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Pide AMLO frenar reforma fiscal

September 11th, 2007 Posted in impuestos, PRI, Reforma, reforma fiscal No Comments »

Daniel Pensamiento y Armando Estrop
Reforma
11 de septiembre de 2007

El perredista pidió eliminar los bonos de fin de año, gastos médicos mayores, y la partida de ahorro

Ciudad de México (11 de septiembre de 2007).- Andrés Manuel López Obrador, ex candidato presidencial, pidió a los legisladores del FAP llevar a cabo acciones de resistencia civil pacífica para evitar la aprobación del impuesto de 5.5 por ciento a la gasolina y diesel que pretenden las bancadas de PAN y PRI en San Lázaro.

Durante un encuentro en el Salón Verde, con diputados del PRD, PT y Convergencia que integran el Frente Amplio Progresista (FAP), López Obrador dijo que por ningún motivo se podía permitir ese agravio contra el pueblo de México.

“Es mi sugerencia respetuosa para evitar esto, es, de ser necesario, llevar a cabo acciones de resistencia civil pacífica hasta conseguir que se retire de la Cámara dicha propuesta”, sostuvo en medio del grito de “presidente, presidente”.

El político tabasqueño propuso a los diputados del FAP, promover una reforma fiscal de austeridad que consistirá en disminuir 50 por ciento el gasto corriente, los salarios a magistrados, jueces, diputados y senadores.

Además, eliminar los bonos de fin de año, gastos médicos mayores, y la partida de ahorro, con lo que se podría recaudar una cifra similar a 22 mil millones, que significará aplicar el impuesto a la gasolina como pretenden el PAN y PRI.

López Obrador también criticó al Ejecutivo federal, Felipe Calderón, quien en campaña prometió bajar los precios de la gasolina, diesel, electricidad y gas, tratando de imitar una propuesta de la Coalición.

“Pero se ha dedicado a hacer lo contrario, es un mentiroso vulgar”, asentó López Obrador.

En un mensaje de alrededor de 20 minutos, López Obrador insistió en que el proyecto fiscal de Calderón mantiene los privilegios para los especuladores de la Bolsa de Mexicana de Valores y el sector económico boyante, y golpea a las clases más desprotegidas del País.

Luego de este mensaje, López Obrador se retiró de San Lázaro a la que asistió investido de su presidencia legítima, 14 meses después del resultado electoral que favoreció por medio punto porcentual a Calderón.

En el acto intervinieron además, los coordinadores de Convergencia, Alejandro Chanona, y del PRD, Javier González Garza, quienes coincidieron en que rechazarán el proyecto fiscal del Ejecutivo.

Original post by Eratóstenes Horamarcada

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La mentira del libre mercado: el nuevo “socialismo para los ricos”

August 25th, 2007 Posted in economia, impuestos, pobreza No Comments »

Enrique Javier Díez Gutiérrez*

Diario de León (España)
19 de agosto de 2007

Se dice popularmente que cuando debes un millón al banco, tienes un problema; pero que cuando debes cien millones, es el banco quien tiene un problema.

Ésta es, en esencia, la clave que revela cómo funciona el mal llamado “libre mercado”. Porque no hay tal libre mercado. Es una falacia que, a base de oírla, repetida una y otra vez por determinados políticos y medios de comunicación, nos la hemos creído ingenuamente.

Cuando “los mercados” tienen problemas, como los primeros días de agosto de 2007, no se les deja que “libremente” los solucionen, como cuando tienen grandes beneficios y entonces, sí que se reparten los dividendos “libremente”. Cuando se produce una crisis en los “mercados” (eufemismo para designar a las grandes corporaciones multinacionales) aparecen las instituciones públicas que, con nuestros impuestos, inyectan enormes sumas de dinero para mantener su liquidez y los políticos más señalados y los dirigentes de esas instituciones hacen declaraciones públicas para calmar y serenar la crisis. ¿Por qué no salen cuando hay despidos masivos por parte de esos mercados? ¿Por qué no utilizan nuestros impuestos para solucionar los problemas que nos causan a los trabajadores y trabajadoras esos mercados que se “deslocalizan” a países donde las condiciones laborales son todavía más degradantes e infrahumanas?

En la primera quincena de agosto se inyectaron 24.000 millones de dólares a los mercados en EEUU y 95.000 millones de euros a los europeos, obtenidos de los impuestos públicos. El presidente de EEUU, salía rápidamente a hacer declaraciones que “calmaran” la crisis en el negocio de las hipotecas de alto riesgo. Yo también pago en agosto una hipoteca. ¿Quién me va a inyectar alguna ayuda para pagar mi hipoteca? ¿Por qué a mí se me deja “libertad” para pagar mi hipoteca? Si no pago me embargan mis bienes. Pero a las grandes empresas y firmas hipotecarias no se les deja esta “libertad”. Porque, incluso aunque quiebren, nunca más se vuelve a saber del dinero que “desapareció”. Si no, que se lo pregunten a las compañías responsables de los últimos escándalos financieros en nuestro país o a los últimos directivos que han pasado por la cárcel. Es más, se le reclama al Estado que se haga cargo de esas deudas a cargo, como siempre, de nuestros impuestos.

Como ya advertía Kenneth Galbraith (1992) “cuando se trata de los empobrecidos, la ayuda y el subsidio del gobierno resultan sumamente sospechosos en cuanto a su necesidad y a la eficacia de su administración a causa de sus efectos adversos sobre la moral y el espíritu de trabajo. Esto no reza, sin embargo, en el caso del apoyo público a quienes gozan de un relativo bienestar. No se considera que perjudique al ciudadano el que se salve de la quiebra a un banco. Los relativamente opulentos pueden soportar los efectos morales adversos de los subsidios y ayudas del gobierno; pero los pobres no”. Por eso molesta tanto en occidente que Venezuela destine el dinero público para los más empobrecidos y que se “despilfarre” el dinero con las personas necesitadas, en vez de “invertirlo” en las compañías trasnacionales que generarían más beneficios…, para los de siempre, claro. De ahí que se acuse al presidente de Venezuela de practicar “populismo” y de despilfarrar el dinero público.

No hay “mercados libres”, salvo en la economía imaginaria. Cuando algunos políticos y medios hablan de libertad de mercados lo que menos existe son mercados libres, ya que todos los mercados son intervenidos, controlados, de tal forma que cuando se habla de libertad de mercado lo que se está diciendo es que no los controle el poder político, el sector público, sino que los controlen unas cuantas multinacionales, o los grandes centros de poder económico.

