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Elogia AMLO a legisladores perredistas

September 2nd, 2007 Posted in Congreso, Reforma No Comments »

Emiliano Ruiz
Reforma
1 de septiembre de 2007
López Obrador recordó que Calderón no aceptó el voto por voto y casilla por casilla

Chiautempan, Tlaxcala (1 septiembre 2007).- El ex candidato presidencial del PRD, Andrés Manuel López Obrador, celebró la noche de este sábado que no se hubiera consumado la ceremonia tradicional del Informe del Presidente Felipe Calderón.

En seis de los 8 mítines que celebró en municipios del sur de Tlaxcala, el tabasqueño parodió el formato actual del Informe así como el mensaje que Calderón tiene programado dirigir mañana en Palacio Nacional, actos que calificó de “circo y ritual caduco”.

Asimismo, destacó que el mensaje presidencial de este domingo será mediático, pues dijo que Calderón tiene el apoyo de la televisión.

Durante un mitin en este municipio, el último del día, López Obrador elogió que los legisladores de su partido impidieran la ceremonia tradicional del Informe.

“Hoy era el día del aplauso al Presidente, este día el espurio de Calderón no pudo rendir su informe ante el Congreso, no pudo rendir su informe porque diputados y senadores nuestros actúan con responsabilidad y mucha dignidad”.

“Muchas veces insistimos que había que contar voto por voto y casilla por casilla. No quiso contar los votos y ahí están las consecuencias, si no contó los votos, que no cuente con nosotros”, expresó.

Horas antes, durante el mitin que encabezó en Magdalena Tlaltelulco, López Obrador había dijo que los diputados perredistas no avalarían con su presencia la ceremonia del Informe.

Original post by Eratóstenes Horamarcada

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Laberinto político

September 1st, 2007 Posted in Congreso, partidos, reforma electoral, reforma fiscal, Rosa Albina Garavito No Comments »

Rosa Albina Garavito*
El Universal
1 de septiembre de 2007

No sabemos cuál sea el informe sobre el estado general de la administración pública que hoy presente ante el Congreso de la Unión el Presidente de la República, pero la discusión de las semanas previas a esta ceremonia ya nos aportó un fiel retrato de la deplorable situación de la política nacional.

El cumplimiento del artículo 69 constitucional, que obliga al Ejecutivo a presentar dicho informe por escrito, ha exhibido de nuevo la obsolescencia del régimen presidencialista imperante, aderezado además por la crisis de legitimidad del Presidente de la República en turno. De ahí que durante las últimas semanas la discusión se haya centrado en la ceremonia del informe y no en la crítica situación nacional y en las propuestas para resolverla.

La definición sobre el lugar en que el presidente Calderón entregará el documento —a las puertas del recinto legislativo, en otro espacio del mismo o en la tribuna del salón de plenos— ha empeñado las energías de los partidos políticos y del Ejecutivo, energías que podrían haberse dedicado a mejores causas.

En medio de esta batahola, se negocian temas fundamentales para el futuro del país como son la reforma fiscal y la reforma electoral. A estas alturas no sabemos si habrá reforma fiscal antes de que al Congreso llegue la propuesta del Ejecutivo sobre el paquete económico de 2008, mientras que ya se ha presentado la iniciativa de reforma constitucional en materia electoral. Lo que sí sabemos es que el proyecto de reforma hacendaria presentado por el Ejecutivo se ha ido modificando en las discusiones para su dictamen en comisiones, de manera que el modesto incremento de 2.8% en la recaudación tributaria que podría haberse derivado de su aplicación se verá seriamente mermado gracias al poder de los grandes grupos empresariales para mantener los privilegios fiscales que durante décadas han mantenido la carga tributaria como una de las más bajas del mundo (¡9.5%!).

No es casual entonces que México se encuentre en el sótano de los niveles de crecimiento entre los países de América Latina (según datos de la Cepal), junto con Haití y la República de El Salvador.

