético con caracteres círilicos y una transliteración de éstos, más una traducción a nuestro idioma que me tomo la muy debida libertad de copiar para nuestro blog.br /br //spandiv style=”text-align: center;”span style=”color: rgb(204, 0, 0);”span style=”font-style: italic;”Unión inquebrantable de repúblicas libres/span/spanbr /span style=”color: rgb(204, 0, 0);”span style=”font-style: italic;”forjada, para la eternidad, por la Gran Rus./span/spanbr /span style=”color: rgb(204, 0, 0);”span style=”font-style: italic;”Salud a la obra creada por la voluntad de los pueblos,/span/spanbr /span style=”color: rgb(204, 0, 0);”span style=”font-style: italic;”¡la única, la poderosa Unión Soviética!/span/spanbr /br /span style=”color: rgb(204, 0, 0);”span style=”font-style: italic;”Gloria a ti, nuestra patria libre,/span/spanbr /span style=”color: rgb(204, 0, 0);”span style=”font-style: italic;”firme bastión de la amistad entre las naciones./span/spanbr /span style=”color: rgb(204, 0, 0);”span style=”font-style: italic;”¡El partido de Lenin es la fuerza del pueblo/span/spanbr /span style=”color: rgb(204, 0, 0);”span style=”font-style: italic;”que nos llevará al triunfo del comunismo!/span/spanbr /br /span style=”color: rgb(204, 0, 0);”span style=”font-style: italic;”A través de las tempestades brilló el sol de la libertad/span/spanbr /span style=”color: rgb(204, 0, 0);”span style=”font-style: italic;”y Lenin, el grande, el camino señaló./span/spanbr /span style=”color: rgb(204, 0, 0);”span style=”font-style: italic;”Levantando a los pueblos a la acción justiciera,/span/spanbr /span style=”color: rgb(204, 0, 0);”span style=”font-style: italic;”¡al trabajo y a las hazañas él nos inspiró!/span/spanbr /br /span style=”color: rgb(204, 0, 0);”span style=”font-style: italic;”Gloria a ti…/span/spanbr /br /span style=”color: rgb(204, 0, 0);”span style=”font-style: italic;”En la victoria de las ideas inmortales del comunismo/span/spanbr /span style=”color: rgb(204, 0, 0);”span style=”font-style: italic;”vemos el futuro de nuestro país./span/spanbr /span style=”color: rgb(204, 0, 0);”span style=”font-style: italic;”¡Y a la bandera roja de la patria gloriosa/span/spanbr /span style=”color: rgb(204, 0, 0);”span style=”font-style: italic;”seremos por siempre firmemente leales!/span/spanbr /br /span style=”color: rgb(204, 0, 0);”span style=”font-style: italic;”Gloria a ti…/span/spanbr //divspan style=”color: rgb(204, 0, 0);”br /Esta versión data de 1977; las frases son las pronunciadas en el primer video. Ahora bien, la letra de 1944 era algo distinta…br /br //spandiv style=”text-align: center;”span style=”color: rgb(204, 0, 0);”span style=”font-style: italic;”U/span/spanspan style=”color: rgb(204, 0, 0); font-style: italic;”spannión inquebrantable de repúblicas libres/span/spanbr /span style=”color: rgb(204, 0, 0); font-style: italic;”spanforjada, para la eternidad, por la Gran Rus./span/spanbr /span style=”color: rgb(204, 0, 0); font-style: italic;”spanSalud a la obra creada por la voluntad de los pueblos,/span/spanbr /span style=”color: rgb(204, 0, 0); font-style: italic;”span¡la única, la poderosa Unión Soviética!/span/spanbr /br /span style=”color: rgb(204, 0, 0); font-style: italic;”spanGloria a ti, nuestra patria libre,/span/spanbr /span style=”color: rgb(204, 0, 0); font-style: italic;”spanfirme bastión de la amistad entre las naciones./span/spanbr /span style=”color: rgb(204, 0, 0); font-style: italic;”span¡Baluarte soviético, baluarte del pueblo,/span/spanbr /span style=”color: rgb(204, 0, 0); font-style: italic;”spana la victoria nos conducirá!/span/spanbr /br /span style=”color: rgb(204, 0, 0); font-style: italic;”spanA través de las tempestades brilló el sol de la libertad/span/spanbr /span style=”color: rgb(204, 0, 0); font-style: italic;”spany Lenin, el grande, el camino señaló./span/spanbr /span style=”color: rgb(204, 0, 0); font-style: italic;”spanAsí Stalin nos ha formado: fieles a la patria,/span/spanbr /span style=”color: rgb(204, 0, 0); font-style: italic;”span¡para el trabajo y la hazaña nos preparó!/span/spanbr /br /span style=”color: rgb(204, 0, 0); font-style: italic;”spanGloria a ti, nuestra patria libre,/span/spanbr /span style=”color: rgb(204, 0, 0); font-style: italic;”spanfirme bastión de la felicidad de las naciones./span/spanbr /span style=”color: rgb(204, 0, 0); font-style: italic;”span¡Baluarte soviético, baluarte del pueblo,/span/spanbr /span style=”color: rgb(204, 0, 0); font-style: italic;”spana la victoria nos conducirá!/span/spanbr /br /span style=”color: rgb(204, 0, 0); font-style: italic;”spanNosotros forjamos nuestro ejército en las luchas,/span/spanbr /span style=”color: rgb(204, 0, 0); font-style: italic;”spana los nefastos invasores barreremos del camino/span/spanbr /span style=”color: rgb(204, 0, 0); font-style: italic;”spany en el campo de batalla decidiremos el destino de las generaciones,/span/spanbr /span style=”color: rgb(204, 0, 0); font-style: italic;”span¡dirigiremos nuestra patria hacia el triunfo!/span/spanbr /br /span style=”color: rgb(204, 0, 0); font-style: italic;”spanGloria a ti, nuestra patria libre,/span/spanbr /span style=”color: rgb(204, 0, 0); font-style: italic;”spanfirme bastión de la gloria de las naciones./span/spanbr /span style=”color: rgb(204, 0, 0); font-style: italic;”span¡Baluarte soviético, baluarte del pueblo,/span/spanbr /span style=”color: rgb(204, 0, 0);”spanspan style=”font-style: italic;”a la victoria nos conducirá!/span/span/spanbr //divspan style=”color: rgb(204, 0, 0);”spanobject width=”425″ height=”344″param name=”movie” value=”http://www.youtube.com/v/-RHIu4fYcKoamp;hl=enamp;fs=1″param name=”allowFullScreen” value=”true”param name=”allowscriptaccess” value=”always”embed src=”http://www.youtube.com/v/-RHIu4fYcKoamp;hl=enamp;fs=1″ type=”application/x-shockwave-flash” allowscriptaccess=”always” allowfullscreen=”true” width=”425″ height=”344″/embed/objectbr /a style=”font-style: italic;” href=”http://www.youtube.com/watch?v=-RHIu4fYcKo”span style=”color: rgb(0, 0, 153);font-size:78%;” Союз нерушимый республик свободных/span/abr /br //span/spanspan style=”color: rgb(204, 0, 0);”La encarnación primera de span style=”font-style: italic;”Unión inquebrantable…/span era belicosa /spanspan style=”color: rgb(204, 0, 0);”(/spanspan style=”color: rgb(204, 0, 0);”“/spanspan style=”color: rgb(204, 0, 0);”a los nefastos invasores barreremos del camino/spanspan style=”color: rgb(204, 0, 0);””/spanspan style=”color: rgb(204, 0, 0);”)/spanspan style=”color: rgb(204, 0, 0);”; no podía ocurrir de otro modo: /spanspan style=”color: rgb(204, 0, 0);”repito que la creación misma del himno servía a un propósito de defensa nacional. ¿Y no ocurre lo mismo con todas las canciones patrias? Coadyuvan en la cohesión psicológica del organismo social/spanspan style=”color: rgb(204, 0, 0);”.br /br /El himno de 1944, además, ensalzaba a Stalin. La versión de 1977 eliminó las alusiones a Stalin y es más una oda a la solidaridad popular internacional que un cántico guerrero. Le pasó al nombre de Stalin lo que a Agustín de Iturbide y Antonio López de Santa Anna, cuyas menciones explícitas o implícitas se omiten en la mayoría de las interpretaciones de nuestro himno nacional. Me gusta más la letra de 1977 de span style=”font-style: italic;”Unión inquebrantable…/span, pero no deja de molestarme la despreciable actitud de los líderes rusos que, tras la muerte de Stalin, por motivos mezquinos discurrieron cómo librarse de la pesada span style=”font-style: italic;”memoria/span del formidable vencedor de Hitler. Es hora de decirlo: no hubo en el siglo XX personaje político más grande que Stalin. Tendríamos que desarrollar esta aseveración en otro momento; por ahora apuntemos que, sin ocultar injusticias ni errores, el legado de Stalin es fundamentalmente constructivo y benéfico para la humanidad.br /br /Stalin muere en 1953 y Nikita Jruschov asciende a la primera magistratura del país. El envidioso Jruschov, en su afán /spanspan style=”color: rgb(204, 0, 0);”“desestalinizador/spanspan style=”color: rgb(204, 0, 0);””/spanspan style=”color: rgb(204, 0, 0);”, deja sin letra al himno nacional, que se interpretará instrumentalmente hasta 1977, cuando Mijalkov