De hecho, esa supuesta devoción por el laissez faire, por el dogma del “libre mercado”, por este nuevo fanatismo religioso, desaparece cuando los intereses de los beneficiarios de la globalización se hallan en peligro. No sólo con la protección de las grandes compañías financieras cuando aparece una crisis, sino en todos los ámbitos: nos encontramos con políticas proteccionistas para los productos agrícolas y textiles, con subvenciones públicas a las empresas que han cometido errores desastrosos para evitar su quiebra y el despido de cientos de trabajadores y trabajadoras y con políticas militares de financiación a empresas de armamento. En todos estos casos se ha olvidado el libre mercado.

Son esas mismas corporaciones, que exultan la ideología neoliberal exigiendo la liberalización y la imposición de estrictas limitaciones a la intervención pública, en caso de despidos laborales o derechos sindicales, las que quieren y esperan de los gobiernos “asistencia social” en forma de rebajas fiscales o subvenciones, encauzando hacia ellas el dinero de los impuestos de todos y todas; una asistencia que, al contrario que los subsidios a la ciudadanía, exigen que se mantenga.

La doctrina del mercado libre se presenta pues, como plantea Chomsky (2001), en dos variantes: a) la doctrina oficial que se aplica a los estados y pueblos empobrecidos y que éstos tienen que aplicar estrictamente; y b) la doctrina extraoficial que “realmente existe”, es decir, aquella que considera que esa disciplina de mercado, aunque es buena y aplicable para ellos, no lo es para nuestras empresas, salvo por conveniencias momentáneas, pues tácitamente, las personas creyentes en el mercado equiparan sus intereses económicos particulares al bien común.

Indagando en esta “teoría del libre mercado que realmente existe”, un extenso estudio sobre las corporaciones transnacionales de Ruigrock y Van Tulder (1995) descubrió que “prácticamente todas las mayores firmas mundiales habían conocido una decisiva influencia de las políticas estatales y/o de las barreras comerciales sobre sus estrategias y posiciones competitivas”, y que por lo menos el 20% de las que aparecen en el ranking de la revista Fortune, no habrían ni sobrevivido como sociedades independientes de no haber sido salvadas por sus respectivos gobiernos, socializando las pérdidas, es decir, haciéndose cargo de ellas el Estado cuando tuvieron problemas. El mismo estudio señala que la intervención estatal, ha sido la regla más bien que la excepción durante los dos últimos siglos. La producción aeronáutica civil está hoy fundamentalmente en manos de dos sociedades: Boeing-McDonald y Airbus, cada una de las cuales debe en gran medida su existencia y su éxito a subvenciones públicas en gran escala. La misma pauta prevalece en los ordenadores y en la electrónica en general, en la automoción, la biotecnología, las comunicaciones, en realidad en prácticamente todos los sectores dinámicos de la economía. Sin estas y otras medidas extremas para interferir el mercado, es dudoso que las industrias del acero, del automóvil, de las máquinas herramientas y de los semiconductores hubieran sobrevivido a la competencia japonesa, o fueran capaces de avanzar con pie firme en las tecnologías emergentes.

En el nuevo análisis neoliberal el Estado reaparece como reasignador de los recursos a través del aumento de los gastos de defensa y de seguridad, y de las ayudas a las empresas y sectores en crisis. Sólo son partidarios de la libertad económica cuando las cosas van bien para ellos pero demandan muletas públicas cuando van mal.

Los mecanismos de protección de este “mercado libre” son muy variados y persistentes. La imaginación, en estos casos, parece no tener límite. No parecen ser algo coyuntural, sino claramente estructural. Una de las forma de protección más extendida es la dotación de ingentes recursos del erario público a la industria militar, desarrollada por empresas privadas. Durante los últimos seis años, más del 40% de las compras del Pentágono, es decir, un total de 362.000 millones de dólares, fueron realizadas sin licitación pública competitiva alguna, es decir, de una manera monopólica entre el complejo militar-industrial y la clase política. Actualmente, alrededor de la mitad del presupuesto del Pentágono es manejado por empresas privadas que son supervisadas por otras empresas privadas, mientras el control a través de funcionarios del Estado está siendo reducido sistemáticamente. El Estado ya sólo sirve para repartir el dinero público entre el gran capital bélico, “supervisado” por las empresas privadas de contabilidad. Pero, los beneficios son mutuos. Desde 1998 a la fecha, esas empresas han aportado 62 millones de dólares al Partido Republicano, comparado con 24 millones para los Demócratas (Dieterich, 2004). Igualmente, la “guerra de las galaxias” ha sido vendida al público como “defensa” y a la comunidad empresarial como un subsidio público para tecnología avanzada.

Por eso no es sorprendente que el sistema general de subsidios favorezca a las grandes explotaciones, ya que las ayudas están ligadas a la extensión y a la producción. La Comisión Europea admite que el 80% de las ayudas agrícolas las acumulan el 20% de las explotaciones. En Francia, apenas el 0,6% de la población total recibe las tres cuartas partes de las ayudas, y en España siete grandes familias terratenientes cobran tantas ayudas de la Unión Europea como 12.700 pequeñas explotaciones. En 2002 percibieron 14 millones de euros en subvenciones agrícolas: cantidad equivalente a la renta anual de 90.000 mozambiqueños. El multimillonario príncipe Alberto de Mónaco, recibe subvenciones millonarias destinadas a la agricultura, denunciaba en noviembre de 2005 Intermon-Oxfam. Estos subsidios provocan un dumping (venta por debajo del coste) en el mercado mundial. Y estos subsidios a los grandes terratenientes los pagan nuestros impuestos.

Estos mecanismos de asistencia social para la gente rica es lo que se ha denominado “socialismo para los ricos” que consiste en salvaguardar a las grandes empresas de la “disciplina del mercado”. Mientras, los países empobrecidos y las gentes indefensas son las adoctrinadas en el estricto dogma del “dios mercado”.

El problema es que cada vez la población en general se lo va creyendo más. Están consiguiendo ganar la batalla del sentido común, colonizando nuestro pensamiento e incluso nuestro lenguaje y nuestra imaginación. Los grandes medios de comunicación a su servicio lo repiten una y otra vez. La clase política lo reitera constantemente en sus discursos. Parece que hoy en día, como dice Susan Sontag, declararse en contra del libre mercado es como afirmar que se está en contra de la maternidad. El combate no sólo se libra en la economía, también está en el discurso y en el pensamiento.

* Profesor de la Universidad de León. Autor de La Globalización Neoliberal y sus repercusiones en la educación (2007). Barcelona; El Roure.