Pero mientras la capacidad de crecimiento de la economía nacional se deteriora cada día más; mientras los niveles de desempleo aumentan; mientras el campo mexicano transita hacia la guillotina de la apertura total en 2008; mientras el sector industrial se encuentra estancado y los miserables salarios mantienen frenado al mercado interno; y mientras las finanzas públicas son todo menos robustas y transparentes, las fuerzas políticas se desgastaron una vez más en la discusión sobre la obsoleta ceremonia del informe presidencial. Distraídos en ese laberinto, no sólo se soslaya la gravedad de la situación económica, sino también la preocupante ausencia de respeto a los derechos humanos, y el deterioro de la seguridad pública y nacional por el crecimiento de la delincuencia organizada.

Por su parte, el avance de los acuerdos sobre la reforma constitucional en materia electoral, plasmados en la iniciativa presentada el jueves pasado, podrían verse afectados por las condiciones en las que se desarrolle la ceremonia del informe. También por la falta de acuerdo en torno a las modalidades de salida de los actuales miembros del Consejo General del IFE. Por lo pronto, el hecho de que esa definición se haya dejado a la ley secundaria fortalece la posibilidad de impugnación legal de parte de los afectados. No olvidemos que en un sistema de complicidades, cada actor es rehén del otro y el secuestrado permanente es el propio país.

Si bien el extravío en el laberinto de la defensa de sus pequeños intereses es una característica estructural de la clase política mexicana, ésta se ha agravado a consecuencia del periodo que se abrió con la coyuntura electoral de 2006. No haber cumplido con los principios constitucionales de “certeza, legalidad, independencia, imparcialidad y objetividad” en ese proceso electoral marcó con la ilegitimidad el ejercicio del poder presidencial, para colmo en un régimen plenamente presidencialista.

Como las enfermedades incurables, la ilegitimidad de origen no se puede resolver. Lo que sí puede hacerse es que la crisis que ella genera no arrastre al país en su conjunto hacia abismos todavía más profundos. Pero ello requiere generosidad de miras de una clase política para la cual el largo plazo está a cinco años de distancia, con estación previa en 2009.

* Consejera nacional emérita del PRD.

Original post by Eratóstenes Horamarcada

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Laberinto político

September 1st, 2007 Posted in Congreso, partidos, reforma electoral, reforma fiscal, Rosa Albina Garavito No Comments »

Rosa Albina Garavito*
El Universal
1 de septiembre de 2007

No sabemos cuál sea el informe sobre el estado general de la administración pública que hoy presente ante el Congreso de la Unión el Presidente de la República, pero la discusión de las semanas previas a esta ceremonia ya nos aportó un fiel retrato de la deplorable situación de la política nacional.

El cumplimiento del artículo 69 constitucional, que obliga al Ejecutivo a presentar dicho informe por escrito, ha exhibido de nuevo la obsolescencia del régimen presidencialista imperante, aderezado además por la crisis de legitimidad del Presidente de la República en turno. De ahí que durante las últimas semanas la discusión se haya centrado en la ceremonia del informe y no en la crítica situación nacional y en las propuestas para resolverla.

La definición sobre el lugar en que el presidente Calderón entregará el documento —a las puertas del recinto legislativo, en otro espacio del mismo o en la tribuna del salón de plenos— ha empeñado las energías de los partidos políticos y del Ejecutivo, energías que podrían haberse dedicado a mejores causas.

En medio de esta batahola, se negocian temas fundamentales para el futuro del país como son la reforma fiscal y la reforma electoral. A estas alturas no sabemos si habrá reforma fiscal antes de que al Congreso llegue la propuesta del Ejecutivo sobre el paquete económico de 2008, mientras que ya se ha presentado la iniciativa de reforma constitucional en materia electoral. Lo que sí sabemos es que el proyecto de reforma hacendaria presentado por el Ejecutivo se ha ido modificando en las discusiones para su dictamen en comisiones, de manera que el modesto incremento de 2.8% en la recaudación tributaria que podría haberse derivado de su aplicación se verá seriamente mermado gracias al poder de los grandes grupos empresariales para mantener los privilegios fiscales que durante décadas han mantenido la carga tributaria como una de las más bajas del mundo (¡9.5%!).

No es casual entonces que México se encuentre en el sótano de los niveles de crecimiento entre los países de América Latina (según datos de la Cepal), junto con Haití y la República de El Salvador.