revisa su propia escritura y la reconstruye, con el visto bueno del líder soviético de aquel momento, Leonid Breznev.br /br /En los años 90, los años de Boris Yeltsin, una composición de Mijail Glinka (/spanspan style=”color: rgb(204, 0, 0);”1804–1857)/spanspan style=”color: rgb(204, 0, 0);”, la span style=”font-style: italic;”Canción patriótica/span (así se le llamaba en la segunda guerra mundial)/spanspan style=”color: rgb(204, 0, 0);”, fue utilizada, sin palabras, como himno de la república ex-soviética de Rusia. Vladimir Putin invalidó la decisión de Yeltsin y rescató la preciosa obra de Alexandrov. Una vez más, el viejo Mijalkov (nació en 1913) fue llamado a reescribir la letra, ahora para un Estado capitalista. Se descartó el nombre de Lenin y las referencias al comunismo y resultó un post-sovietismo span style=”font-style: italic;”light/span que no me da la gana mentar más por aquí. Por respeto a El-Registan, fallecido en 1945, continúa acreditándosele como autor, al lado de Mijalkov y Alexandrov.br /br /En mi opinión, no consiguió escribir nadie para su país un himno más hermoso. En span style=”font-style: italic;”Unión inquebrantable…/span escuchamos una de las obras más conmovedoras que haya producido el ser humano, una de las más fuertes y originales, que rehuye por igual la languidez y el ritmo militar hacia cuyos puntos oscilan la mayoría de los himnos nacionales. El himno soviético es majestuoso; y habremos de cuidarnos de no volver a usar esta palabra, majestuoso, porque muy pocas piezas aparte de ésta la merecen. No cesará de sorprendernos que esta música llena de fuego, en la que resuena un espíritu optimista e infatigable, haya sido creada en medio de la etapa de existencia más difícil en la historia del pueblo ruso. Fue creada en medio de la penuria, en medio del hambre, del acoso por parte del nazismo depredador, y sin embargo expresa vivacidad y hasta alegría /spanspan style=”color: rgb(204, 0, 0);”—/spanspan style=”color: rgb(204, 0, 0);”aunque es una alegría grave; porque sólo conocen el valor de la alegría los individuos y los pueblos que han padecido heridas y dolor, y sólo la alegría de ellos es profunda.br /br /No es el tema del post, pero creo que el himno nacional mexicano también es majestuoso; mi favorito después del soviético. El de Estados Unidos no me gusta; así como el soviético excava en la profundidad del corazón humano, el estadunidense frena en lo superficial; me suena flácido, aburrido, como salido de una iglesia blanca donde sólo pudiera deleitar a puritanos estúpidos/spanspan style=”color: rgb(204, 0, 0);”.br /br //spanspan style=”color: rgb(204, 0, 0); font-style: italic;”Unión inquebrantable…/spanspan style=”color: rgb(204, 0, 0);” cumplió en plenitud el propósito para el que Stalin había encomendado su creación. Los socialistas no dejaron de tener como meta la liberación del proletariado mundial pero, al mismo tiempo, el nacionalismo de la joven Unión Soviética llegó a ser tan intenso como el de cualquier otro país de la vieja Europa. Tan grande reventó el fervor patriótico que la conflagración llamada entre nosotros /spanspan style=”color: rgb(204, 0, 0);”“/spanspan style=”color: rgb(204, 0, 0);”segunda guerra mundial/spanspan style=”color: rgb(204, 0, 0);””/spanspan style=”color: rgb(204, 0, 0);” es designada en Rusia /spanspan style=”color: rgb(204, 0, 0);”“/spanspan style=”color: rgb(204, 0, 0);”Gran Guerra Patria/spanspan style=”color: rgb(204, 0, 0);””. Sin embargo, creo que una grandeza superior aun a ésta es que Alexander Alexandrov creó no sólo un himno nacional, sino un himno mundial, un himno humano./spanspan style=”color: rgb(204, 0, 0);”br //spandiv style=”text-align: center;”a onblur=”try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}” href=”http://2.bp.blogspot.com/_CbYVoDs8sJ8/SRhUUHxDXLI/AAAAAAAAAu8/ij_egifMMPI/s1600-h/1954+MELS+estampilla+01.jpg”img style=”margin: 0px auto 10px; display: block; text-align: center; cursor: pointer; width: 291px; height: 400px;” src=”http://2.bp.blogspot.com/_CbYVoDs8sJ8/SRhUUHxDXLI/AAAAAAAAAu8/ij_egifMMPI/s400/1954+MELS+estampilla+01.jpg” alt=”” id=”BLOGGER_PHOTO_ID_5267052468868701362″ border=”0″ //aspan style=”color: rgb(204, 0, 0);font-size:78%;” Estampilla postal de la URSS (1954) que representa, de izquierda a derecha, a Marx, Engels, Lenin y Stalin; tomada de a href=”http://www.stamprussia.com/”span style=”color: rgb(0, 0, 153);”http://www.stamprussia.com/span/a./span/div

Original post by Eratóstenes Horamarcada

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Socialdemocracia con aroma liberal

December 31st, 1969 Posted in izquierda, Socialismo No Comments »

span style=”font-weight: bold;”Héctor Díaz-/spanspan style=”font-weight: bold;”Polanco/span*br /a href=”http://www.rebelion.org/”span style=”font-size:85%;”span style=”font-weight: bold;”Rebelión/span/span/abr /a href=”http://www.rebelion.org/noticia.php?id=82428amp;titular=socialdemocracia-con-aroma-liberal-“span style=”font-size:78%;”span style=”font-weight: bold;”18 de marzo de 2009/span/span/abr /br /span style=”font-style: italic;font-size:85%;” “En América latina se perfila una peculiar /spanspan style=”font-size:85%;”neosocialdemocracia/spanspan style=”font-style: italic;font-size:85%;” , versión criolla de la socialdemocracia europea, fundada aquí en un liberalismo (extremadamente conservador) con la consistencia viscosa del nopal. Dos características la destacan: su afán de hacer compatible —no es broma— el liberalismo con el socialismo, y el hecho de que todas sus baterías tienen como blanco a la izquierda, de tal modo que lo fundamental de sus discursos (y a menudo de sus abiertas diatribas) están dirigidos no contra las tendencias de derecha y los gobiernos de ese signo, sino precisamente contra la izquierda radical y aún los proyectos progresistas que proponen reformas sociales frente al neoliberalismo”./spanbr /br /A menudo una obra nos revela más sobre el autor que sobre el objeto de su análisis. El libro de Enrique Krauze span style=”font-style: italic;”El poder y el delirio/span (1) es un intento de desmitificar la figura de Hugo Chávez y criticar su política de gobierno, de la que, según aquél, prácticamente no se salva nada. La crítica es fallida y la desmitificación se empantana en descalificaciones sin fin. Pero el trabajo resulta un ilustrativo compendio de los prejuicios del autor. Nos instruye además sobre los empeños de la empresa que dirige, span style=”font-style: italic;”Letras Libres/span, y, de paso, del grupo “socialdemócrata” que a últimas fechas está tratando de influir no sólo en el curso de la política nacional, sino también en otros países como Venezuela.br /br /span style=”font-weight: bold;”De la Tercera vía a la neosocialdemocracia/spanbr /br /Krauze representa de manera destacada a un grupo que, a nombre del liberalismo, quiere intervenir en los procesos políticos para secundar posiciones muy conservadoras, pero arropándose en una bandera aparentemente democrática e incluso con el marbete de la “izquierda”. No es, desde luego, el primer intento de este tipo. Inmediatamente nos viene a la memoria la corriente que hace unos lustros se asimilaba a los propósitos de la llamada “Tercera vía”. A fines de los noventa, ese enfoque cobró fuerza en Inglaterra y Estados Unidos, bajo las respectivas administraciones de Anthony Blair y William Clinton. Se trataba de una “nueva” línea política que pretendía diferenciarse por igual de la tradición socialista y del liberalismo consagrado. Se criticaba a ambos y se planteaba una supuesta tercera opción que, en realidad, ponía el énfasis en los principios liberales “renovados”. El barniz democrático se fundó en las orientaciones de Anthony Giddens, el laureado profesor británico de la span style=”font-style: italic;”London School of Economics/span, cuyas ideas fueron sintetizadas en un libro celebrado (2). Este sociólogo proporcionó la plataforma teórica y académica al proyecto del entonces primer ministro británico Anthony Blair, quien se convirtió en el político emblemático de la Tercera vía. El planteamiento, en suma, era recuperar lo mejor del liberalismo y agregarle otros elementos que resultaban de los desafíos de