Original post by Eratóstenes Horamarcada

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La mentira del libre mercado: el nuevo “socialismo para los ricos”

August 25th, 2007 Posted in impuestos, pobreza No Comments »

Enrique Javier Díez Gutiérrez*

Diario de León (España)
19 de agosto de 2007

Se dice popularmente que cuando debes un millón al banco, tienes un problema; pero que cuando debes cien millones, es el banco quien tiene un problema.

Ésta es, en esencia, la clave que revela cómo funciona el mal llamado “libre mercado”. Porque no hay tal libre mercado. Es una falacia que, a base de oírla, repetida una y otra vez por determinados políticos y medios de comunicación, nos la hemos creído ingenuamente.

Cuando “los mercados” tienen problemas, como los primeros días de agosto de 2007, no se les deja que “libremente” los solucionen, como cuando tienen grandes beneficios y entonces, sí que se reparten los dividendos “libremente”. Cuando se produce una crisis en los “mercados” (eufemismo para designar a las grandes corporaciones multinacionales) aparecen las instituciones públicas que, con nuestros impuestos, inyectan enormes sumas de dinero para mantener su liquidez y los políticos más señalados y los dirigentes de esas instituciones hacen declaraciones públicas para calmar y serenar la crisis. ¿Por qué no salen cuando hay despidos masivos por parte de esos mercados? ¿Por qué no utilizan nuestros impuestos para solucionar los problemas que nos causan a los trabajadores y trabajadoras esos mercados que se “deslocalizan” a países donde las condiciones laborales son todavía más degradantes e infrahumanas?

En la primera quincena de agosto se inyectaron 24.000 millones de dólares a los mercados en EEUU y 95.000 millones de euros a los europeos, obtenidos de los impuestos públicos. El presidente de EEUU, salía rápidamente a hacer declaraciones que “calmaran” la crisis en el negocio de las hipotecas de alto riesgo. Yo también pago en agosto una hipoteca. ¿Quién me va a inyectar alguna ayuda para pagar mi hipoteca? ¿Por qué a mí se me deja “libertad” para pagar mi hipoteca? Si no pago me embargan mis bienes. Pero a las grandes empresas y firmas hipotecarias no se les deja esta “libertad”. Porque, incluso aunque quiebren, nunca más se vuelve a saber del dinero que “desapareció”. Si no, que se lo pregunten a las compañías responsables de los últimos escándalos financieros en nuestro país o a los últimos directivos que han pasado por la cárcel. Es más, se le reclama al Estado que se haga cargo de esas deudas a cargo, como siempre, de nuestros impuestos.

Como ya advertía Kenneth Galbraith (1992) “cuando se trata de los empobrecidos, la ayuda y el subsidio del gobierno resultan sumamente sospechosos en cuanto a su necesidad y a la eficacia de su administración a causa de sus efectos adversos sobre la moral y el espíritu de trabajo. Esto no reza, sin embargo, en el caso del apoyo público a quienes gozan de un relativo bienestar. No se considera que perjudique al ciudadano el que se salve de la quiebra a un banco. Los relativamente opulentos pueden soportar los efectos morales adversos de los subsidios y ayudas del gobierno; pero los pobres no”. Por eso molesta tanto en occidente que Venezuela destine el dinero público para los más empobrecidos y que se “despilfarre” el dinero con las personas necesitadas, en vez de “invertirlo” en las compañías trasnacionales que generarían más beneficios…, para los de siempre, claro. De ahí que se acuse al presidente de Venezuela de practicar “populismo” y de despilfarrar el dinero público.

No hay “mercados libres”, salvo en la economía imaginaria. Cuando algunos políticos y medios hablan de libertad de mercados lo que menos existe son mercados libres, ya que todos los mercados son intervenidos, controlados, de tal forma que cuando se habla de libertad de mercado lo que se está diciendo es que no los controle el poder político, el sector público, sino que los controlen unas cuantas multinacionales, o los grandes centros de poder económico.

De hecho, esa supuesta devoción por el laissez faire, por el dogma del “libre mercado”, por este nuevo fanatismo religioso, desaparece cuando los intereses de los beneficiarios de la globalización se hallan en peligro. No sólo con la protección de las grandes compañías financieras cuando aparece una crisis, sino en todos los ámbitos: nos encontramos con políticas proteccionistas para los productos agrícolas y textiles, con subvenciones públicas a las empresas que han cometido errores desastrosos para evitar su quiebra y el despido de cientos de trabajadores y trabajadoras y con políticas militares de financiación a empresas de armamento. En todos estos casos se ha olvidado el libre mercado.

Son esas mismas corporaciones, que exultan la ideología neoliberal exigiendo la liberalización y la imposición de estrictas limitaciones a la intervención pública, en caso de despidos laborales o derechos sindicales, las que quieren y esperan de los gobiernos “asistencia social” en forma de rebajas fiscales o subvenciones, encauzando hacia ellas el dinero de los impuestos de todos y todas; una asistencia que, al contrario que los subsidios a la ciudadanía, exigen que se mantenga.

La doctrina del mercado libre se presenta pues, como plantea Chomsky (2001), en dos variantes: a) la doctrina oficial que se aplica a los estados y pueblos empobrecidos y que éstos tienen que aplicar estrictamente; y b) la doctrina extraoficial que “realmente existe”, es decir, aquella que considera que esa disciplina de mercado, aunque es buena y aplicable para ellos, no lo es para nuestras empresas, salvo por conveniencias momentáneas, pues tácitamente, las personas creyentes en el mercado equiparan sus intereses económicos particulares al bien común.

Indagando en esta “teoría del libre mercado que realmente existe”, un extenso estudio sobre las corporaciones transnacionales de Ruigrock y Van Tulder (1995) descubrió que “prácticamente todas las mayores firmas mundiales habían conocido una decisiva influencia de las políticas estatales y/o de las barreras comerciales sobre sus estrategias y posiciones competitivas”, y que por lo menos el 20% de las que aparecen en el ranking de la revista Fortune, no habrían ni sobrevivido como sociedades independientes de no haber sido salvadas por sus respectivos gobiernos, socializando las pérdidas, es decir, haciéndose cargo de ellas el Estado cuando tuvieron problemas. El mismo estudio señala que la intervención estatal, ha sido la regla más bien que la excepción durante los dos últimos siglos. La producción aeronáutica civil está hoy fundamentalmente en manos de dos sociedades: Boeing-McDonald y Airbus, cada una de las cuales debe en gran medida su existencia y su éxito a subvenciones públicas en gran escala. La misma pauta prevalece en los ordenadores y en la electrónica en general, en la automoción, la biotecnología, las comunicaciones, en realidad en prácticamente todos los sectores dinámicos de la economía. Sin estas y otras medidas extremas para interferir el mercado, es dudoso que las industrias del acero, del automóvil, de las máquinas herramientas y de los semiconductores hubieran sobrevivido a la competencia japonesa, o fueran capaces de avanzar con pie firme en las tecnologías emergentes.