Pero mientras la capacidad de crecimiento de la economía nacional se deteriora cada día más; mientras los niveles de desempleo aumentan; mientras el campo mexicano transita hacia la guillotina de la apertura total en 2008; mientras el sector industrial se encuentra estancado y los miserables salarios mantienen frenado al mercado interno; y mientras las finanzas públicas son todo menos robustas y transparentes, las fuerzas políticas se desgastaron una vez más en la discusión sobre la obsoleta ceremonia del informe presidencial. Distraídos en ese laberinto, no sólo se soslaya la gravedad de la situación económica, sino también la preocupante ausencia de respeto a los derechos humanos, y el deterioro de la seguridad pública y nacional por el crecimiento de la delincuencia organizada.

Por su parte, el avance de los acuerdos sobre la reforma constitucional en materia electoral, plasmados en la iniciativa presentada el jueves pasado, podrían verse afectados por las condiciones en las que se desarrolle la ceremonia del informe. También por la falta de acuerdo en torno a las modalidades de salida de los actuales miembros del Consejo General del IFE. Por lo pronto, el hecho de que esa definición se haya dejado a la ley secundaria fortalece la posibilidad de impugnación legal de parte de los afectados. No olvidemos que en un sistema de complicidades, cada actor es rehén del otro y el secuestrado permanente es el propio país.

Si bien el extravío en el laberinto de la defensa de sus pequeños intereses es una característica estructural de la clase política mexicana, ésta se ha agravado a consecuencia del periodo que se abrió con la coyuntura electoral de 2006. No haber cumplido con los principios constitucionales de “certeza, legalidad, independencia, imparcialidad y objetividad” en ese proceso electoral marcó con la ilegitimidad el ejercicio del poder presidencial, para colmo en un régimen plenamente presidencialista.

Como las enfermedades incurables, la ilegitimidad de origen no se puede resolver. Lo que sí puede hacerse es que la crisis que ella genera no arrastre al país en su conjunto hacia abismos todavía más profundos. Pero ello requiere generosidad de miras de una clase política para la cual el largo plazo está a cinco años de distancia, con estación previa en 2009.

* Consejera nacional emérita del PRD.

Original post by Eratóstenes Horamarcada

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Reconocer y oponerse

August 31st, 2007 Posted in Carmen Aristegui, Congreso, izquierda No Comments »

Octavio Rodríguez Araujo
La Jornada
30 de agosto de 2007

Me temo que la diputada Ruth Zavaleta tuvo razón al señalarle a Carmen Aristegui que “de su parte habrá un reconocimiento implícito a la presidencia de Calderón, al momento en que ella (como presidenta de la mesa directiva de la Cámara de Diputados) le envíe las reformas aprobadas en la Cámara para su publicación” (La Jornada, 28/08/07). Y es que en realidad esto no puede evitarse, como tampoco recibir de Calderón las iniciativas de ley emanadas del Poder Ejecutivo de la Federación. Dichas iniciativas no pueden ser ignoradas como tampoco asumidas como productos de un espíritu imaginario e inexistente y que por un milagro o cosa semejante llegaron al Congreso de la Unión. Sería esquizofrénico, para decir lo menos.

Para mí Felipe Calderón ocupa la silla presidencial gracias a un proceso a todas luces fraudulento, pero ahí está. Cómo lo llamemos importa poco, incluso si no lo aceptamos como gobernante legítimo. Si los diputados perredistas y otros no lo reconocen como gobernante (incluso de facto) en la práctica se están negando como contrapeso del Poder Ejecutivo; sin embargo, al oponerse al Presidente de la República lo están reconociendo. Nadie se opone a lo que no existe, y si lo hace no está bien de la cabeza.

Supongamos para México otro escenario. Imaginemos que hubo un golpe de Estado, no como el ocurrido el año pasado (que he llamado ex ante), sino militar y que el gobernante fuera un tirano, un dictador. ¿La oposición buscaría formas de oponérsele o, por no reconocerlo por su origen ilegítimo, no haría nada o actuaría como si no existiera? La respuesta es obvia. Pese a los riesgos de oponerse a un dictador, como ocurrió en Chile, Argentina, Brasil, y en otros muchos países, siempre hubo y habrá oposición, pues no todo mundo acepta, como destino impuesto e inevitable, la existencia de un dictador por temible que éste sea. Oponérsele, entonces, es reconocerlo aunque no se olvide su origen ni su práctica en contra de las libertades; ni los riesgos de hacerlo.