la globalización en marcha. Como ha ocurrido con otras “renovaciones” del liberalismo, la criatura resultó span style=”font-style: italic;”totalmente liberal/span. No se trataba de construir una visión socialista renovada, sino de proponer un liberalismo de nuevo cuño. Las innovaciones quedaron en el camino; y en la práctica todo aquello fue, más que una ruptura, la continuación de las políticas neoliberales de span style=”font-style: italic;”Margaret Thatcher/span (3). Esto quedó claro durante el gobierno de Clinton, con quien Blair coincidió y colaboró en las peores aventuras (incluida la agresión armada y la destrucción de Yugoslavia); y adquirió ribetes grotescos con la llegada al gobierno de George W. Bush, a quien se subordinó en todo el campeón de la Tercera vía (comprendiendo la invasión de Irak, violando abiertamente el derecho internacional).br /br /Sin embargo, sectores políticos mexicanos (incluso dentro del PRD) e intelectuales deseosos de establecer distancia respecto a la izquierda “revolucionaria” o “socialista”, se aferraron a los tópicos de la Tercera vía. El expediente era cómodo, pues se podía abjurar de la izquierda y sus proyectos de cambios, y seguir utilizando al menos parte de su prestigiosa etiqueta. En el resto de América Latina, corrientes neoliberales se adhirieron también con entusiasmo. Surgió así una peculiar span style=”font-style: italic;”neosocialdemocracia/span, versión criolla de la socialdemocracia europea, fundada aquí en un liberalismo (extremadamente conservador) con la consistencia viscosa del nopal. Dos características la destacan: su afán de hacer compatible —no es broma— el liberalismo con el socialismo, y el hecho de que todas sus baterías tienen como blanco a la izquierda, de tal modo que curiosamente lo fundamental de sus discursos (y a menudo de sus abiertas diatribas) están dirigidos no contra las tendencias de derecha y los gobiernos de ese signo, sino precisamente contra la izquierda radical y aún los proyectos progresistas que proponen reformas sociales frente al neoliberalismo.br /br /Este fenómeno es digno de atención, pues no sólo involucra a span style=”font-style: italic;”Letras Libres/span sino también a otras revistas mensuales (como span style=”font-style: italic;”Nexos/span, bajo la dirección de Héctor Aguilar Camín y otros). De hecho, con algunas excepciones, las publicaciones de este tipo están dedicadas a la tarea de combatir a la izquierda. Se trata de elaborar prédicas para la izquierda, indicándole lo que no debe ser y en lo que debería convertirse. El span style=”font-style: italic;”leimotiv/span es que la izquierda debe ser “moderna”; debe abandonar sus históricos objetivos fundamentales (como, por ejemplo, insistir en la búsqueda de la igualdad social y en nuevas formas de participación democrática). Si se trata de la justicia, ésta debería ser, digamos, adobada con otros planteamientos procedentes del enfoque construido por John Rawls y otros liberales, quienes sostienen que una sociedad puede abrigar desigualdades y, no obstante, puede ser justa. La idea fundamental es que la izquierda, sus organizaciones y desde luego sus intelectuales, deben abandonar todo radicalismo, morigerado por los sanos principios liberales. Deben ser “institucionales”, aunque esas instituciones conspiren contra la igualdad, la justicia y aún contra las propias leyes y principios que les dan vida. Opinan que la política se debe dirimir entre partidos y sin intervención de la masa popular, pues ésta siempre tiene una irrupción negativa, inadecuada y hasta peligrosa. No se debe promover la movilización social, casi sin excepción. Es decir, la política debe hacerse entre los profesionales de la política. Es perniciosa la participación abierta de la sociedad (especialmente de sus sectores más empobrecidos o marginados) en los asuntos públicos importantes (económicos o políticos). La democracia debe ser representativa, estrictamente hablando. Se debe rechazar cualquier forma de participación popular, excepto para depositar el voto cada cierto tiempo. Por supuesto, se deben dejar de lado los pruritos de la izquierda que coquetea con las reivindicaciones de ciertos sectores populares, como los pueblos indígenas y sus derechos, considerados como anacrónicos y perniciosos.br /br /span style=”font-weight: bold;”La “izquierda liberal” en México/spanbr /br /En el caso de México, se observaron varios de estos moldes ideológicos orientando el comportamiento de esa corriente cuando el país se enfrentó a una de las elecciones más desaseadas y fraudulentas de que se tenga memoria. La posición que adoptó el grupo compacto (neo)socialdemócrata y sus seguidores durante los comicios presidenciales de 2006, fue memorable. Sostuvieron la idea de que no había ninguna prueba de fraude electoral. Se podían alegar “irregularidades”, pero no fraude. Por tanto, toda resistencia era una manifestación de irresponsabilidad política, típica de una izquierda no moderna, desorientada y resentida. Era monstruoso salir a la calle (este es considerado un pecado político mayor) para protestar contra el fraude. Desde luego estuvieron en contra del span style=”font-style: italic;”plantón/span realizado en el Zócalo y la Avenida Reforma de la ciudad de México, que sólo buscaba lo que cualquier liberal que fuese consecuente con la defensa del derecho al voto debía exigir: claridad sobre el sentido de la voluntad popular (incluyendo el recuento voto por voto, si era necesario) o, en su caso, anulación de la elección. Insistieron en que no había pruebas de irregularidades graves y, por ende, no se sostenía la demanda que exigía la limpieza del proceso electoral, pero ninguno hizo esfuerzo consistente alguno para acopiarse pruebas propias de lo contrario (para lo cual, como intelectuales y académicos reconocidos, se supone estaban especialmente dotados).br /br /Lo suyo no era buscar pruebas o atender a las evidencias que iban saliendo, sino defender a las “instituciones” (el IFE, especialmente) contra viento y marea. Cuando tiempo después José Antonio Crespo, un intelectual que se tomó en serio su responsabilidad, demostró que la información disponible span style=”font-style: italic;”a partir de las actas/span no permitía saber quién ganó la elección en 2006 (por lo que no podía declararse ganador a ninguno de los punteros) y que al menos se había cometido un fraude contra la ley (en la decisión tomada por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación) (4), todos los “abajo firmantes” de las declaraciones que afirmaban la limpieza de la elección simplemente callaron y voltearon para otro lado. ¿Podría conjeturarse que si aquéllos hubieran hecho lo propio, cada cual desde su especialidad, el resultado pudo ser otro? Es imposible saberlo, pero al menos habrían hecho una contribución a la verdad, lo que no es poco.br /br /Es interesante observar que la corriente referida incluye a ex miembros de la izquierda mexicana, otrora de fuerte talante radical, que ahora sostienen los principios liberales con singular entusiasmo, aunque bajo la nueva modalidad de buscar cierta mixtura con las ideas socialistas. Ser liberal puro no es prestigioso, por más que las élites y los círculos del poder hayan adoptado ese enfoque como su visión del mundo; o al menos en los últimos tiempos no garantiza buenos resultados políticos en el contexto de países como los nuestros. En cambio, una dosis controlada de ideas socialistas puede dar el tono conveniente; casi podría decirse que es garantía de lo span style=”font-style: italic;”políticamente correcto/span.br /br /Un buen ejemplo es el grupo reunido por span style=”font-style: italic;”Letras libres/span para discutir el tema de la izquierda en abril de 2008: Roger Bartra, Ugo Pipitone, Jesús Silva-Herzog Márquez y José Woldenberg. El resultado de la mesa redonda, junto con otros textos, fue publicado bajo el título sintomático de “Ideas span style=”font-style: italic;”para/span la izquierda” (5). Hay varios puntos comunes en las posiciones del elenco. En primer lugar, la adhesión a la visión socialdemócrata, en algunos casos después de haber confesado una historia de vida con momentos de radicalidad, que culmina en la epifanía