En el nuevo análisis neoliberal el Estado reaparece como reasignador de los recursos a través del aumento de los gastos de defensa y de seguridad, y de las ayudas a las empresas y sectores en crisis. Sólo son partidarios de la libertad económica cuando las cosas van bien para ellos pero demandan muletas públicas cuando van mal.

Los mecanismos de protección de este “mercado libre” son muy variados y persistentes. La imaginación, en estos casos, parece no tener límite. No parecen ser algo coyuntural, sino claramente estructural. Una de las forma de protección más extendida es la dotación de ingentes recursos del erario público a la industria militar, desarrollada por empresas privadas. Durante los últimos seis años, más del 40% de las compras del Pentágono, es decir, un total de 362.000 millones de dólares, fueron realizadas sin licitación pública competitiva alguna, es decir, de una manera monopólica entre el complejo militar-industrial y la clase política. Actualmente, alrededor de la mitad del presupuesto del Pentágono es manejado por empresas privadas que son supervisadas por otras empresas privadas, mientras el control a través de funcionarios del Estado está siendo reducido sistemáticamente. El Estado ya sólo sirve para repartir el dinero público entre el gran capital bélico, “supervisado” por las empresas privadas de contabilidad. Pero, los beneficios son mutuos. Desde 1998 a la fecha, esas empresas han aportado 62 millones de dólares al Partido Republicano, comparado con 24 millones para los Demócratas (Dieterich, 2004). Igualmente, la “guerra de las galaxias” ha sido vendida al público como “defensa” y a la comunidad empresarial como un subsidio público para tecnología avanzada.

Por eso no es sorprendente que el sistema general de subsidios favorezca a las grandes explotaciones, ya que las ayudas están ligadas a la extensión y a la producción. La Comisión Europea admite que el 80% de las ayudas agrícolas las acumulan el 20% de las explotaciones. En Francia, apenas el 0,6% de la población total recibe las tres cuartas partes de las ayudas, y en España siete grandes familias terratenientes cobran tantas ayudas de la Unión Europea como 12.700 pequeñas explotaciones. En 2002 percibieron 14 millones de euros en subvenciones agrícolas: cantidad equivalente a la renta anual de 90.000 mozambiqueños. El multimillonario príncipe Alberto de Mónaco, recibe subvenciones millonarias destinadas a la agricultura, denunciaba en noviembre de 2005 Intermon-Oxfam. Estos subsidios provocan un dumping (venta por debajo del coste) en el mercado mundial. Y estos subsidios a los grandes terratenientes los pagan nuestros impuestos.

Estos mecanismos de asistencia social para la gente rica es lo que se ha denominado “socialismo para los ricos” que consiste en salvaguardar a las grandes empresas de la “disciplina del mercado”. Mientras, los países empobrecidos y las gentes indefensas son las adoctrinadas en el estricto dogma del “dios mercado”.

El problema es que cada vez la población en general se lo va creyendo más. Están consiguiendo ganar la batalla del sentido común, colonizando nuestro pensamiento e incluso nuestro lenguaje y nuestra imaginación. Los grandes medios de comunicación a su servicio lo repiten una y otra vez. La clase política lo reitera constantemente en sus discursos. Parece que hoy en día, como dice Susan Sontag, declararse en contra del libre mercado es como afirmar que se está en contra de la maternidad. El combate no sólo se libra en la economía, también está en el discurso y en el pensamiento.

* Profesor de la Universidad de León. Autor de La Globalización Neoliberal y sus repercusiones en la educación (2007). Barcelona; El Roure.

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‘Primer empleo’, fracaso calderonista

July 16th, 2007 Posted in impuestos, reforma fiscal No Comments »

Pedro Zamora Briseño
Proceso
16 de julio de 2007

Colima, Col., 16 de julio (apro).- Concebido por la administración de Felipe Calderón como una manera de abatir la desocupación entre los jóvenes y la informalidad, el programa de Primer Empleo exhibe su fracaso al recibir una pobre respuesta de las empresas, denunció Eduardo Rodríguez Oreggia, coordinador del Instituto de Investigaciones sobre Desarrollo Sustentable y Equidad Social de la Universidad Iberoamericana (UIA).

Dijo que la participación de las empresas en el programa ha sido baja porque, en su opinión, pelear por un subsidio de un trabajador va acompañado de implicaciones que, a final de cuentas, salen más costosas.

Según el académico, resulta caro para las empresas pequeñas y medianas cumplir con todas las regulaciones fiscales para abrir una nueva plaza que no estaba programada, pues se ha estimado que el cumplimiento de todas las regulaciones incrementa en 60% el costo para el patrón.

Rodríguez Oreggia, quien visitó esta ciudad para participar en una reunión de funcionarios del área de fomento económico, dijo, en entrevista, que también resulta oneroso para las empresas cumplir todas las obligaciones fiscales, por lo que 80% de las pequeñas y microempresas se encuentran en la informalidad, sin registrar a sus trabajadores en el sistema de seguridad social y, en muchos casos, incumpliendo con el pago de impuestos.

“Hay una reforma laboral que no se tomó en cuenta, hay regulaciones fiscales muy complejas, que lo que hacen es que la gente se vaya a la informalidad, y hay programas sociales que también inciden en la informalidad… hay tres dimensiones que no se coordinaron a la hora de pensar en un programa público como el del Primer Empleo”, sostuvo.

Reforma laboral

El investigador de la UIA manifestó que debe hacerse un “ajuste fiscal” encaminado a reducir la informalidad, además que deben acelerarse los trabajos para realizar la reforma laboral, cuyas propuestas son desconocidas para el grueso de la población.

Criticó el hecho de que los programas sociales en materia de empleo se encuentran desligados de cuestiones relativas a la productividad laboral, pues “tienen dimensiones de políticas públicas desenfocadas”.

Eduardo Rodríguez comentó que esta situación es conocida por los gobernantes, pero “es por cuestiones políticas que no hacen una coordinación completa de todo el sistema institucional, se van a lo fácil: sacar un programa nuevo sin tener un estudio metodológico que lo sustente”.

Insistió que lo que hace falta es una reforma integral en los sectores estratégicos, pues por ejemplo “la actual propuesta de reforma fiscal no está enfocada a reducir la informalidad, lo que hace es seguir con distorsiones fiscales que no van a tener un impacto real en la reducción de la informalidad… a lo mejor por algún tipo de componente puede aumentar un poco la recaudación, pero si no va a tener impacto real sobre la informalidad, se va a quedar muy corta”.