No vivimos en una dictadura y Calderón, pese a su origen, es el jefe del Poder Ejecutivo federal, y constitucionalmente tiene funciones, atribuciones y obligaciones. Me ubico en la oposición, sí, pero si el presidente impuesto auxiliara a los damnificados de un huracán o un terremoto no podría invitar a las víctimas (so pena de que pensaran que estoy loco) a que no acepten la ayuda que les permitirá sobrevivir. Tampoco podría oponerme a que los estudiantes aceptaran becas o los campesinos recibieran tierras, créditos, salud y vivienda (si fuera el caso).

Para unos López Obrador encabeza el gobierno legítimo, pero aun así se está reconociendo que Calderón Hinojosa representa un gobierno ilegítimo, pero gobierno al fin. Si no se estuviera reconociendo esto último no habría necesidad de que AMLO se distinga como el gobernante legítimo ni que se oponga al que ocupa su lugar gracias a un fraude que no todo mundo acepta (yo sí, me adelanto a decirlo). No estar de acuerdo con el triunfo de Calderón es correcto. Basta saber que él y quienes lo hicieron presidente se negaron a contar los votos después de la elección del año pasado. Pero una cosa es no reconocer su triunfo y otra que el señor de Los Pinos no realice (mal o bien) las funciones de presidente de México. En Naciones Unidas, en Cuba, en Venezuela y en otros países con cuyos gobiernos mucha gente de izquierda simpatiza, se reconoce a Calderón como jefe del gobierno mexicano. Si no fuera así no habría embajadas de esos países en nuestro país, como no la hubo de México en Chile durante el gobierno de Pinochet (y viceversa) o como no hay de Estados Unidos en Cuba (y viceversa) hasta la fecha.

La oposición se opone (siempre he defendido este punto de vista), y en este caso se opone al poder: porque no se le reconoce legitimidad, porque no se está de acuerdo con su política, por lo que sea (es un derecho en una democracia aun imperfecta como la nuestra). Pero el hecho mismo de oponerse es un reconocimiento… negativo en este caso. Si yo creyera en una deidad y ésta me hace maldades, le reclamaría. Pero como no creo en dioses ni en poderes divinos sólo puedo dirigirme a mí mismo para reclamar mis errores o a quien me hace maldades sin merecerlas. Automáticamente me reconozco y reconozco a mis enemigos o a mis adversarios. Puedo también ignorarlos, y quizá sea sano, pero si uno de mis enemigos ignorados llega a ocupar un cargo en el lugar en que trabajo o vivo, me guste o no, tendré que tratar con él, aunque sea para exigirle la reparación de una injusticia si ésta se llevó a cabo en mi contra. Hacer otra cosa no sería oposición, sino dejar que mis derechos sean pisoteados, lo cual sería indigno de cualquier persona que se respete.

La diputada Zavaleta, que no conozco, tuvo razón en la dialéctica sencilla que manejó con Aristegui: una ley aprobada en la Cámara de Diputados sólo tiene vigencia a partir de su publicación en el Diario Oficial, y la edición de éste, así como la promulgación y ejecución de una ley expedida por el Congreso de la Unión, depende del jefe del Poder Ejecutivo. La fracción I del artículo 89 constitucional así lo ordena. No hay, en cambio, ninguna ley que obligue a la oposición a tomarse la foto con Calderón, o a dialogar con él ni mucho menos a negociar con el ocupante de Los Pinos. Son cosas diferentes. Aunque, si somos rigurosos, al exigirle algo a Calderón, o al oponerse a una de sus iniciativas de ley, se está dialogando con él, no con un fantasma.

Propongo a mis amigos de la oposición que simplemente se opongan, con los mejores razonamientos de que sean capaces y que, a la vez, propongan lo que a su juicio debería de hacerse para mejorar las condiciones de los mexicanos. Mientras tanto, fortalézcanse lo más que puedan para que en 2009 tengan la mayoría de asientos en la Cámara de Diputados y puedan oponerse mejor y con más eficacia a quien ahora no quieren reconocer como gobernante del país.

Original post by Eratóstenes Horamarcada

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