de un total abandono de ese pasado. Las intervenciones están salpicadas por lamentos ante el hecho de que la vía socialdemócrata no arraiga en el país (desazón, como se verá, compartida por Krauze); y sobre todo porque la mayoría de la izquierda que predomina en México no ha podido entender las grandes cualidades de aquella corriente política. En este sentido, Bartra dice que la salida socialdemócrata que él ha adoptado desde hace años “tiene muy poca tradición en México” y “es en buena medida una tradición frustrada”. En segundo lugar, es común la crítica mordaz y hasta grosera hacia toda izquierda situada fuera de los parámetros socialdemócratas que ellos han fijado. La izquierda se ve como “desesperada” (una especie de proyección freudiana), “populista”, “autoritaria” y en “proceso de evaporación” (Bartra). No obstante, al mismo tiempo se admite la vitalidad de la izquierda que, según Pipitone, desde hace décadas al menos “domina el escenario cultural“, y que “ha dejado de ser una opción política marginada” (Silva-Herzog Márquez).br /br /El pecado de la izquierda dominante en el país es que, según estos autores, no se decide a asumir claramente su necesario complemento liberal. Y este es el tercer punto que recorre las opiniones de los analistas: es imperativo que la izquierda asimile los valores básicos del liberalismo. La izquierda requiere “el pavimento de la democracia liberal” (Silva-Herzog Márquez); y está obligada a “volver los ojos a las corrientes de pensamiento liberal” (Woldenberg). De hecho, ya colocados en este empeño, varios coinciden en que México requiere que también la derecha asuma el liberalismo: “estamos en peligro de que la tradición liberal tampoco encarne en la derecha” (Bartra), pues el país —completa Silva-Herzog Márquez— “necesita tanto una derecha liberal como una izquierda liberal”. Por lo visto, entonces, el pensamiento liberal tiene la peculiar cualidad de mejorar cualquier posición política. Presas de un universalismo insostenible, para los que así razonan, el liberalismo no es él mismo span style=”font-style: italic;”una posición política/span (además de socioeconómica y cultural) span style=”font-style: italic;”particular/span, sino un fantástico ingrediente universal que mezcla bien con todo.br /br /span style=”font-weight: bold;”El liberalismo en su laberinto/spanbr /br /El historiador Krauze, en un texto incluido en el mismo número de la revista (“Rusia con palmeras”), coincide con los autores mencionados en la evaluación negativa de la izquierda radical (o “revolucionaria”). Su énfasis está puesto en la idea de que la única salida para América Latina es el liberalismo. Su obsesión es que los países latinoamericanos adopten los principios y valores del liberalismo. Y su perplejidad es que, no obstante todos los esfuerzos, los pueblos del continente (y México en especial) span style=”font-style: italic;”parecen inmunes a ese influjo/span. Para él, por lo visto, la actual revitalización de la izquierda en nuestra región es algo inexplicable y desesperante. Krauze parte de una pregunta: “¿Por qué, a través de la historia, no ha arraigado suficientemente el liberalismo entre nosotros?” Para dar respuesta, recurre a dos “explicaciones” que toma de uno de sus autores liberales favoritos: Isaiah Berlin. La primera dice que se debe a que “nuestros liberales […] han estado poco dispuestos a recurrir a la violencia para imponer sus ideas”. Aceptando que así fuera (y dejando de lado que los liberales, una y otra vez en la historia, han hecho uso de la violencia cada vez que han podido para imponer sus proyectos), ¿está Krauze adhiriéndose a la tesis de que la violencia es factor esencial del éxito político, algo así como “la partera de la historia”? Como fuere, el hecho es que esta “explicación” tiene el problema de explicar poco. La segunda razón es que “los iberoamericanos, como los rusos, tienden a adoptar las ideologías revolucionarias, en particular el marxismo y sus variantes, con un fervor teológico”. Estas explicaciones, de carácter más psicosocial que histórico, sociológico o antropológico (y por tanto, extrañas en un historiador), tienen el problema de configurar una span style=”font-style: italic;”petición de principio/span, pues restaría explicar por qué “nuestros liberales”, los rusos y los iberoamericanos se comportan de esa peculiar manera. Tal vez la explicación se encuentre en otra parte: primordialmente en el carácter socioeconómico de nuestras sociedades, en nuestra matriz histórica y estructural, en donde el pensamiento liberal sólo puede ser el proyecto de una élite, la síntesis de los intereses de unas minorías. Pero esta trayectoria analítica es completamente ajena al pensamiento de nuestro historiador.br /br /Más adelante, el autor agrega dos explicaciones adicionales. La de Gabriel Zaid (utilizada por éste en los ochenta para explicar lo que ocurría en países como Nicaragua): el marxismo ha logrado arraigar por su “legitimación académica” que, según él, comenzó con la “bendición de Sartre”, lo que derivó en la “adscripción universitaria del marxismo”. Pero, dado que la mayoría de los liberales son también universitarios y disputan con ventaja, frente al marxismo, la preeminencia en la academia, la explicación igualmente se queda corta y dando vuelta en círculo. (¿Por qué el marxismo logra mayor arraigo universitario y legitimación académica?). La otra es de Octavio Paz. ¿Qué explica la “tenaz persistencia” de las ideologías revolucionarias en la “span style=”font-style: italic;”intelligentsia/span latinoamericana”? La “falta de critica y autocrítica”, responde Paz. Así que, según esto, un defecto gnoseológico o epistemológico dilucida el asunto: incapaz de darse cuenta de lo que ocurre a su alrededor (por ejemplo, la caída del muro de Berlín, el afianzamiento neoliberal a partir de los noventa, etc.), la izquierda sigue en su curso revolucionario como si nada hubiera pasado. Aquí ni siquiera se explora qué pulsaciones concretas y persistentes, sociopolíticas y económicas, pudieran descifrar la terca perseverancia de la izquierda (que se da perfectamente cuenta de lo que ocurre).br /br /Agotadas las explicaciones, Krauze concluye con pesadumbre: “En México esa izquierda es hegemónica no por los tirajes de sus libros o periódicos, sino por la span style=”font-style: italic;”influencia expansiva que tienen sus ideas/span, que se esparcen como círculos concéntricos hasta los centros de enseñanza superior, la prensa y los partidos…” Aunque es dudoso que hoy la izquierda sea “hegemónica” en el sentido riguroso del término (por ejemplo, en términos gramscianos), hay que admitir que el autor da un paso adelante al advertir la fuerza de las ideas de izquierda y su influencia en la sociedad, si bien podría esperarse que tratara de entender de dónde surgen tales ideas (span style=”font-style: italic;”remember/span: “No es la conciencia lo que determina la vida, sino la vida lo que determina la conciencia”) y el porqué de su influencia. Pero esto último es pedir demasiado.br /br /span style=”font-weight: bold;”El profeta de la alborada/spanbr /br /Volvamos al libro en comento. Conviene detenerse brevemente en su génesis y motivaciones. La obra es más que una biografía de Hugo Chávez y un análisis político de su gobierno. Se trata de un trabajo orientado no por la sed de conocimiento sobre uno de los movimientos sociopolíticos más interesantes de los últimos tiempos, sino por el propósito de favorecer a la derecha venezolana y, en general, de combatir a la izquierda latinoamericana. Él está en su derecho de hacerlo, pero es útil reparar en ello de inmediato. Todo comenzó el 2 de diciembre de 2007, cuando se realizó en Venezuela un referéndum para decidir mediante el voto si se aprobaban o no reformas a la constitución, propuestas por el gobierno de Chávez. Por primera vez, la oposición de derecha obtuvo un triunfo (aunque estrecho: cerca de 1% de ventaja) al ganar la opción del span style=”font-style: italic;”no/span. Entusiasmado, Krauze toma de inmediato un avión hacia Caracas. Llega el día 4 de diciembre. Se entrevista con diversos sectores de la radical oposición venezolana (la iglesia, los estudiantes, etcétera). Vuelve