Seguro Popular en lugar de IMSS

Refirió también que el Seguro Popular está afectando la formalidad del empleo, pues para evitar los costos de ingresar a los trabajadores al sistema de seguridad social, muchos empleadores les ofrecen inscribirlos en el primero con un consecuente desembolso mucho menor.

“De esta manera –explicó– tenemos un programa social subsidiado fuertemente de los impuestos federales, con un fin bueno, pero que incide negativamente en los trabajos formales… lo ideal sería que el gobierno se sentara con todos los políticos y dijera ‘aquí lo que conviene es tener un sistema único de seguridad social universal, financiado con todos los impuestos generales’, y de esta forma se corta la diferencia entre formal e informal”.

A juicio de Rodríguez Oreggia, el que haya sistemas de seguridad social tan fraccionados como IMSS, ISSSTE y Pemex, aumenta la desigualdad, pues se están dando beneficios a un grupo muy pequeño, con subsidios provenientes de impuestos que paga toda la población.

Sin cotizantes

Indicó que desde 1999 se ha estancado el número de cotizantes activos en el Seguro Social, lo que significa por una parte que no mejoran las finanzas de los sistemas de seguridad social, y por otra que hay una movilidad muy alta entre los cotizantes activos y los que están en la informalidad.

Remarcó que existe una gran movilidad entre muchos trabajadores que entran y salen del IMSS, los que a la hora de su jubilación no cubren los requisitos y generan que el Estado pague pensiones mínimas que salen de los impuestos generales.

“Entonces el Estado tiene que destinar recursos públicos para pagar pensiones mínimas, cuando esos recursos debían dedicarse a financiar otras cosas, y todo porque a lo largo de la vida laboral de ese trabajador, el Estado no se preocupó por focalizar todas las políticas públicas para reducir esa movilidad”.

Por lo tanto, puntualizó, “estamos pagando un costo muy alto, porque a mayor informalidad, la productividad del país es baja, no hay crecimiento, no hay mejores salarios, no hay empleos formales, la recaudación es baja, y además en el futuro vamos a tener que desviar también de los impuestos para pagar las pensiones mínimas, porque no se arregló todo esto”.

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‘Primer empleo’, fracaso calderonista

July 16th, 2007 Posted in impuestos, reforma fiscal No Comments »

Pedro Zamora Briseño
Proceso
16 de julio de 2007

Colima, Col., 16 de julio (apro).- Concebido por la administración de Felipe Calderón como una manera de abatir la desocupación entre los jóvenes y la informalidad, el programa de Primer Empleo exhibe su fracaso al recibir una pobre respuesta de las empresas, denunció Eduardo Rodríguez Oreggia, coordinador del Instituto de Investigaciones sobre Desarrollo Sustentable y Equidad Social de la Universidad Iberoamericana (UIA).

Dijo que la participación de las empresas en el programa ha sido baja porque, en su opinión, pelear por un subsidio de un trabajador va acompañado de implicaciones que, a final de cuentas, salen más costosas.

Según el académico, resulta caro para las empresas pequeñas y medianas cumplir con todas las regulaciones fiscales para abrir una nueva plaza que no estaba programada, pues se ha estimado que el cumplimiento de todas las regulaciones incrementa en 60% el costo para el patrón.

Rodríguez Oreggia, quien visitó esta ciudad para participar en una reunión de funcionarios del área de fomento económico, dijo, en entrevista, que también resulta oneroso para las empresas cumplir todas las obligaciones fiscales, por lo que 80% de las pequeñas y microempresas se encuentran en la informalidad, sin registrar a sus trabajadores en el sistema de seguridad social y, en muchos casos, incumpliendo con el pago de impuestos.

“Hay una reforma laboral que no se tomó en cuenta, hay regulaciones fiscales muy complejas, que lo que hacen es que la gente se vaya a la informalidad, y hay programas sociales que también inciden en la informalidad… hay tres dimensiones que no se coordinaron a la hora de pensar en un programa público como el del Primer Empleo”, sostuvo.

Reforma laboral

El investigador de la UIA manifestó que debe hacerse un “ajuste fiscal” encaminado a reducir la informalidad, además que deben acelerarse los trabajos para realizar la reforma laboral, cuyas propuestas son desconocidas para el grueso de la población.

Criticó el hecho de que los programas sociales en materia de empleo se encuentran desligados de cuestiones relativas a la productividad laboral, pues “tienen dimensiones de políticas públicas desenfocadas”.

Eduardo Rodríguez comentó que esta situación es conocida por los gobernantes, pero “es por cuestiones políticas que no hacen una coordinación completa de todo el sistema institucional, se van a lo fácil: sacar un programa nuevo sin tener un estudio metodológico que lo sustente”.

Insistió que lo que hace falta es una reforma integral en los sectores estratégicos, pues por ejemplo “la actual propuesta de reforma fiscal no está enfocada a reducir la informalidad, lo que hace es seguir con distorsiones fiscales que no van a tener un impacto real en la reducción de la informalidad… a lo mejor por algún tipo de componente puede aumentar un poco la recaudación, pero si no va a tener impacto real sobre la informalidad, se va a quedar muy corta”.

Seguro Popular en lugar de IMSS

Refirió también que el Seguro Popular está afectando la formalidad del empleo, pues para evitar los costos de ingresar a los trabajadores al sistema de seguridad social, muchos empleadores les ofrecen inscribirlos en el primero con un consecuente desembolso mucho menor.

“De esta manera –explicó– tenemos un programa social subsidiado fuertemente de los impuestos federales, con un fin bueno, pero que incide negativamente en los trabajos formales… lo ideal sería que el gobierno se sentara con todos los políticos y dijera ‘aquí lo que conviene es tener un sistema único de seguridad social universal, financiado con todos los impuestos generales’, y de esta forma se corta la diferencia entre formal e informal”.

A juicio de Rodríguez Oreggia, el que haya sistemas de seguridad social tan fraccionados como IMSS, ISSSTE y Pemex, aumenta la desigualdad, pues se están dando beneficios a un grupo muy pequeño, con subsidios provenientes de impuestos que paga toda la población.

Sin cotizantes

Indicó que desde 1999 se ha estancado el número de cotizantes activos en el Seguro Social, lo que significa por una parte que no mejoran las finanzas de los sistemas de seguridad social, y por otra que hay una movilidad muy alta entre los cotizantes activos y los que están en la informalidad.

Remarcó que existe una gran movilidad entre muchos trabajadores que entran y salen del IMSS, los que a la hora de su jubilación no cubren los requisitos y generan que el Estado pague pensiones mínimas que salen de los impuestos generales.

“Entonces el Estado tiene que destinar recursos públicos para pagar pensiones mínimas, cuando esos recursos debían dedicarse a financiar otras cosas, y todo porque a lo largo de la vida laboral de ese trabajador, el Estado no se preocupó por focalizar todas las políticas públicas para reducir esa movilidad”.

Por lo tanto, puntualizó, “estamos pagando un costo muy alto, porque a mayor informalidad, la productividad del país es baja, no hay crecimiento, no hay mejores salarios, no hay empleos formales, la recaudación es baja, y además en el futuro vamos a tener que desviar también de los impuestos para pagar las pensiones mínimas, porque no se arregló todo esto”.

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La riqueza insultante de Carlos Slim, fruto del paraíso fiscal mexicano

July 7th, 2007 Posted in Bill Gates, empresarios, impuestos, pobreza, reforma fiscal, Tania Meza No Comments »

Tania Meza Escorza
Desde abajo
5 de julio de 2007

La ironía que significa que el presunto hombre más rico del mundo sea mexicano, significa un tópico que toca los temas de la desigualdad y la injusticia, pues México representa un paraíso fiscal para los empresarios como el dueño del mayor monopolio de las telecomunicaciones en el mundo, y un verdadero “infierno” para los pequeños contribuyentes: “En un país lleno de pobreza como lo es México no puede haber el hombre más rico del mundo”, sentenció el economista Francisco Tobal Quezada, coordinador de finanzas de la Academia Hidalguense de Educación y Derechos Humanos (ACADERH).

Pachuca, Hgo., México.- Es “insultante” que Carlos Slim se convierta en el hombre más rico del mundo cuando en México se viven estados de alta marginación, desigualdad y pobreza.

Esto fue expresado así por el economista Francisco Tobal Quezada, coordinador de finanzas de la Academia Hidalguense de Educación y Derechos Humanos (ACADERH) quien recalcó que uno de los motivos por los cuales el presidente del Grupo Carso se ha convertido en el mayor magnate en el mundo, es gracias a los altos índices de evasión fiscal que el gobierno mexicano permite a los grandes empresarios como Slim.

Y a pesar de que unos lo llaman uno de los más ricos del mundo y otros no, para Quezada es lo de menos: “El lugar que ocupe. Es insultante para la población de México donde hay mediciones que indican que hasta el 70 por ciento de la población es pobre, aunque hay otras que dicen que sólo es 60. Pero de todas formas es injusto económicamente”.

La ironía que significa que el presunto hombre más rico del mundo sea mexicano, es un tópico que toca los temas de la desigualdad y la injusticia, pues, México representa un paraíso fiscal para los empresarios como el dueño del mayor monopolio de las telecomunicaciones en el mundo –Telmex, cedido a Slim por el expresidente Carlos Salinas de Gortari-, y un verdadero “infierno” para los pequeños contribuyentes: “En un país lleno de pobreza como lo es México no puede haber el hombre más rico del mundo”, sentenció.

“La labor del gobierno es distribuir la riqueza, a través de la política fiscal; sin embargo, se da trato preferencial a los ricos como se pretende en la reforma fiscal. Y la mayor parte de ellos son grandes evasores fiscales y el gobierno debe ser estricto con ellos, como es el caso de Slim.

“Se debe acabar con el trato preferencial para los grandes empresarios y dejar de perseguir a los pequeños contribuyentes; esto es la utilización de la desigualdad y la injusticia como herramientas del estado hacia la población”.

Y los benéficos para Slim se hacen mayores gracias a la diversificación de sus inversiones –señaló Quezada-, “por eso es difícil contabilizar su riqueza”.

Y aunque se ha dicho que Slim seguirá los pasos filantrópicos del magnate de las computadoras, el estadounidense, Bill Gates, como “una estrategia para lavar un poco la mala imagen que tienen los ricos”, las aportaciones del empresario mexicano serán tan solo del 5 por ciento, por todo lo anterior “esto es muy injusto”, sentenció el economista.

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La riqueza insultante de Carlos Slim, fruto del paraíso fiscal mexicano

July 7th, 2007 Posted in Bill Gates, empresarios, impuestos, pobreza, reforma fiscal, Tania Meza No Comments »

Tania Meza Escorza
Desde abajo
5 de julio de 2007

La ironía que significa que el presunto hombre más rico del mundo sea mexicano, significa un tópico que toca los temas de la desigualdad y la injusticia, pues México representa un paraíso fiscal para los empresarios como el dueño del mayor monopolio de las telecomunicaciones en el mundo, y un verdadero “infierno” para los pequeños contribuyentes: “En un país lleno de pobreza como lo es México no puede haber el hombre más rico del mundo”, sentenció el economista Francisco Tobal Quezada, coordinador de finanzas de la Academia Hidalguense de Educación y Derechos Humanos (ACADERH).

Pachuca, Hgo., México.- Es “insultante” que Carlos Slim se convierta en el hombre más rico del mundo cuando en México se viven estados de alta marginación, desigualdad y pobreza.

Esto fue expresado así por el economista Francisco Tobal Quezada, coordinador de finanzas de la Academia Hidalguense de Educación y Derechos Humanos (ACADERH) quien recalcó que uno de los motivos por los cuales el presidente del Grupo Carso se ha convertido en el mayor magnate en el mundo, es gracias a los altos índices de evasión fiscal que el gobierno mexicano permite a los grandes empresarios como Slim.

Y a pesar de que unos lo llaman uno de los más ricos del mundo y otros no, para Quezada es lo de menos: “El lugar que ocupe. Es insultante para la población de México donde hay mediciones que indican que hasta el 70 por ciento de la población es pobre, aunque hay otras que dicen que sólo es 60. Pero de todas formas es injusto económicamente”.

La ironía que significa que el presunto hombre más rico del mundo sea mexicano, es un tópico que toca los temas de la desigualdad y la injusticia, pues, México representa un paraíso fiscal para los empresarios como el dueño del mayor monopolio de las telecomunicaciones en el mundo –Telmex, cedido a Slim por el expresidente Carlos Salinas de Gortari-, y un verdadero “infierno” para los pequeños contribuyentes: “En un país lleno de pobreza como lo es México no puede haber el hombre más rico del mundo”, sentenció.

“La labor del gobierno es distribuir la riqueza, a través de la política fiscal; sin embargo, se da trato preferencial a los ricos como se pretende en la reforma fiscal. Y la mayor parte de ellos son grandes evasores fiscales y el gobierno debe ser estricto con ellos, como es el caso de Slim.