a México, dice, con su “cargamento de libros venezolanos”, henchido de optimismo sobre las oportunidades de la derecha y convencido de que había llegado “la hora de tratar de responder con seriedad la pregunta obvia: ¿Quién es, de dónde salio, cómo se construyó el personaje llamado Hugo Chávez?” (6). Krauze encontró su respuesta a la pregunta, pero no es seria.br /br /Hay evidencias para pensar que las cosas no resultaron de un mero impulso por saber quién era Chávez. Hubo otras motivaciones. El venezolano Antonio Sánchez García, en un escrito publicado a fines de 2008 (7), narra que un grupo de connotados personajes de la derecha liberal, él incluido, se reunió a desayunar con Krauze un año antes. Cuando tiene lugar la reunión, dice, “ No transcurrían 48 horas desde el histórico triunfo del NO del 2 de diciembre y los ánimos [de la oposición] estaban exultantes”. Al parecer, Krauze se encontraba en igual estado de éxtasis. A tal punto que se animó a tomar el papel de organizador. Entusiasmado, Sánchez García reflexiona que no imaginaron que “ de esa reunión nacerían dos iniciativas muy importantes: span style=”font-style: italic;”un maravilloso libro sobre Hugo Chávez/span […] y span style=”font-style: italic;”un movimiento civil/span […]: el Movimiento 2 de Diciembre Democracia y Libertad. Como lo recuerda [Krauze] en su libro, y ya lo habíamos olvidado, span style=”font-style: italic;”fue él/span quien tuvo la feliz ocurrencia de señalarnos que esa fecha tenía resonancias magnéticas y podría servir de nombre a un gran movimiento de opinión. span style=”font-style: italic;”Su propuesta no cayó en saco roto/span”. Sánchez confirma que Krauze regresó a México lleno de contento, con su cargamento “de libros”; pero no sólo de eso: también, dice, “de consejos, de apreciaciones sobre pasado, presente y futuro de nuestro atribulado país”. Esto es, impregnado del punto de vista de la derecha local. Esa fue materia prima importante del libro sobre Chávez que Krauze publicaría meses después y que permite entender su delirante talante analítico. No es extraño que el libro parezca escrito por un político de la oposición venezolana (sus mismos tópicos, su agresividad desenfrenada, etc.) y no por un historiador.br /br /Antes de despedirse, Krauze adoptó un tono profético: “Están ustedes viviendo un despertar y puede que la alborada les ande rondando muy cerca”, recuerda Sánchez García que les dijo. Y agregó: “de lo que aquí suceda dependerá el destino de Centroamérica, de México y de América Latina”. Krauze estaba admirado por “el despertar de un sentimiento auténticamente democrático y liberal” en Venezuela, así que prometió reunirse de inmediato con los líderes estudiantiles antichavistas, “pues un movimiento estudiantil situado ideológicamente en las antípodas del guevarismo castrista”, y universitarios “que luchan por la democracia y practican un credo liberal”, le parecían fenómenos extraordinarios. La verdad es que Sánchez García también estaba encantado con Krauze, “un intelectual de aspecto anglosajón”. Como éste, el venezolano lamentaba que el liberalismo no contara “con buena prensa en nuestra región”, cuando lo que necesitaba América Latina era “Una gran dosis de liberalismo”. Ocurrió que, por “casualidad”, Krauze y Mario Vargas Llosa (otro cruzado del liberalismo radical) coincidieron en Caracas. Y entonces nuestro cronista ya no se contiene: “ La presencia de Enrique Krauze y de Mario Vargas Llosa entre nosotros no constituye ninguna coincidencia”; el hecho es “síntoma anunciatorio del palpitar de los nuevos tiempos: la apertura hacia nuevos horizontes históricos”. En un arrebato final, Sánchez García cree ver que “la alborada que vaticinó Enrique Krauze [un año antes] parece asomarse por sobre las cimas del Ávila […]. Los tiempos se anuncian buenos. La visita de nuestros queridos amigos se cumple bajo los mejores augurios”.br /br /¿Qué era toda esta alharaca sobre “alboradas”, “destinos” y “horizontes históricos”? Los visitantes y sus huéspedes se referían a las perspectivas de triunfos arrolladores de la derecha “liberal” que veían estar próximos, luego del mencionado referéndum del 2 de diciembre, primera victoria obtenida frente a Chávez después de diez intentos. Pensaban que en las elecciones intermedias del 23 de noviembre de 2008 se alzarían con una victoria que sería el preludio del desalojo del chavismo y su gloriosa vuelta al poder. Dado que Chávez estaba imposibilitado de reelegirse, esto se veía al alcance de la mano. Pero era mucho lo que estaba en juego, pues efectivamente de lo que ocurriera en Venezuela dependía en buena medida el futuro político latinoamericano. Había que pisar el acelerador a fondo y utilizar todas las armas disponibles. El libro de Krauze era un esfuerzo, por más modesto que fuera, encaminado a reforzar los designios de la oposición, presentando una imagen negativa del gobierno bolivariano, y a Chávez como un personaje maligno, “regresivo”, “mesiánico” y, sobre todo, “peligroso” (¿les suena?) no sólo para Venezuela sino para toda América Latina. De ahí que, publicado el libro, se multiplicaran las presentaciones (en Venezuela, España) y las entrevistas de agencias y periódicos al autor, para darle la resonancia política en el proceso venezolano que se avecinaba.br /br /Sin embargo, las cosas no marcharon según lo planeado. El chavismo obtuvo la delantera en las elecciones estatales y municipales de noviembre de 2008 (quedándose con la mayoría de los gobernadores y alcaldes), aunque la oposición mantuvo su presencia en zonas importantes (sobre todo por su densidad urbana). Así que las “dos iniciativas” de Krauze para alcanzar la “alborada” y abrir los nuevos “horizontes históricos” se quedaron, por así decirlo, muy cortas. Y vendría inmediatamente una iniciativa de Chávez que darían un vuelco al panorama político: el referéndum, convocado para el 15 de febrero de 2009, a fin de definir el tema de la postulación indefinida o irrestricta (que no la “reelección indefinida”, según el lenguaje de la derecha), en el que el span style=”font-style: italic;”sí/span alcanzó el triunfo con cerca de 10 puntos de ventaja sobre el span style=”font-style: italic;”no/span. La oposición “despertaba”, como auguró Krauze, pero de una pesadilla. El horizonte y los buenos augurios se desvanecían. Son hechos como estos los que permiten entender la mencionada proyección que subyace a las referencias de los nuevos liberales cuando hablan de “desesperación”, atribuyéndola a la izquierda. Están consternados y se sienten impotentes ante los avances de la izquierda en un número cada vez mayor de países latinoamericanos en el lapso de la última década. No han podido derrocar por la fuerza el proyecto bolivariano, y el contexto interno e internacional lo hace cada vez más difícil, mientras hasta ahora el chavismo se muestra electoralmente firme.br /br /span style=”font-weight: bold;”El mandato de Octavio Paz/spanbr /br /Como es su costumbre, en span style=”font-style: italic;”El poder y el delirio/span, Krauze navega con la bandera de la obra y figura de Octavio Paz —que considera casi como su herencia personal—, al que cita venga al caso o no. Por eso, no es raro que encontremos pasajes verdaderamente asombrosos en un libro que busca desentrañar un proceso span style=”font-style: italic;”contemporáneo/span (la trayectoria y el gobierno de Hugo Chávez). Krauze hace que Paz regrese de ultratumba para llevar a cabo un análisis político, ideológico y psicológico de la figura de Chávez. Es práctica común que un autor se base en otro para realizar sus análisis. Pero, yendo más allá, los pasajes de Paz que Krauze cita sirven no sólo para armar su crítica a Chávez, sino para hacer un juicio general de las tendencias políticas y los gobiernos progresistas de la span style=”font-style: italic;”actual/span América Latina, aparte de otros excesos. El propósito que subyace a todo esto es, sin embargo, político-ideológica: Krauze quiere recordar a sus pares (los intelectuales de la “izquierda liberal”) que Paz dejó un mandato político claro y terminante. Si Paz fue el profeta de la misión, Krauze es el apóstol que puede llevarla a buen término.br /br /En el capítulo VIII, en