“Se debe acabar con el trato preferencial para los grandes empresarios y dejar de perseguir a los pequeños contribuyentes; esto es la utilización de la desigualdad y la injusticia como herramientas del estado hacia la población”.

Y los benéficos para Slim se hacen mayores gracias a la diversificación de sus inversiones –señaló Quezada-, “por eso es difícil contabilizar su riqueza”.

Y aunque se ha dicho que Slim seguirá los pasos filantrópicos del magnate de las computadoras, el estadounidense, Bill Gates, como “una estrategia para lavar un poco la mala imagen que tienen los ricos”, las aportaciones del empresario mexicano serán tan solo del 5 por ciento, por todo lo anterior “esto es muy injusto”, sentenció el economista.

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A un año de las elecciones, la gente sigue con Andrés Manuel

July 2nd, 2007 Posted in impuestos, reforma fiscal No Comments »

Información y fotografías obtenidas en el sitio del Gobierno legítimo.

Cero negociación con la derecha panista, pide López Obrador a legisladores del FAP
Gobierno legítimo de México
1 de julio de 2007

* No debemos ser una izquierda legitimadora ni comparsa de la agenda del FMI, puntualiza el presidente legítimo de México

* La reforma fiscal calderonista se basa en imponer nuevos impuestos al pueblo, sin tocar privilegios de una minoría rapaz, asegura

* Exige aplicar un plan de austeridad, combatir la corrupción y quitar las millonarias pensiones a ex presidentes

* ¿Qué sería del pelele sin la tele? Mediante la manipulación de los medios de comunicación tratan de imponerlo, asegura

* Expresa su solidaridad con el periodista José Gutiérrez Vivó, que fue asfixiado económicamente por no someterse al régimen

Desde el Zócalo, el corazón político del país, Andrés Manuel López Obrador, convocó a diputados y senadores del PRD, PT y Convergencia, que forman el Frente Amplio Progresista, a rechazar la reforma fiscal del gobierno espurio de Felipe Calderón, por considerar que no se debe negociar con quienes sostienen una política contraria al interés del pueblo y entregan la soberanía nacional al extranjero.Flanqueado por legisladores de las mencionadas fuerzas políticas, el presidente legítimo de México les recomendó cero negociación, porque “no podemos ser una izquierda legitimadora, mucho menos podemos adherirnos como comparsa a la agenda del Fondo Monetario Internacional”.Con base en el contenido de la reforma fiscal calderonista, aseguró que dicha iniciativa implica un aumento de impuestos para la mayoría de la población, profesionistas independientes, pequeños y medianos comerciantes y empresarios, sin tocar los privilegios fiscales de una minoría rapaz.Ante miles de ciudadanos que se concentraron en la Plaza de la Constitución, subrayó que la izquierda no debe establecer negociación alguna con la derecha panista, que todo lo deshumaniza y que está a favor de una política antipopular, entreguista y de empobrecimiento.En el tercero y último día de trabajos de la asamblea de la Convención Nacional Democrática (CND), explicó las razones de su llamado a los legisladores del Frente para no aprobar la reforma fiscal calderonista. “Lo legítimo en nuestro caso es no adherirnos como comparsa a la estrategia que insiste en mantener el atraso del país y el empobrecimiento del pueblo”, puntualizó.

Además la reforma fiscal es fruto de una recomendación del Fondo Monetario Internacional y se sustenta en la aplicación de nuevos impuestos que lesionarían la precaria economía de millones de familias en condiciones de pobreza, afirmó.

Señaló que con la simple aplicación de un nuevo gravamen a las gasolinas se desataría una escalada de precios en artículos de primera necesidad. La derecha panista “pretende cobrar más impuestos a los trabajadores y a la clase media a la que tratan con saña desagradecida. Y todo, sin tocar el oneroso gasto burocrático”, agregó.

En cambio, enfatizó, la agenda del Proyecto Alternativo de Nación establece la necesidad de cambiar la actual política económica por medidas encaminadas a reactivar el empleo, retomar el camino del crecimiento, entregar apoyos al campo y ofrecer oportunidades de estudio a miles de jóvenes.

Recordó que en los últimos 24 años de imposición de la política económica de corte neoliberal no hay crecimiento económico, no hay fuentes de empleo ni bienestar para el grueso de la población. En consecuencia, México se convirtió en el país que más mano de obra exporta al extranjero, pues cada año se autoexilian un promedio de 600 mil connacionales, abundó.

Para obtener mayores recursos, que se podrían canalizar a programas sociales, López Obrador recomendó al gobierno espurio eliminar los jugosos salarios que recibe la alta burocracia panista, así como a los ministros de la Corte, retirar las millonarias pensiones a los ex presidentes y combatir la corrupción.

A menos de seis meses de la entrada en vigor de la cláusula del TLC para América del Norte que permite la libre importación de maíz y fríjol, el presidente legítimo de México convocó al pueblo a participar en una campaña nacional por la soberanía alimentaria y la reactivación del campo, “porque en la salvación del campo está la salvación de México”.

Recordó que sin maíz no hay país y destacó la necesidad de defender al campo, a sus trabajadores y a las comunidades indígenas, “para que coman quienes nos dan de comer”.

Acompañado por la escritora Elena Poniatowska, dirigentes del PRD, PT y Convergencia, así como por el jefe de Gobierno del DF, Marcelo Ebrard y un nutrido grupo de escritores, moneros y defensores de los derechos humanos, expresó su solidaridad con los presos políticos, sobre todo con aquellos que se encuentran recluidos en penales federales, como el dirigente de la APPO, Flavio Sosa.

En cambio, demandó la renuncia y castigo para los gobernadores de Oaxaca y Puebla, los priistas Ulises Ruiz y Mario Marín, por ser los responsables de violar las garantías fundamentales del pueblo oaxaqueño y de la periodista Lydia Cacho.

Durante el mensaje que dirigió a los mexicanos, López Obrador se pregunto: ¿Qué sería del pelele sin la tele? Hay toda una estrategia para imponerlo a través de una manipulación de los medios de comunicación, aseguró.

La situación ha llegado al grado que la derecha panista “ha envilecido a un número significativo de periodistas y comunicadores y, los que no se han dejado someter, han sido amenazados, hostigados y asfixiados económicamente”.

Puso de ejemplo el caso del periodista José Gutiérrez Vivó, que durante 33 años transmitió Monitor. Al conductor de dicho informativo le manifestó su solidaridad y “le decimos que puede contar con nosotros”.