donde se encuentran sus juicios sustantivos, Krauze comienza en un tono bajo: “nunca me atrevería a afirmar con certeza lo que Paz habría pensado porque, sencillamente, no está aquí”. Sólo se trata de buscar “claves”. Paz pensaba que hasta mediados del siglo XX, la democracia era aceptada como el fundamento de la legitimidad política. Pero en 1959 ocurrió un cataclismo con la revolución cubana: se impuso una nueva legitimidad “revolucionaria” en América Latina que, según glosa Krauze, ya no requería “de procesos electorales ni libertades cívicas ni de instituciones republicanas”. Esto conspiraba de un modo más profundo contra la democracia, interpreta Krauze, que las mismas dictaduras militares. Entonces Paz se consagra a desentrañar “las raíces dogmáticas” de la nueva legitimidad revolucionaria. Esta operación puede sintetizarse en el acoplamiento de varias generalidades sobre la tradición hispánica que, según el autor, permiten entender las tendencias políticas que abrió la revolución cubana. Aunque elementos claves de esa tradición se encuentran en sociedades de otras raigambres, se construye un patrón que supuestamente explica la span style=”font-style: italic;”particular/span explosión revolucionaria estimulada por la gesta cubana. Esas generalidades, poco atentas a las especificidades históricas, no son raras en la obra de Paz. El hecho es que el poeta —quien, según Krauze, había simpatizado con cierto talante de la izquierda e incluso con los revolucionarios cubanos— devino un crítico apasionado de la revolución, conforme la guerra fría llegaba a su climax y se acercaba a su desenlace. En suma, el camino de Paz fue un movimiento desde la “izquierda” hasta su conversión, dice Krauze, en “un líder intelectual de la disidencia liberal y socialdemócrata al marxismo revolucionario”, que prevenía, desde 1982, sobre los riesgos de una “revolución” que era un regreso al viejo absolutismo ibérico. El itinerario de Paz le parece especialmente importante a Krauze, pues es una advertencia para los jóvenes que “han abrazado de nuevo […] el viejo sueño de la revolución, hoy encarnado en el comandante Hubo Chávez…” De eso se trata.br /br /El tono de Paz era el de un profeta sombrío que predicaba acerca de una amenaza: la revolución y los sueños socialistas. Pero ya para 1989, los vientos habían cambiado: Paz rebosaba de optimismo y estaba en condiciones, dice Krauze, de profetizar “el fin de la revolución”, pues se asistía a una serie de cambios que le permitía al poeta anunciar “el ocaso del mito revolucionario” en Europa occidental y “el regreso de la democracia en la América Latina”. Todo bajo los auspicios de lo que Paz denominó el “liberalismo democrático”. ¿Cómo lo concebía el poeta? De un modo que a estas alturas nos resultará familiar: “Debemos —escribió Paz— repensar nuestra tradición, renovarla y buscar la span style=”font-style: italic;”reconciliación/span de dos grandes tradiciones políticas de la modernidad, el span style=”font-style: italic;”liberalismo/span y el span style=”font-style: italic;”socialismo/span. Me atrevo a decir que éste es ‘el tema de nuestro tiempo’” (8). Tal búsqueda es la tarea que hereda Paz a Krauze y, por lo visto, a través de éste a algunos intelectuales antes citados.br /br /Por eso Krauze, en su papel de intérprete privilegiado, inmediatamente entra en un experimento divertido, que consiste en adivinar lo que Paz habría pensado de Hugo Chávez. Krauze dice que nunca habló con Paz sobre Chávez, pero está “seguro” de que no habría visto en éste la “reconciliación” de las tradiciones que había recomendado el maestro. Más aún, conjetura sobre el sarcasmo que habría pronunciado Paz sobre Chávez, citando a Marx. Es una fase delirante, en la que Krauze no habla de lo que Paz pensó en su momento, sino de lo que el historiador vaticina que diría Paz sobre Chávez. Un curioso ejercicio de profecía retroactiva.br /br /Lamentablemente, Krauze no continúa con este método innovador, porque tal vez tendría que profetizar (retrospectivamente) que Paz habría lamentado span style=”font-style: italic;”el carácter fallido de su profecía/span sobre “el ocaso del mito revolucionario”. Pues la razón principal por la que Krauze se ve embarcado en ardorosas críticas contra Chávez es porque, a pesar de los anuncios sobre el triunfo de la socialdemocracia (liberal) en América Latina y el ocaso del socialismo, resurgieron con más fuerza en la región los proyectos populares que ponen en el núcleo de sus afanes los cambios del modelo neoliberal e incluso la meta de un “socialismo del siglo XXI”, todo ello acompañado por la propagación de proyectos revolucionarios (la “revolución bolivariana” en Venezuela, la “revolución cultural y democrática” en Bolivia, la “revolución ciudadana” en Ecuador ). El mismo año en que Paz anunció el cambio de dirección, el nuevo proceso de rebeldías tuvo un primer centelleo en el span style=”font-style: italic;”Caracazo/span, que desembocaría en el gobierno bolivariano. Un segundo momento destacado fue el levantamiento zapatista de 1994, que todavía Paz alcanzó a contemplar y examinar. Su impresión, por cierto, fue que el neozapatismo había renovado el “culto a la violencia”, que la sublevación era “irreal” y estaba “condenada a fracasar” y que el desenlace militar sería “rápido”.br /br /El proyecto span style=”font-style: italic;”bolivariano/span encarna este nuevo ciclo de rebeldías de manera destacada, y es por esa razón que Krauze enfila sus baterías en primer lugar hacia el líder de ese movimiento. Desde luego, el objetivo es más amplio: contener los nuevos aires antineoliberales y gradualmente anticapitalistas que se arremolinan en la región. Esto es visto por el grupo de que Krauze hace parte como una verdadera calamidad. De ahí las arremetidas y, como complemento, la arrogancia de asumir el papel de consejero de aquella izquierda que se empeña en ignorar el nuevo derrotero trazado por su maestro en 1989. Se produce así un hecho insólito: desde posiciones conservadoras se le indica a la izquierda qué es lo que le conviene, y se le sermonea cuando ésta no hace caso.br /br /span style=”font-weight: bold;”La pequeña internacional liberal/spanbr /br /Krauze no está solo en su cruzada contra el retorno de los sueños revolucionarios. Se articula con otros personajes y grupos. Así, podríamos hablar de una especie de “pequeña internacional liberal”, cuya característica más notable es su acentuado span style=”font-style: italic;”perfil conservador/span. No es extraña la cercanía de Krauze con posiciones como la del Partido Popular español y su dirigente José María Aznar (quien condecoró a aquél en 2003, en medio de ditirámbicos elogios mutuos) ni que ambos participen en jornadas y proyectos políticos conjuntos. Uno de esos trabajos “a la limón” fue el que realizaron en México en medio de la campaña presidencial de 2006. Sin el menor rubor, se presentaron juntos para apoyar al derechista Felipe Calderón, candidato del PAN, uno de los partidos más conservadores y retardatarios del continente. Así que cuando Krauze se presenta como liberal y socialdemócrata, y al mismo tiempo apoya a la derecha más ultramontana, uno no sabe qué pensar: o no entiende una palabra sobre las tendencias políticas de que habla (y a las que dice adherirse) o no tiene ningún respeto por la inteligencia de los demás. También hay que incluir a otros intelectuales dedicados a las letras, como es el caso de Mario Vargas Llosa. No es efectivamente casual que Krauze haya coincidido con Vargas Llosa en Venezuela en la ocasión indicada.br /br /A juzgar por los resultados, las andanzas del grupo por Venezuela no han resultado muy exitosas. Es posible que incluso hayan fortalecido las posiciones de la izquierda local. Más que de empuje, su activismo es expresión de las debilidades de los conservadores venezolanos. La oposición en Venezuela carece de intelectuales propios, con suficiente preparación e impacto público para impulsar sus posiciones políticas y, sobre todo, para promover la unidad entre sus crispados componentes, peleados entre sí. Por ello recurre a intelectuales foráneos que forman una suerte de “grupo de tarea” (o “grupo de acción rápida”), el cual acude