El presidente legítimo de México reiteró su determinación de convocar a una asamblea nacional extraordinaria de la CND para tomar las medidas necesarias, si el gobierno apócrifo de Calderón toma la determinación de enviar al Congreso de la Unión una iniciativa de reforma para entregar el petróleo al capital privado, sea nacional o extranjero.

Al informar que en los últimos seis meses recorrió un total de 530 municipios de los dos mil 500 del país, manifestó que más de un millón de mexicanos se incorporó como representantes del Gobierno Legítimo de México y que la meta es llegar a cinco millones de ciudadanos en el año 2008.

Al final de su intervención, López Obrador llamó a los mexicanos a no perder la fe, a defender los intereses de la Nación, a ser perseverantes en la lucha por los ideales y la causa, que es transformar a México, “porque tarde que temprano surgirán las opciones para renovar y construir las nuevas instituciones de la República, la nueva legalidad, la nueva economía, la nueva forma de hacer política y una sociedad menos desigual y más humana”.

A la asamblea de la CND asistieron también el ex jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Alejandro Encinas Rodríguez, representantes de las redes ciudadanas e integrantes del Gabinete del Gobierno Legítimo.

Original post by Eratóstenes Horamarcada

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Promesas incumplidas

June 23rd, 2007 Posted in economia, impuestos, reforma fiscal No Comments »

Carlos Acosta Córdova
Proceso
23 de junio de 2007

México, D.F. (apro).- Ya estamos acostumbrados. Lo que promete un candidato, difícilmente lo cumple como presidente. El entusiasmo y las ganas de convencer terminan siempre por chocar con la cruda realidad. Felipe Calderón no ha sido la excepción. Su experiencia en la política y en las lides parlamentarias, y aun su voluntad, no le alcanzaron para llevar a buen puerto todo lo que prometió en materia impositiva.

El paquete de iniciativas para modificar el marco tributario que envió al Congreso de la Unión, es una prueba fehaciente del poco margen de maniobra en que se mueve, de cuán acotado está. La necesidad de congraciarse con los partidos políticos de oposición, el miedo a causar un malestar social mayúsculo y lo obligado que está a no lastimar a hombres y empresas que le ayudaron a financiar su campaña, terminaron por orillarlo a presentar una reforma fiscal que dista mucho de lo que el candidato proponía, lejana de los cambios que requiere el sistema impositivo y muy remota para satisfacer las ingentes necesidades sociales.

De los candidatos presidenciales, Felipe Calderón era quien más conocimiento mostraba en el tema de los impuestos. Con claridad hablaba de los problemas estructurales del sistema impositivo, particularmente en el caso de la recaudación. Las maestrías en Economía en el ITAM, y en Administración Pública en la Universidad de Harvard, más su experiencia en la política como líder del PAN y como legislador, le permitían un conocimiento más preciso del entorno económico nacional, de sus debilidades y fortalezas.

Con esas tablas, hablaba, por ejemplo, de que la escandalosa evasión fiscal que había en el país, era una muestra clara del problema estructural que había en materia de recaudación. Que una de las maneras de incrementar ésta –para hacer competitivo al país, generar más recursos e impulsar la economía– era hacer más simple el pago de los impuestos. Que él, como presidente, lo iba a hacer, y para ello empezaría por bajar la tasa del Impuesto Sobre la Renta, del 28% actual a una de entre 15% y 20%; que sería una tasa única y sin las excepciones que benefician a unos cuántos que son muy ricos. También, que el comercio informal sería incorporado a la base de contribuyentes. Que, para ir acordes con la tendencia internacional, se priorizarían los impuestos al consumo, más que al ingreso.

En uno de los debates públicos con los otros candidatos presidenciales, dijo tajante:

“Voy a reducir los impuestos para quienes trabajan, producen o generan empleos y voy a simplificar sus pagos. Voy a bajar la tasa del impuesto sobre la renta, y pagar impuestos será más sencillo que nunca. Hacer una declaración (de impuestos) la podrás hacer sencillamente y sin la ayuda de nadie. En mi propuesta está considerado que no se gravarán los ingresos menores a cuatro salarios mínimos. Es decir, quien gane menos de cinco mil pesos al mes no pagará impuestos por trabajar. Y de ahí, de manera progresiva, se va a pagar muy fácilmente. Va a ser muy fácil pagar ese impuesto. Segundo, voy a transparentar totalmente los impuestos que pagamos. Voy a manejar en caja de cristal el dinero del pueblo…”

Eso, como candidato. Después, ya presidente, lo repetía. Y, más, la Secretaría de Hacienda, a través del Servicio de Administración Tributaria, se encargó, a principios de año, de mostrar las debilidades del sistema tributario, con tal alarma que hacían especular sobre un cambio radical.

Aquí mismo escribíamos que, con base en un estudio reciente del ITAM –encargado por el SAT–, que por los tratamientos diferenciados en la aplicación del IVA –tasa cero, exenciones, tasa baja en la frontera–, el fisco perdió el año pasado poco más de 187,000 millones de pesos, casi un 2% del PIB. Y que, en el caso del Impuesto sobre la Renta, por todos los tratamientos especiales, los múltiples beneficios para grandes consorcios, que ya no se justifican, las exenciones, deducciones y créditos al salario, dejaron de ingresar al fisco, en 2006, cerca de 296,000 millones de pesos, casi el 3.3% del PIB.

Si a esas cantidades se agrega una evasión fiscal, que el propio SAT estimó para 2006 en 221,202 millones de pesos, la cifra que no llega a las arcas públicas supera los 700,000 millones de pesos.

Pero luego de seis meses de intenso cabildeo del secretario de Hacienda, Agustín Carstens, y su equipo, con las fuerzas políticas de oposición y con grupos empresariales, a lo que se llegó fue a una propuesta de reforma fiscal que en nada se parece a lo que proponía el candidato Calderón y muy ajena para corregir las debilidades del sistema tributario que se han señalado recientemente. Peor, la propuesta presentada sólo le redituará al gobierno unos 300,000 millones de pesos… pero en todo el sexenio.

Pero bajo la lógica de “de lo perdido, lo que aparezca”, el gobierno de Calderón logró proponer algunas simplificaciones y mecanismos de control, algún rasguño a la informalidad y corresponsabilizar a los gobiernos estatales en la recaudación. Aunque, hay que reconocerlo, también el esbozo de una corrección necesaria: el nuevo impuesto, la Contribución Empresarial de Tasa Única (CETU), de aprobarse, apunta a la eliminación de los privilegios que tanto daño hacen al fisco.

Pero, intocado el IVA, seguirán las grandes devoluciones, escandalosas, a los grandes grupos empresariales.

El debate apenas empieza.

22 de junio de 2007

cgacosta@proceso.com.mx

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