presuroso a brindar apoyo a sus pares de la derecha.br /br /span style=”font-weight: bold;”Las deformaciones de Krauze/spanbr /br /El libro de Enrique Krauze es en su mayor parte una retahíla de descalificaciones contra el mandatario venezolano, sin que el autor eche en falta los argumentos. Las cosas son así, porque Krauze dice que son así: Chávez es un autoritario, un dictador que quiere mantenerse en el poder indefinidamente. No importa que Chávez haya cumplido una y otra vez con los requisitos de la “legitimidad” democrática que señalaba Paz (recuérdese: elecciones, libertades cívicas e instituciones republicanas). Es intrascendente que el político bolivariano se haya sometido a la voluntad popular mediante elecciones libres. Chávez lo ha hecho en span style=”font-style: italic;”doce/span ocasiones. Al parecer, ese es un requisito esencial y hasta suficiente cuando se trata de políticos que se comportan de un modo distinto a Chávez (por ejemplo, como seguidores ciegos de las recetas neoliberales), pero es irrelevante cuando se trata de un líder que desafía los dogmas del “libre mercado”, la “desregulación” irresponsable y no practica la total indolencia frente a las necesidades de las grandes mayorías, empobrecidas e impedidas de ejercer derechos fundamentales. En este caso, no hay nada de democracia; se trata de un “monarca absoluto” y de un mesiánico (uno de los descalificativos favoritos de Krauze, utilizado hasta la infamia contra López Obrador en 2006). Más aún, el requisito de la limpieza democrática es una exigencia rigurosa para la izquierda, pero puede exonerarse de ello a la derecha. Como se vio, Krauze no tuvo empacho en apoyar al candidato derechista Felipe Calderón, dedicado a la guerra sucia contra su principal adversario; y cuando Calderón es declarado ganador “span style=”font-style: italic;”haiga/span sido como span style=”font-style: italic;”haiga/span sido” —según sus propias palabras— el historiador liberal no muestra desazón ni se dedica a combatirlo con pasión democrática.br /br /Tampoco basta que durante la gestión de Chávez se hayan respetado las libertades fundamentales, aún frente a sectores opositores que no descansan un momento en su tarea de minar las instituciones y promover la violación de las leyes (incluyendo la incitación al magnicidio). La oposición que el liberal Krauze apoya es una que llegó al punto de asaltar las instituciones republicanas que tanto ponderaba Octavio Paz, mediante un golpe de Estado; e inmediatamente que se hicieron del poder con un procedimiento tan “democrático”, pasaron a destituir a los representantes libremente electos, perseguir a las autoridades defenestradas, encarcelar y maltratar a los adversarios. No fueron ni siquiera compasivos. Poseídos por la furia democrática, disolvieron las instituciones. El fascismo asomó su rostro de espanto. Es una historia larga. Fue un episodio cargado de vileza y violencia implacable. Sin embargo, los que hicieron todo esto y más, que no tienen ni una pizca de liberales (en su sentido prístino) ni de democráticos, ni respetaron las libertades ni las instituciones republicanas (como aconsejó el maestro Paz), le parecen hoy a Krauze personas “ que luchan por la democracia y practican un credo liberal”. En cambio, un gobierno en el que no se registran encarcelamientos arbitrarios, ejecuciones extrajudiciales, torturas y otras canalladas tan comunes en otros países, sólo le merece a Krauze desprecio y condenas; y el líder que —una vez repuesto en el poder por la insurrección de sus compatriotas— no se vengó de sus verdugos ni afectó sus propiedades ni cerró los medios de comunicación promotores del golpe, etcétera, le parece un corrupto y un violador de los derechos humanos. Si Krauze fuera más cuidadoso se daría cuenta de que al obviar las vilezas de sus defendidos, éstas se transfieren a él; que al ser tan injusto y parcial en su evaluación, la iniquidad y el dogmatismo se convierten en sus rasgos distintivos.br /br /Con tal de denigrar a Chávez, Krauze llega hasta a inventarse un “decálogo” que, según dice, el líder bolivariano “ha establecido” con “el pueblo”. En él se disponen injurias como estas: el pueblo “carece de derechos individuales”; sólo puede recurrir a la “aglomeración” para hacerse escuchar; es libre sólo para emprender protestas; es propiedad del caudillo… Por cierto, el autor ya había utilizado el recurso del decálogo inventado para aplicárselo a López Obrador y a todo gobernante latinoamericano que se aparta del guión neoliberal, acusándolos de incurrir en “populismo” (9). Es un método indigno de un intelectual. Y además, en el caso que nos ocupa, más que un ataque a Chávez, resulta una cruel ofensa al pueblo venezolano.br /br /Es imposible en este espacio limitado abarcar el catálogo completo de insultos, engaños y falsedades que acumula el autor en su obra. Sólo señalo algunos ejemplos:br /br /1) “Chávez es uno de los hombres más ricos del mundo”. Según esto, Chávez debería estar en la lista span style=”font-style: italic;”Forbes/span de los multimillonarios del mundo. Retoma un intento similar de difamar a Fidel Castro (atribuyéndole el erario como riqueza personal). Los difamadores de éste se atrevieron a decir que tenía cuentas secretas en el exterior, lo que era una calumnia pueril. Krauze no se arriesgó a tanto.br /br /2) Al expulsar a la camarilla que manejaba a su antojo a la empresa petrolera (PDVSA), Chávez “realizó la privatización más grande de la historia” —dice Krauze—, pues “es ahora su propiedad”. Una descarada inversión de la historia: los que hicieron de la empresa pública PDVSA el botín privado de una pequeña oligarquía, ahora resultan víctimas: los privatizadores por excelencia se convierten en privatizados, y el que regresó su carácter span style=”font-style: italic;”público/span a la empresa, fue su privatizador.br /br /3) Se acusa a Chávez de “propensión a monopolizar la educación”. ¿Así que hacer pública y gratuita la educación, equivale a monopolizarla? Aquí reverberan las pretensiones de los jerarcas de la iglesia católica y otros sectores retardatarios que prefieren una educación elitista y cargada de ideas religiosas. Los socialdemócratas europeos se asombrarían de este liberalismo de púlpito.br /br /4) Chávez no es “un campeón de la democracia”, pues aunque ha realizado “varios procesos electorales”, lo ha hecho “en un contexto creciente de asfixia de todas las libertades públicas y control total de los poderes republicanos”. La “asfixia” de libertades parece referirse al tópico de la falta de libertad de prensa y expresión en Venezuela. Una piedra de escándalo en ciertos medios externos y caballito de batalla de la oposición interna. Se acusa a Chávez de perseguir o restringir a los medios, de violar la libertad de expresión. No salgo de mi asombro. Cualquier persona medianamente imparcial que visite Venezuela puede comprobar por sí misma que existen pocos países en el mundo en donde el sector privado, opositor al gobierno, tenga un control tan extraordinario sobre los medios. Hablo en términos cuantitativos y cualitativos: no sólo se trata de que domina la mayoría de los medios, sino también los más poderosos y penetrantes (los electrónicos, sin faltar los impresos: diarios, etc.). De hecho, puede decirse que el factor integrador de la oposición venezolana son los medios; y éstos funcionan en su conjunto como su partido político. Cuando uno lee, ve o escucha los medios venezolanos, se da cuenta de que es un país que disfruta de una gran libertad de expresión, que en ocasiones raya en el libertinaje (desde el punto de vista de la normatividad vigente). Esos medios de oposición se dan el lujo no solo de mentir, sino de violar las leyes abiertamente en forma aún más grave (por ejemplo incitando al magnicidio, es decir, al asesinato del presidente). En Estados Unidos y en otros países, ese delito tendría como consecuencia la cárcel para sus autores. No en Venezuela. Los medios opositores deforman los hechos y difunden mentiras, y no de manera esporádica o por error sino de manera intencionada y sistemática. Sin embargo, ninguno de ellos ha sido censurado o cerrado. Recuerdo un caso que me impresionó. Estando en Venezuela hace año y medio, leí en un diario de derecha la denuncia de que, en las escuelas, el gobierno estaba distribuyendo armas largas automáticas a los niños. La información se publicaba como verdad incontestable; hasta incluía fotos de las armas. En cualquier otro país hubiera sido materia de un escándalo gigantesco y de una investigación a fondo. Al parecer las autoridades no se vieron en la necesidad de realizar tal pesquisa. La noticia era tan evidentemente mentirosa que se esfumó como un suspiro. Se trataba de un infundio. La gente que hace cosa como esas, es la que grita (por los medios) que no hay libertad de expresión.br /br /5) Examinemos el segundo asunto del punto anterior: el relativo al control de los poderes. Quizá el autor se refiera sobre todo a la Asamblea Nacional (congreso), en donde no hay ninguna representación de la oposición. Es verdad. Pero no puede ocultarse el hecho de que si no hay opositores allí es porque éstos span style=”font-style: italic;”decidieron no participar/span en las elecciones correspondientes, apostando a llegar al poder por otros medios, no precisamente democráticos y lícitos. Ahora los dirigentes están arrepentidos, consideran que su apuesta fue un error y han declarado que piensan participar en las próximas elecciones para ese órgano de poder. Hacen bien.br /br /6) Ninguna de las “misiones” (en materia educativa, de salud, alimentaria, etc.) creadas por el gobierno, dice Krauze, “ha alcanzado los resultados que se pretenden. Su mayor impacto ha sido cultural”. Hombre, no es un resultado despreciable ni menor. Pero no es toda la verdad. Son muchos los que pueden ver los buenos resultados (incluyendo todo género de agencias internacionales, ONG, etc.). Por ejemplo, los datos que proporcionan fuentes nada sospechosas de chavismo, como la CEPAL y Naciones Unidas, muestran que las condiciones en Venezuela han cambiado favorablemente para los sectores populares en el campo de la educación (hace poco, Venezuela fue declarada por la UNESCO como país libre de analfabetismo), la salud, la alimentación, entre otros. Pero sobre todo, los que pueden ver claramente resultados son los millones de pobres beneficiados. Hay que apuntar también en esta lista a una buena proporción de los de ciudadanos de clase media y hasta a miembros de la clase alta. Pero ni éstos ni Krauze están dispuestos a span style=”font-style: italic;”verlo/span.br /br /Y aquí radica en buena parte el problema del libro de Krauze: está atravesado por una span style=”font-style: italic;”visión/span recortada e ideológicamente sesgada. No es que no pueda ver, sino que no quiere ver. O mejor: sólo quiere ver lo que sus propósitos políticos y sus compromisos ideológicos le marcan. Es por eso que, para él, el proyecto bolivariano ha fracasado en todos los frentes, Chávez es un peligro insoportable y el paisaje sociopolítico de Venezuela es desolador. Los matices, cuando se ve obligado a hacerlos, son solamente para confirmar la regla absolutamente negativa que ha construido su propio prejuicio.br /br /Para caracterizar este estado de ánimo, Roberto Hernández Montoya ha usado el término span style=”font-style: italic;”negacionismo/span. Se refiere a una imbatible negación de los hechos que, a veces, raya en lo ridículo. Para los afectados, el costo es no entender nada de lo que pasa a su alrededor. Los negacionistas, explica, no pueden ver “las misiones, niegan puentes, niegan autopistas, niegan la alfabetización, niegan los cientos de miles de personas que recuperaron la visión […], las decenas de millones de libros a bajo precio o gratuitos. Niegan todo. Niegan los beneficios de la abolición del crédito indexado, indizado o mexicano. Se curan en un módulo [de salud] de Barrio Adentro y lo niegan. Pierden un realero en el Stanford Bank [que estafó a un número indeterminado de venezolanos por más de 2 mil millones de dólares] y lo niegan o la pagan con Chávez con la argumentación idiota de que por su culpa corrieron hacia el Stanford, temerosos de que Chávez les incautase su dinero. No lo ha hecho en diez años, la empresa privada ha seguido su curso de exacción, ganando dinero como nunca antes y todavía temen más a Chávez que a Stanford. Ser idiota es el lujo más costoso”. Enseguida explica que el desorden de la conducta que designa el span style=”font-style: italic;”negacionismo/span “no es solo negar algo, sino también ocultarlo, ignorarlo en una cortina de silencio estridente. Fue patético cómo los medios golpistas silenciaron el segundo Oscar que [en la última entrega] se ganó Sean Penn [actor estadounidense que simpatiza con la causa bolivariana]. No ven la obra de gobierno, pero cuando ponen una cadena [televisiva] para que al fin la vean, entonces apagan el televisor o se van a un canal por cable. Exilio interior. No quieren ver, no sea que tengan que admitir lo que no quieren admitir: que este es el único gobierno bueno en lo que va de República. No es perfecto, ¿alguien dijo que lo era?, pero es el mejor” (10). Es —digo yo— lo mismo que le pasa a Krauze.br /br /span style=”font-size:85%;”* El autor es profesor-investigador del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS). Director de la revista span style=”font-style: italic;”Memoria/span. Obras recientes: span style=”font-style: italic;”El canon Snorri. Diversidad cultural y tolerancia/span, UACM, México, 2004; span style=”font-style: italic;”El laberinto de la identidad/span, UNAM, México, 2006, y span style=”font-style: italic;”Elogio de la diversidad. Globalización, multiculturalismo y etnofagia/span, Casa de las Américas, La Habana, 2008 (Premio de Ensayo Ezequiel Martínez Estrada, Casa de las Américas 2008).br /br //spanspan style=”font-size:85%;”span style=”font-size:85%;”Notas:/spanbr /br /1. Tusquets Editores, México, 2008.br /br /2. Anthony Giddens, span style=”font-style: italic;”La tercera vía. La renovación de la socialdemocracia/span, Taurus, España, 1999.br /br /3. H. Díaz-Polanco, “La tercera vía. Un balance crítico”, en span style=”font-style: italic;”Boletín de Antropología Americana/span, Instituto Panamericano de Geografía e Historia, 34, México, junio, 1999.br /br /4. José Antonio Crespo, span style=”font-style: italic;”2006: hablan las actas. Las debilidades de la autoridad electoral mexicana/span, Random House Mondadori/Debate, México, 2008.br /br /5. Cf. span style=”font-style: italic;”Letras Libres/span, año X, núm. 113, mayo de 2008.br /br /6. Enrique Krauze, “Viaje a Caracas”, span style=”font-style: italic;”Letras libres/span, noviembre de 2008, p. 25.br /br /7. Antonio Sánchez García, “Krauze y Vargas Llosa en Caracas”, span style=”font-style: italic;”El Nacional/span, Caracas, 6 de diciembre de 2008.br /br /8. Citado por Krauze en span style=”font-style: italic;”El poder y el delirio/span, op. cit., p. 330. Cursivas nuestras.br /br /9. Al menos desde 2005, Krauze viene publicando “decálogos” contra el “populismo”, adaptándolos a las coyunturas políticas de distintos países (México, Venezuela, etc.). El de más amplio alcance lo dio a conocer en España: E. Krauze, “Decálogo del populismo iberoamericano”, span style=”font-style: italic;”El País/span, 14 de octubre de 2005. Se trata de una lista simplista, fundada en los tópicos del liberalismo más atrasado, sobre los pecados en que incurren los políticos que no son gratos a los intelectuales conservadores. El sentido del artículo de Krauze lo analizó certeramente Emir Sader (“ El populismo: su más completa traducción”, span style=”font-style: italic;”Alai-Amlatina/span, 14 de noviembre de 2005 ). Estas frases lo resumen: “ Este decálogo —dice Sader— es una radiografía de cuerpo entero del cinismo liberal […] En la era neoliberal, la palabra populismo sirve para intentar descalificar la prioridad de lo social: eje de la alternativa posneoliberal”.br /br /10. Roberto Hernández Montoya, “Negacionismos”, en span style=”font-style: italic;”Aporrea/span, Caracas, 1 de marzo de 2009./spandiv class=”blogger-post-footer”img width=’1′ height=’1′ src=’http://res1.blogblog.com/tracker/25413235-4535943173117452539?l=elpedotedefecal.blogspot.com’//div

Original post by Eratóstenes Horamarcada

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